Estrella Roja 78-71 Baskonia

Una piel demasiado fina

Se precisa más capacidad de sacrificio, pero también una buena dosis de fluidez y armonía. Porque tampoco es que sobrara orden en las filas de Pablo Laso, dispuesto a probarlo todo dentro de una rotación reducida de jugadores de confianza. Entre Kamar Baldwin y Trent Forrest no asomó un base con cierto criterio organizador. ¿Y Jaramaz? Atornillado al banco. Abandonados por el acierto triple y sin una brújula clara, todo era cuestión de tirar por la vía individual o buscar un carril en transición con el que evitar el ataque estático, ese espacio que parece temer el conjunto azulgrana. Tierras movedizas cuando se trata de atacar en media cancha.

El plantel vitoriano encajó su primera derrota de la temporada ante un Estrella Roja más eficaz y constante, espoleado por la alta temperatura de una afición entregada y entendida, capaz de coger altura desde el arranque gracias a los triples de un Isaiah Canaan tocado por el acierto, apoyado en el carácter canchero de gente versada como Nikola Kalinic, Luka Mitrovic o el exbaskonista Miller-McIntyre o el despliegue muscular bajo los aros de Joel Bolomboy. Y en el lado azulgrana, los chispazos de un Cabarrot un tanto más diluido pero valiente, la pelea constante de Chima Moneke y el sostén de Tadas Sedekerskis. Alrededor de este núcleo duro giró el deseo de Markus Howard de volver a ser él mismo tras sumar tres faltas demasiado baratas en la primera parte, la espera por ver si llega ya la regularidad de Donta Hall y Khalifa Diop o la esperanzadora aparición de Nikos Rogkavopoulos en la recta final del encuentro.

El Baskonia es todavía un magma informe, sin un hilo conductor claro ni batutas directoras firmes. Camina con las dudas lógicas del grupo en construcción, donde sus integrantes todavía se hablan de usted en materia baloncestística. Y a pesar de semejante indefinición, el equipo de Laso estuvo cerca de encontrar una grieta por la que colarse en un encuentro que parecía liquidado después de que el Estrella Roja alcanzara una renta máxima de 16 puntos avanzado el último cuarto (65-49, minuto 33). Será que también el conjunto serbio arrastra sus particulares momentos de ceguera, también necesitado después de una derrota imprevista el fin de semana en la cancha del Split. Nada extraño cuando la temporada apenas ha gastado un puñado de fechas. El caso es que Pablo Laso apostó dar cancha a un Rogkavopoulos pleno de ánimo reivindicativo y confiar en que Howard encontrarse la lumbre con la que encender la mecha de dinamitero. Un triple del exterior heleno fue la primera muesca de un parcial de 1-13 (66-62, minuto 33) que enardeció a un Baskonia de nuevo a tiro de dar la sorpresa tras muchos minutos a la zaga en el marcador con desventajas claras.

Llegó entonces ese tipo de lances que decantan partidos. Una opción de canasta debajo del aro fue borrada de manera brutal por un triple de Joel Bolomboy, que segundos después anotaba un lanzamiento esquinado. Perdía pie el Baskonia tras tener a dos puntos la remontada. Howard se asomaba al precipicio con un triple errado que fue de inmediato respondido desde la misma distancia por Canaan (71-62, minuto 38).

El golpe dejó sin red al Baskonia, que todavía intentó un nuevo asalto, ya desesperado. Fueron los minutos de mayor bravura azulgrana, una pequeña muestra de que este equipo puede ser capaz de sudar y creer. Tan solo le faltó el acierto, ese ingrediente fundamental para cambiar el signo de los partidos fuera de casa, volvió a abandonar a los vitorianos. Con 71-66, el alero griego tuvo un triple liberado para acercarse a un minuto del final, pero el aro no tuvo piedad. El Baskonia más convincente volvía a ver cómo el Estrella Roja recuperaba a tiempo el orden perdido de la mano de Kalinic