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La inflación se sitúa en el 5,5% al extenderse de la luz a alimentos y ocio. Ayuno a oscuras y bailar en casa, no queda otra. Tras no habernos llevado el triunfo a la boca, después de la visita a Micic, Larkin y cía, ... tocaba recuperar el hambre e intentar ver las cosas de otro 'Colo'.
Felices por ver a Jayson vestido de corto aunque calentase, de inicio, su hombro en el banquillo. Triples de Henry, sin memoria, que junto a otro de Mahmutoglu obligaron a Spahija a pedir sopitas con un tiempo muerto. Fulgurante inicio de los turcos y paupérrimo vitoriano. Donaciones sin ser el día del Domund, rebotes sisados en nuestras narices, lo que, junto a tantas muñecas rotas, olía mal e iba provocando un socavón en el marcador similar a los que vemos en las peores carreteras secundarias.
Menos mal que Enoch estaba en otra onda; con un triple y un par de canastas de cercanías convenció a Costello de que metiendo lejos es cerca dijeran lo que dijeran en Barrio Sésamo. Gracias a la presencia de Granger la dirección encontró un cierto sentido aún sin llegar a dominar el volante.
La entrada de Polonara en la contienda nos hizo un daño tremendo tanto por su afinada puntería como por verlo con otra camiseta. Los de Djordjevic en su salsa entre medias estampidas, abuso en los bloqueos con continuación y unos robos más por defecto nuestro que exceso de ellos.
El baloncesto como un torpe por una acera, lleno de tropezones a los que curiosamente fuimos sacando partido a la uruguaya. Seguíamos haciendo la goma a los de amarillo, que no lograban romper la baraja y de esa forma las espadas podían mantenerse en todo lo alto. Pero ese francés con cara de no haber roto un plato destrozaba con su clase toda nuestra vajilla. 15 puntos abajo y Kili Colo camino del vestuario a intentar cambiarnos de traje.
Neven poniendo a los jóvenes en pista y estos jugando como mayores. Conseguíamos rebajar cinco puntos de desventaja. Eso sí, con Nando cuchicheando con sus masajistas. Sentada repentina de los barbilampiños, difícil de entender, y vuelta a los regalos navideños en forma de pelotón por parte de los de pelo en pecho. El partido se convirtió en un desaguisado de errores aderezado con un desatino digno de varios infantes en primera dosis. Desorden ofensivo vitoriano y tablerazos necesitados de cristalero compartido que cortaban la digestión del bocata de chorizo. Baldwin las tenía en italiano tras un matazo espectacular pero su acierto seguía hablando chino. Escasa aportación de los que deben dentro de un trabalenguas ofensivo que en demasiados momentos requiere de traductor.
Agradecimos que los vecinos del Efes tampoco hacían en ataque la O con un canuto para así poder dejar aún alguna X sin despejar en el atardecer otomano. Las bolas por el desagüe unidas a los melones arrojados y los rebotes sisados no nos permitían acercar ni aún poniendo un par de melocotones. Guduric hacía acto de presencia, Achille sin parecerse al nuestro dejaba pinceladas, Vesely volaba y los de Sasa con más pena que gloria volvían a irse sin casi estar. Impotencia baskonista, escasos argumentos, aleros sin balas, bases para pegarse un tiro y un juego interior en vaqueros. Otro fiasco que, como ese turrón en el que te dejas los molares, se hace duro de asimilar. Vuelta a las andadas de un grupo al que le hacen falta muchas clases de química.
Fiasco sin excusas de un Baskonia menor ante un Fenerbhace sin palabras mayores. Bajón de un equipo desnortado que ha abandonado Mejorada del Campo para reencontrarse con Babia. Sería conveniente contratar a un matemático para que intente resolver semejante Sudoku. Igual una Copa nos levanta el ánimo.
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