La Euroliga quiere acabar la temporada. Y quiere hacerlo con el mismo formato: con sus partidos restantes de fase regular, sus play off y su Final Four. Es su prioridad. Aunque haya que alargar el curso hasta el mes de junio. Aunque haya que ... condensar el calendario con más partidos semanales. Es la decisión que ha tomado el Comité Ejecutivo de la competición en la extensa reunión telemática que durante más de seis horas mantuvieron los once clubes que poseen una licencia A, los que conforman el núcleo duro del baloncesto continental y, a la postre, órgano de toma de decisiones en la patronal (Baskonia, Real Madrid, Barcelona, Panathinaikos, Olympiacos, Zalgiris, Maccabi, CSKA, Anadolu Efes, Fenerbahce y Armani Milán).
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La conclusión es que la competición se reanude una vez que la situación médica global permita unas «óptimas condiciones de salud y seguridad para todos los participantes», siempre bajo «las recomendaciones de las autoridades sanitarias pertinentes y de los gobiernos locales». Esto es, el balón volverá a botar en las canchas de la Euroliga cuando los países implicados autoricen la celebración de eventos deportivos, ahora en paréntesis. Una fecha incierta.
Con el yugo económico sobre los presupuestos de los clubes, estos apuestan por priorizar el final de la presente edición «con su formato actual» –seis jornadas de la fase regular, los play off al mejor de cinco partidos y la Final Four–, aunque esto implique comprimir los partidos en un calendario más apretado y alargar el curso más allá de las fechas fijadas inicialmente, una circunstancia favorecida por el aplazamiento de los Juegos Olímpicos al verano de 2021.
En la programación inicial, que daba por concluido el torneo el 24 de mayo, los encuentros que quedan por disputarse ocupaban un período de diez semanas y media de competición, algo más de dos meses, aunque la idea de la Euroliga pasa por reducir notablemente ese lapso temporal con más partidos semanales y menos espacio entre fases –no podría haber 16 días de paréntesis entre las eliminatorias de cuartos y la Final Four, por ejemplo–. Los equipos, eso sí, deberían disponer de algunos días de readaptación física antes de volver a competir. Aunque, con la fecha del hipotético retorno tan incierta, las conjeturas temporales no son más que castillos en el aire. La patronal, en cualquier caso, sigue estudiando «potenciales sistemas de competición alternativos que podrían ser activados» si la situación lo requiere.
Paralelamente, la Euroliga trabaja en otras líneas. Económicas, fundamentalmente. Así, propondrá políticas comunes para jugadores y entrenadores a la hora de afrontar posibles retornos a sus países de origen, a la vez que pide su «compromiso» a la hora de «ajustar» el pago de los salarios durante la suspensión de las competiciones. Además, para ayudar a paliar las dificultades financieras motivadas por este imprevisto parón, el Comité Ejecutivo anunció mayor flexibilidad en el reglamento de control financiero de la temporada 2019-20, hasta que los clubes estabilicen su situación económica.
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