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A nadie le sorprende que Dusko Ivanovic maneje coordenadas ajenas al común de los mortales en cuanto al nivel de exigencia, siempre máximo según su inflexible criterio. Y, sin embargo –quizá porque la edad dulcifica el carácter– el técnico montenegrino parece admitir ciertas concesiones. Por ... mínimas que sean. El mariscal siempre ha rehusado las excusas, aunque las contrariedades le facultaran para ocultarse siquiera un poco tras ellas. Célebres son sus proclamas, y no resultan fuegos de artificio en su boca, acerca de la convicción de ganar partidos con una rotación mínima.
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De hecho, sus soldados vienen de atropellar con lo puesto y por méritos propios a un decepcionante Barça mal manejado desde la banda y de vencer en Lyon dentro del frente continental. Pero en estos días, al poco de iniciar su cuarta etapa en el banquillo del Fernando Buesa Arena, sí ha reclamado «tiempo» para conseguir aquello que se propone. Una novedad semejante súplica para un hombre que tapona los pretextos hasta enviarlos a la grada.
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El entrenador con doce campañas ya como inquilino de Zurbano propugna esa mentalidad metálica que oculte los problemas estructurales. Y aboga por un estilo de baloncesto distinto al de Joan Peñarroya porque lo de correr y tirar a la primera no encaja en su filosofía cartesiana. Pero mientras busca en un caladero salvaje las fechas que requiere en su afán de fijar conceptos, algo que suena a coartada en eras anteriores de Dusko, el calendario aprieta en contra.
Sí. Porque el Baskonia se juega el acceso o la dolorosa incomparecencia a la Copa de Málaga el próximo febrero tras cuatro derrotas consecutivas. El torneo fetiche del club azulgrana, nada menos que seis títulos entre los lejanos años de 1995 –el primero, en Granada– y 2009, el último con sede madrileña. Y como las diferencias sociales se ensanchan entre la aristocracia de los más grandes y la nobleza a la que la entidad vitoriana pertenece bien sabe un título. Menor quizá para los transatlánticos de enorme eslora, pero goloso de acuerdo al gusto de la parroquia alavesa y con el realismo al alcance de la mano.
Para ello deberá pedalear el Baskonia carreteras empinadas de alta montaña. Su actual balance doméstico después de un póker de fiascos seguidos (4-5) le obliga a sumar no menos de cinco triunfos de aquí al término de la primera vuelta liguera (7 de enero). Impensable el ingreso al torneo del k.o con sólo ocho victorias y quizá hasta se necesiten diez. Escaso margen de error para un conjunto azulgrana que aún debe de enfrentarse a los plantillones de Valencia esta tarde, el Barcelona recientemente escaldado en Betoño y el invicto Real Madrid.
Una caída hoy ante el poderoso grupo levantino ahogaría las opciones alavesas. Asumiendo -además- que Murcia, Girona. Manresa y Gran Canaria también quieren vivir el dulce invierno en la Costa del Sol naciente.
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