Hacía una tarde casi veraniega en Málaga hasta que se desató el huracán Fontecchio. Levantó viento y amenazó tormenta durante el primer cuarto. 15 puntos sin fallo. Cuatro gotas. Brizuela trajo de vuelta el sol y nubló las ideas del Baskonia, que no encontró en ... toda la tarde otro referente ofensivo que no fuera el italiano.
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Estaba llamado a serlo Baldwin, frustrado con los árbitros por sus tres prematuras faltas personales y las que alega que no le pitan a su favor. Nada nuevo. Lo que sí sorprende es lo de Giedraitis, la tercera pata de la línea exterior, la que el año pasado era la primera y este no hay manera de que enlace dos buenos partidos seguidos. Es el modelo de la inconsistencia azulgrana, de esa ruleta rusa interminable decidida a caminar en el alambre de aquí a final de temporada.
El lituano era un hombre importante para Ivanovic y lo sigue siendo para Spahija. Raro es el día que no se va por encima de los 30 minutos de juego, anoche 32, en el que vivió todo tipo de situaciones. Negado durante los tres primeros cuartos. Desplazado al puesto de escolta, apenas entra en juego. Erró las tres bombas que intentó y no se percibe su amenaza en las contadas ocasiones que es protagonista de los ataques.
Corrió al contraataque para anotar sus primeros puntos a falta de seis minutos para el final y se empleó en defensa a la espera de que llegara su momento. Con el criterio extraviado de los bases de ambos bandos, los instantes finales fueron un descontrol total del que Giedraitis fue partícipe. Primero Baldwin, que falló dos tiros libres y los enlazó con una pérdida de balón fatal que acabó en triple de Bouteille. 70-68 a falta de pocos más de dos minutos.
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Sin tiempo para lamentarse, el balón le llegó a Giedraitis en la siguiente jugada y se jugó lo que se considera un mal tiro. En una jugada poco elaborada. Pero clavó el primer triple que intentaba y devolvía un mando en el marcador (70-71) que los azulgranas ya no soltarían. Pero recuerden, el juego era un despropósito. Sobre todo fruto de este Baskonia que pierde el control del rebote (48-42), que concedió ¡20! capturas ofensivas al Unicaja y en el que apenas hay movimiento sin balón en los ataques en estático. Por eso, no le queda otra que jugársela desde más allá del 6,75 antes de que se acabe la posesión.
Spahija mantuvo a Baldwin en cancha, que anotó el palmeo definitivo (70-73), y le entregó los siguientes ataques a Giedraitis, que falló dos triples consecutivos. Y por si fuera poco, al lituano se le escapó el balón con el que el Baskonia debía liquidar el encuentro en el que era su último ataque. Brizuela ya había recortado diferencias y galapaba a por el triunfo del Unicaja. Menos mal que estuvo listo Fontecchio gastando una de las dos faltas que tenían antes de llegar al bonus.
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Una acción que no suma a su carta estadística de 30 puntos y 40 de valoración de los 82 que tuvo en total el equipo. Revisor, maquinista y locomotora de este tren azulgrana que a punto estuvo de descarrilar en Málaga y en el que no para de haber recortes en plantilla. Los tres canteranos, sin jugar. A Costello, infrautilizado como 'cuatro', llamado a filas para los cuatro segundos finales en detrimento de Enoch, se le escapó Brizuela. Pero el donostiarra perdonó.
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