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Decía Pablo Prigioni después de sumar la primera victoria de la temporada que su equipo había jugado bien, pero que era necesario hacerlo «excelente». Palabras que plasman la autoexigencia del técnico argentino, pero que también subrayan la necesidad de que el Baskonia mantenga una línea ... de progresión en su juego ante las complicaciones que llegan. Al fin y al cabo, el duelo ante el Estudiantes también tuvo sus zonas de sombra, momentos de destemple y algún agujero negro de juego que tampoco pusieron en peligro la victoria.
La prueba que se le presenta hoy al conjunto azulgrana es una historia completamente distinta a la vivida anteayer en el refugio del Buesa Arena. Rinde visita al Gran Canaria, una cita que siempre es sinónimo de complicaciones. El Baskonia puede presumir de su potencial y proyectar en el futuro todo lo que puede llegar a ser, pero el rival de hoy es, sobre el papel, un escollo más duro que el Estudiantes. Los vitorianos están en fase embrionaria, pero conviene no olvidar que en idéntico estado se encuentra el resto de contendientes. El Gran Canaria no es una excepción, aunque parece mantener ese sello de solvente que atrae las victorias más allá de que su baloncesto brille con mayor o menor fulgor. En la jornada inaugural se deshizo de un correoso Gipuzkoa Basket en el Gran Canaria Arena para después controlar sus vaivenes y rescatar un triunfo en la cancha del Tecnyconta Zaragoza. La escuadra de Luis Casimiro mantiene la eficacia plena en los dos primeros compromisos del curso.
Pablo Prigioni
Después de recuperar a Shengelia y Beaubois, el Baskonia vuelve a un esquema más equilibrado de plantilla, el mismo que evita soluciones y experimentos alternativos no siempre fiables. Todavía siguen bajo cuidados médicos McRae y Garino, aunque la presencia de Delfino y Janning ayuda a tapar dichas vacantes. Mientras el argentino asume un papel secundario, el escolta estadounidense ya ha demostrado en los dos duelos ligueros que su acierto triplista puede ayudar a cambiar el devenir de un partido. La reincorporación de efectivos, a falta de la contratación de un 'cuatro' al que aún se espera, convierte ahora al Baskonia en un plantel de grandes hechuras, con un arsenal notable todavía por orquestar. Lo que se dice, un 'grande'.
Lograda la primera victoria de la temporada ante el cuadro colegial, el Baskonia abre esta noche un corto periplo viajero. Primero le lleva a Las Palmas, el próximo jueves le situará en Creta, donde se medirá a un Olympiacos 'castigado' con el exilio por incidentes pasados sucedidos en su cancha, y finalmente hará otra parada liguera en Fuenlabrada. Entre dos islas se podrá medir la capacidad del equipo alavés para mantener el rumbo con su progresión a cuestas ante rivales de entidad. Ahora mismo, Pablo Prigioni es el primero en reconocer que su plantilla se encuentra «al 50 %» de sus posibilidades y sabe de la importancia de mostrar el perfil sólido ante el plantel isleño. «Siempre he pensado que los equipos que son capaces de hacer buenos partidos en Canarias y ganar están preparados para cosas importantes», aseguraba tras el triunfo ante el Estudiantes.
La última victoria lograda por el Baskonia en la cancha del Gran Canaria se remonta al 13 de octubre de 2012, cuando dirigido por Dusko Ivanovic se impuso con un claro 64-80 en la tercera jornada liguera. Desde entonces, el conjunto insular ha echado el candado en cada visita del equipo azulgrana, que hay caído en tierras insulares en sus últimas siete visitas.
La pasada campaña, el Baskonia naufragó en el duelo de la fase regular (74-61) para después caer en el segundo encuentro del ‘play off’ de cuartos de final por 94-79. Se trata de una de las canchas que peor se le da al Baskonia en territorio ACB.
Sin embargo, en el choque de hoy el Gran Canaria también afronta sus propias incertidumbres. El club insular aspira a acercarse cada vez más a los vagones de primera clase de la Liga ACB, asientos de los que ha disfrutado en las últimas temporadas pero en los que todavía no se le considera como un pasajero fijo. Su pleno de dos victorias da el primer empujón a un proyecto que también ha registrado cambios aunque mantiene las líneas maestras marcadas por Casimiro y sustentadas por jugadores como Albert Oliver, Eulis Báez o Anzejs Pasecniks.
Luis Casimiro
A este núcleo duro se suman incorporaciones que pretenden garantizar la competitividad canaria. El hebreo Gal Mekel toma el testigo de McCalebb, Marcus Erikkson se convierte en una amenaza triplista quizás más peligrosa que Kyle Kuric y la presencia de Shaquielle McKissic también dota de puntos a la línea exterior. En la pintura gana centímetros con la llegada del checo Ondrej Balvin y la del estadounidense Luke Fischer. El Gran Canaria cuenta con tres pívots por encima de los 2,10 metros, lo que invita a una lucha de altas torres frente a Ilimane Diop, Johannes Voigtmann y Vincent Poirier.
Con semejantes cordilleras, Shengelia y Báez parecen poco menos que interiores de bolsillo. No obstante, Casimiro centra el foco en Granger y Huertas, «los dos mejores bases de la Liga en cuanto a nivel de anotación, sostiene. «Nos enfrentamos a un equipo largo, con jugadores de primerísimo nivel y donde, si hay una lesión, llega un temporero de primer nivel europeo como Janning cuyo fichaje nosotros ni siquiera podríamos plantearnos», apunta el preparador insular.
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