Viernes, 14 de diciembre 2018, 23:20
Sin apenas horas de sueño reparador, el Baskonia cruzó ayer el mar Mediterráneo de Oriente a Occidente, desde Tel Aviv a Madrid, para después poner rumbo sudoeste hacia las islas Canarias. Del agotador trajín de controles de seguridad en el aeropuerto de Ben Gurion ... en plena madrugada al aterrizaje en Tenerife pasadas las tres de la tarde, hora peninsular después de tomar dos vuelos y cruzar tres husos horarios. Es la pesada rutina habitual de salida de todo equipo que visita al Maccabi, agudizada en este caso por la lejanía del nuevo destino competitivo que le espera al Baskonia. Semejante odisea puede tumbar a cualquiera, aunque no hay mejor reconstituyente que llevar en la valija de vuelta un triunfo como el logrado anteayer en la cancha macabea.
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El Baskonia redescubrió esa magnífica sensación de fortaleza que transmite ganar en una de las canchas míticas del baloncesto europeo. El resultado fue un nuevo empujón de moral para un equipo obligado a cambiar el paso tras el despido de Pedro Martínez y la llegada de Velimir Perasovic. La sucesión sin freno de partidos convierte el relevo en el puesto en un suceso perdido en el pasado aunque apenas haya transcurrido un mes. Con su victoria en Tel Aviv, los baskonistas reconducen su periplo continental, aunque les toca hacer equilibrios para no perder pie en la Liga ACB, donde nadie les ha tosido en las últimas tres últimas jornadas.
Comparecen esta tarde (18.00 horas) en una cancha indigesta, donde han cedido en tres de sus últimas cuatro visitas. El pabellón Santiago Martín y el Iberostar Tenerife de Txus Vidorreta calibran hoy la entereza del Kirolbet Baskonia, encaramado a lo alto de la tabla junto al Real Madrid y el Barcelona y que, a las órdenes del croata, maneja una plantilla corta, sin Patricio Garino ni Tadas Sedekerskis y con Miguel González y Ajdin Penava como acompañantes sin minutos.
Perasovic 'cuenta' con diez hombres, protagonistas de rendimientos desiguales que recomiendan un reajuste. El Baskonia puede tener sus problemas, pero mejor que no se los cuenten al Iberostar Tenerife, bien organizado bajo el criterio de un estratega consumado como Vidorreta pero que también debe cubrir vacantes debido a las lesiones. Es lo que le toca hoy ante el conjunto vitoriano debido a la ausencia del escolta Thad McFadden por una rotura muscular en el cuádriceps, y del ala-pívot Pierre Gillet, también con un desgarro en el sóleo. Son bajas que se suman a la ya conocida de Tomasz Gielo y que condicionan a un Iberostar que cuida con mimo los achaques físicos de menor consideración que arrastran Rodrigo San Miguel, Nicolás Richiotti y Luca Staiger. Todos estarán listos ante el Baskonia, dispuestos a perfilar una trampa en la que caiga el viajero recién llegado desde oriente.
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