Ganar para volver a luchar otro día más

Será el séptimo duelo. De los seis anteriores, se perdieron cuatro. El del jueves, dos en 1987, allá en la protohistoria cuando el equipo llevaba Caja de Álava en la camiseta, y otro en 1992. Luego se remontaría aquella serie (1-2), tras empatarla en Zurbano y tomar en el tercero y definitivo asalto el pabellón de la avenida Cesáreo Alierta, padre del alto ejecutivo de Telefónica, presidente del Real Zaragoza en los cincuenta y alcalde de la ciudad entre 1966 y 70.

Desde las 12.30 horas toca agarrarse al baloncesto que los de Perasovic demostraron ser capaces de jugar en la Euroliga y a ese recuerdo triunfal de hace 27 años –Stan Okoye, la estrella del Tecnyconta acababa de cumplir un año cuando todo esto sucedió– para evitar el abrupto final de una temporada que prometía gloria. Hay que ganar para volver a pelear otro día. En concreto, el miércoles 5, a las 19.15 horas.

¿Y cómo se le ganó al Zaragoza –a aquel CAI Zaragoza, porque el de ahora técnicamente es otra sociedad deportiva– en aquel play off anterior al nacimiento de Alocén o Barreriro, dos de las claves de la victoria maña en Vitoria? Pues con un tal Joe Arlauckas que hizo 27 puntos pese a no superar el 44 % de acierto en tiros de campo. Con un tremendo Ramón Rivas que acompañó sus doce puntos (con similar flojo porcenaje) con 10 rebotes. Con un Pablo Laso que arrimó 13 puntos y 4 asistencias al ascua de los 17 tantos de Chicho Sibilio y los 19 de David Wood. Dos triples cada uno, de los cinco del equipo, pusieron el88-92 final. Sí, entonces ya se ganaban los partidos desde el arco y machacando aros. Ahora se lanza muchísimo más del perímetro –así superó, por ejemplo, el Unicaja al Valencia–, pero tampoco ha cambiado tanto el juego desde que Herb Brown se impuso en la capital aragonesa al conjunto de Manel Comas en el que los hermanos Arcega aportaron 27 y 19 tantos.

Lo que no puede suceder es que Justiz domine las zonas como lo hizo en el primer partido. Que los azulgrana no acierten desde el triple, al punto que la penosa estadística de 9 de 27 intentos del primer partido sea en realidad hasta tramposa porque se maquilló con el acierto de Granger cuando el partido ya estaba decidido. El dos de cinco de Garino, el uno de cinco de Vildoza y el cero de cinco de Hilliard tienen que quedar en el baúl de las anécdotas.

Tampoco puede ser que a Fran Vázquez, el último romántico del tiro a media distancia, se le flote cuando se planta en la bombilla. Hasta 10 puntos sin ninguna oposición generó el veterano interior gallego. O que Carlos Alocén, a sus 18 años, temple y mande en los momentos más comprometidos. El prometedor base tiene un talento descomunal. Okoye se declara un enamorado de su juego y no esconde que su propia progresión se debe en parte a lo mucho que se divierte jugando a su lado. Pero en las luchas individuales, por calidad y por experiencia, los azulgrana tienen que salir victoriosos. Salvo que prefieran empezar ya las vacaciones.