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Les sigue gustando el baloncesto y se nota. No sólo porque esa frase la pronuncia Txotxe Armentia a quien esto suscribe en plena plaza de la Virgen Blanca, junto al señuelo verde de Vitoria-Gasteiz. Flota en el ambiente la camaradería de quienes se reúnen ... para recordar con nostalgia benigna y orgullo ganado a pulso aquella gesta que representó el ascenso del entonces Vasconia a Primera División hace medio siglo.
A la hora acordada y según el primer vistazo, un quinteto apostado en el pasillo que comunica con la plaza de España porque la víspera anunciaban lluvias. Juan Antonio Ortiz de Pinedo, Ramón Díaz de Argote, Moisés Viteri (delegado aquella temporada y jugador las dos anteriores), Txomin Sautu y el mencionado Armentia. Hace falta banquillo en esta era de las rotaciones y progresivamente aparecen José Antonio Argote (capitán) y Amado Ubis a una gorra calado. Bromas porque falta uno a quien el resto le tiene tomada la medida dispar del tiempo. Se trata de Pichu Ibáñez, que aparece ya en la balconada de San Miguel con su camiseta de la época de dorsal número 4.
«Se estará preparando», decían del tardón. Y es que se presentó el hombre de traje y corbata, como un entrenador entre compañeros con ropa de 'faena'. Antes de su llegada, Viteri recordaba la mutación de las épocas. «Ahora se concentran en Las Vegas. Nosotros lo hacíamos en el Estadio para coger pista pronto por la mañana».
En estos casos donde manda patrón no lo hace el reportero. Así que finta al monumento a la Batalla de Vitoria para mirar hacia la patrona de la ciudad. La mayoría cree que el profesional de la imagen no les hará subir las escaleras de la balconada. Pero va a ser que sí. Y claro, aquello les recuerda a las que trepaban bajo las órdenes irrebatibles de Pepe Laso en el pabellón de Mendizorroza con un compañero en la chepa. «A mí me mataba cuando tenía que llevar encima a Luquero», confiesa Ramón Díaz de Argote. El mismo que recuerda aquellos años «con gran ilusión y agradecimiento».
En ese plantel y con el número 11 jugaba un jovencísimo Txomin Sautu. «Yo era un chaval de COU y estos -señala a la concurrencia algo más talludita- me acogieron de maravilla».
El grupo se va disgregando por imperativos del horario. Pero aún queda un rato para charlar sobre el Baskonia actual y cuánto han variado, según Ubis, las exigencias físicas del baloncesto. Después de vestir a Celedón con camiseta nueva, la azulgrana, quedan flotando como las partículas en el aire la pena por que el club de Betoño no haya pensando en juntar a sus glorias pretéritas en una asociación de veteranos.
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