Fin al año baskonista de la finta sin remate

Lástima que el Baskonia se quedase todo el ejercicio varado en los exámenes parciales después de saber la teoría al dedillo y demostrarlo con rotundas y bellas prácticas sobre la cancha. Una campaña donde fintó hacia la grandeza y, sin embargo, no superó la raya que separa las ilusiones fundadas por un juego muy divertido y espectacular de una realidad decepcionante. Un amagar la canasta sin el remate necesario.

Con el trofeo de la regularidad ya en las vitrinas del Palau se abrocha una temporada de neto dominio de los clubes nacionales en las competiciones del continente. Las dos piezas principales, y muy en este orden, vinieron al mapa deportivo de la ACB. El último milagro de Llull coronó a la Casa Blanca el 21 de mayo en Belgrado ante el Olympiacos, favorito de la Euroliga por dominar la fase regular, la solidez de su baloncesto y la ascendencia de Vezenkov. Muy probablemente el título madridista mantenga en el banquillo del WiZink Center a un Chus Mateo cuestionado hasta entonces tras la década larga y triunfal del vitoriano Pablo Laso, comprometido ya con el Bayern Múnich.

Dos semanas y media antes, el 3 de mayo, el Gran Canaria que ejercía como local levantó la Eurocup en el duelo definitivo contra el Turk Telecom de Ankara. El éxito de un club con histórico buen ojo para las contrataciones desde los tiempos de Himar Ojeda (Alba Berlín) en la dirección deportiva insular. Y del esloveno Jaka Lakovic, un técnico sobradamente preparado pero de modales suaves para lo que se estila.

Desde luego, que tras una campaña sin nada que llevarse a la boca, el Barcelona necesitaba el título liguero. El mínimo exigible a un plantillón -también lo tiene el Real Madrid, saciada su hambre con el trofeo continental de caza mayor- que salva los muebles en la casa de Sarunas Jasikevicius. Una muesca más para la entidad culé la noche en que se despidió Mirotic, excelente jugador al que se le reprochan aportaciones acordes a su caché en las grandes citas y reconocido como mejor hombre en la final de la ACB.

A los dos transatlánticos del fútbol con secciones de baloncesto se les exige pelear por el trofeo doméstico y acudir cada curso a la F4 europea. De ahí que cada uno a su manera haya cumplido la parte a la que le obligaba el contrato moral.

Pero si algún equipo se ha hecho acreedor a la mención de escuadra emergente es el Unicaja que dirige el alavés Ibon Navarro. El club malagueño logró en febrero la Copa de Badalona tras eliminar sucesivamente a Barça y Real Madrid antes de derrotar en el duelo decisivo al Tenerife. Y, además, el conjunto andaluz concluye la ACB en el tercer puesto después de vencer al recurrente rival canario de Txus Vidorreta y arrancar un partido de las semifinales ligueras en el Palau Blaugrana. El único que el bloque culé ha cedido este ejercicio en su ya vieja guarida.