La Euroliga pierde 2,8 puntos y brillo ofensivo

La diferencia de puntos con respecto al curso pasado, que estuvo repleto de partidos vibrantes y una igualdad máxima, es de 2,8. Casi tres tantos de diferencia entre los 79,3 anotados el año anterior y los 76,5 de la presente campaña. Muy lejos de los 80,71 de la campaña 2017-2018, desde la que la anotación comenzó a decrecer pulatinamente. La gran mayoría de los equipos han bajado sus registros de manera preocupante. Entre ellos el Baskonia, que ha pasado de 80,6 a 72,3 pese a todo el arsenal ofensivo que se vislumbra en la plantilla. El bajón del Zalgiris y el Panathinaikos es igual de dramático, alrededor de los 8 tantos, y explica su situación en la tabla, mientras que el del Milán, de 7,6, lo compensa con una férrea defensa.

Solo Madrid, Barcelona (pese a la final de Copa) y Olympiacos han sido capaces de mejorar sus guarismos y tratar de equilibrar una balanza quebrada. El Unics Kazán solo logró enchufar 41 puntos contra el Fenerbahce, que luego se quedó en 43 contra el Armani, estableciendo sus peores registros, o los 48 del Panathinaikos en Belgrado. Los ha rozado el Baskonia, que en El Pireo (50) y en San Petersburgo (54) sufrió de lo lindo para alcanzar la media centena, aunque queda demostrado que es una tendencia general.

Parte de la diferencia se puede observar en los porcentajes de acierto. El de triples ha bajado del 37,9% general a un 35,3%. Desciende un poco menos en las canastas de dos puntos y vuelve a ser llamativo en los tiros libres. Del 79,6% del curso pasado, con la mayoría de pabellones con las puertas cerradas, al 77% actual, similar al 77,3% de antes del estallido del coronavirus, de lo que se puede dilucidar que la presión del público reduce en más del 2% el acierto desde la línea de personal.

Hay otros dos aspectos llamativos. Uno, las pérdidas de balón. 12,5 por equipo este año por las 13,3 del pasado. ¿Se cuida más el balón o es que el ritmo es menor? Las recuperaciones pueden arrojar algo más de luz: 6,76 en la edición anterior y 6,7 en la actual. Es decir, se cometen menos errores, pero no repercute en que también desciendan los robos, por lo que las defensas están imponiéndose –1,5 rebotes más de media– y apenas hay equilibrio con el ataque.

El motivo del que emergen estas consecuencias puede ser el cansancio de los jugadores. Spahija comentó que la plantilla estaba «exhausta» tras ganar al Betis. Una semana antes, Messina argumentó que el calendario actual es demasiado duro y que la Euroliga debe ajustarlo de la mano con la FIBA. Consultado sobre si obtuvo algún tipo de respuesta respecto a su petición, el siciliano, respaldado por Jasikevicius y Trinchieri, tiró de su sarcasmo habitual. «No. Este año me ignoraron, lo cual está bien. El año pasado se enfadaron cuando pedí parar la competición», concluyó.

El verano fue intenso, con una cita olímpica que suele deparar una disminución del rendimiento al año siguiente y ahora intensificada por la pandemia. Una circusntancia que no tiene visos de mejorar cuando Olympiacos, Panathinaikos, Fenerbahce, y Efes van a ceder a sus jugadores turcos y griegos para que jueguen esta semana con sus selecciones. Más partidos; menos espectáculo.