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Así está el futuro de la plantilla del Baskonia: dos jugadores con contrato podrían salir

Llegó el pasado verano como base suplente y un contrato de una temporada y otra adicional. Su rendimiento ha sido extraordinario, sobresaliente y por ello el club ha ejecutado su derecho a alargar su vinculación. Sin embargo, el base ha sido el máximo asistente de la Euroliga (7,3 asistencias) y tiene a varios equipos interesados en sus servicios. Especialmente el Estrella Roja, que le ofrece un buen contrato y pagar una cláusula que supondría una buena inyección económica (algo más de 400.000 euros). Su continuidad es complicada y pasa por una importante mejora contractual.

Más allá de sus sensacionales estadísticas, su capacidad física y de liderazgo del equipo han sido cautivadores. No se le puede poner ni un pero en su año de debut en la máxima competición continental. Su continuidad generaría una satisfacción generalizada entre el baskonismo al igual que en los casos de Howard y Sedekerskis.

El Baskonia estaba decidido a realizar una plantilla de trece jugadores, pero no encontraba al tercer base. Peñarroya lo demandaba, pero no le llegó a tiempo antes de ser cesado. Dusko Ivanovic lo exigió a su llegada a Vitoria y el club incorporó a Chiozza. El timonel prometido no entró con fuerza en el equipo y el club se planteó ejercer la cláusula de corte antes de enero. Aguantó gracias a la decepción de Mannion y pese a terminar la temporada como segundo base y en mejor forma, sus opciones de renovar son inexistentes. 10:20 minutos en Euroliga y uno más en ACB encabezan sus pobres estadísticas.

Futuro lejos de Vitoria. Llegó como remiendo al final de enero. Hacía un mes que Mannion se había marchado y el ser un jugador que estuvo a las órdenes de Dusko Ivanovic en el Besiktas pesó en la decisión de incorporarle. El club pagó un pequeño traspaso al Metropolitans 92 y su papel no ha podido ser más residual. No ha llegado a los diez partidos en ACB ni a la decena de minutos en ninguna competición y su exequipo francés ha descendido y está cerca de la desaparición.

El escolta estadounidense es sin ningún tipo de dudas el jugador franquicia del Baskonia. La piedra angular que aceptó una primera renovación en octubre ante el temor de que este verano pudiera irse gratis y otra extensión aún mayor en mayo, cuando la mitad de los equipos más poderosos de Europa se peleaban por el máximo anotador del continente (19,5 puntos).

Con un suculento contrato a la altura de los mejores de la historia del club, la cláusula de salida 2 millones y la negativa azulgrana a cualquier negociación sobre su estrella aseguran al menos su tercera temporada en Vitoria. Howard, como antes Shengelia y otros ilustres, tiene la ambición de levantar un título en Vitoria y ahora debe desarrollar la capacidad para liderar el equipo. El asunto más complejo es rodearle de la mejor manera con las consabidas limitaciones económicas para que sufra menos en defensa.

El serbio ya no escribirá más páginas de la historia del Baskonia. La oferta del equipo de su vida, el Partizan, hizo que el club cejara en su intento por renovarle y asumiera enseguida su marcha. Se va con honores. 198 partidos disputados en tres temporadas, y una meritoria ascendencia en su estancia como baskonista. Atravesó un primer año decepcionante tras el que tuvo un pie fuera del equipo, pero se reencontró con Peñarroya tras su inesperada relevancia en la selección Serbia de Pesic y ha seguido progresando este año con Ivanovic (11 puntos, 38,4% en triples en Euroliga). Aún con margen de mejora a sus 27 años, será ovacionado cada vez que regrese al Buesa. Sustituirle es una de las tareas complicadas del verano.

Final de temporada esperanzador. Le costó horrores hacerse paso tanto con Peñarroya como con Ivanovic, pero en el desenlace del curso mostró su notable y rápida mecánica de tiro y capacidad reboteadora. Tiene contrato hasta 2026 y nada hace pensar en otra cosa que no sea su continuidad. En su segundo año, deberá ganar un peso mayor en la rotación del equipo. Lo mejor es que aún tiene 22 años y se le atisba un elevado potencial tras una incipiente carrera llena de vaivenes.

Temporada de confirmación como capitán del equipo. No había dudas de su nivel, ahora refrendado sobradamente sin contratiempos físicos, y tampoco puede haberlas ahora de sus galones. Renovado hasta 2029 pese al interés de muchos equipos europeos e incluso algún interés al otro lado del charco. Una apuesta segura del club por un jugador que sueña con ver su camiseta colgada en el techo del Buesa Arena.

El estonio acaba contrato el 30 de junio y le acompaña el mismo cantar de todos los veranos. Se le ve potencial, pero no acaba de dar un paso al frente. Sus dos últimos partidos fueron notables, pero el resto de la temporada se la ha pasado en su mayoría al fondo del banquillo.

Sin Peñarroya, aún jugó menos, pero su condición de cupo de formación, las dificultades en encontrar jugadores nacionales y una renovación contractual asequible le hacen contar con opciones de seguir. El club le ha trasladado su propuesta; ahora debe decidir.

Los agentes del madrileño intentaron el año pasado llegar a un acuerdo de renovación con el club por dos temporadas. Sin embargo, la extensión se quedó en tan solo una, con otra adicional que el club no va a jecutar. El ala-pívot cuenta con el interés de varios equipos de la ACB y algún extranjero que disputa competiciones europeas y ya ha comenzado a sondear sus opciones. Como con Raieste, su condición de cupo no le cierra la puerta del todo. Este año parecía que iba a ganar más peso sobre la cancha, pero ni primero con Peñarroya ni luego con Ivanovic logró regularidad en sus apariciones.

Situación parecida a la de Miller-McIntyre. Notable temporada individual, redimido de su escaso protagonismo el año pasado en el Mónaco. El club puede extender su vinculación por una campaña más y su cláusula de salida es elevada. Es a partir de aquí donde aparecen las diferencias entre su futuro y el del base.

El nigeriano no ve con malos ojos explorar otro posible cambio de aires. Por el momento, no ha llegado ninguna oferta a las oficinas del Buesa Arena, pero la dirección deportiva aún no ha hecho una declaración de intenciones sobre si apuesta verdaderamente por su continuidad o le sitúa en el mercado para una posible venta. Se le ha vinculado con el Barcelona, pero el interés culé no tiene solidez.

En el final de temporada se ha visto su importancia en el equipo. Pero, como Marinkovic, acaba un contrato ascendente de tres temporadas y su renovación no es nada fácil. Costello es un jugador con mercado en la Euroliga y que tiene una suculenta oferta del Valencia Basket. En caso de que el jugador la aceptara, el club tendría la opción de ejercer su derecho de tanteo, pero le obligaría a ofrecerle mucho dinero por la renovación. El año pasado el Maccabi, uno de los equipos más poderosos económicamente, quiso hacerse con sus servicios pero se vio ahuyentado por la alta cláusula y la parca intención negociadora del club. Después, su rendimiento fue irregular e inconstante hasta el mes final.

Las molestias en el hombro que le han llegado a obligar a cambiar de mano para lanzar tiros libres centran ahora mismo el foco de atención. Si finalmente no sufre ninguna lesión de gravedad, el club le ofrecerá renovar. Pero todo queda a expensas de los exámenes médicos y la decisión que tome el propio jugador. El estonio ha realizado una temporada por debajo de la anterior, en la que se entendió de maravilla con Darius Thompson.

Su primer año en Vitoria ha sido para olvidar. Problemas de adaptación al vertiginoso ritmo de juego, dolores de espalda y una lesión de muñeca acabaron de condenarle. En julio recibirá el alta médica y el club mantiene la confianza plena en sus capacidades. «Va a ser su año», se atrevió a vaticinar Félix Fernández en el desayuno informativo. Si continúa Dusko Ivanovic como entrenador, deberá superar las exigentes demandas que el montenegrino realiza a sus pívots. Los 700.000 euros de su traspaso el verano pasado suponen una presión añadida.

Savkov, Hanzlik, Ndiaye, Vit Hrabar y Joseba Querejeta son los cinco jugadores que han estado vinculados al primer equipo en algún momento del curso. Ninguno tiene fácil hacerse con una ficha. Ndiaye es el único que ha mostrado sus aptitudes en la ACB. Empezó muy bien su cesión en Palencia, con grandes actuaciones contra Barcelona y Real Madrid, pero ha terminado lesionado y no ser cupo de formación corre en su contra. Savkov y Hanzlik sí lo son, pero su campaña en LEB Oro ha sido discreta. Todavía están disputando el play off de ascenso a la ACB. Por su parte, el salto desde el filial (liga EBA) para Hrabar y Querejeta, u otros jóvenes como Aleksandr Savkov (hermano de Pavel) y Seydina Faye se antoja excesivamente grande.