I. Benito | Á. Resa y J. Aroca
Lunes, 14 de noviembre 2022, 16:55
Tres bazas ganadoras y un título para la vitrina. Nada como la Copa del Rey para deparar alegrías y tristezas en formato instantáneo. El Baskonia llega segundo en las apuestas. Solo le supera un Real Madrid siempre en cabeza de los pronósticos a pesar de ... que ya no esté Pablo Laso en su banquillo.
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El Barcelona, tercero entre los favoritos de entrenadores y directores deportivos ACB, defiende el título ganado en la pasada edición de Málaga con su habitual arsenal interminable. El torneo del k.o tiende a guardar sorpresas, que habitualmente se concentran en la ronda de cuartos. Es donde el Joventut, orgulloso anfitrión, espera rebatir las apuestas, al igual que el Valencia Basket o el Unicaja, dos proyectos en firme progresión y que llegan a la cita copera crecidos de confianza.
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Iván Benito
El Gran Canaria y el Lenovo Tenerife protagonizarán un derbi insular enconado en cuartos. Las cartas ya están repartidas. Cada aspirante tiene su naipe ganador: Markus Howard (Baskonia), Ante Tomic (Joventut), Dzanan Musa (Real Madrid), Nikola Mirotic (Barcelona). Chris Jones (Valencia Basket), Marcelinho Huertas (Lenovo Tenerife) y Nico Brussino (Gran Canaria). Luego, quedan los ases en la manga que siempre asoman sin avisar en la Copa.
Joventut
Tiene Ante Tomic cara del despistado por quien pasan los acontecimientos enfrente de su cara sin inmutarse. Talante tranquilo, rostro que apenas registra variantes por mucho que las emociones viajen sobre los vaivenes del tobogán. Pero toda esa aparente desidia se transforma en fértil sabiduría dentro de la cancha. Ya hace tiempo que dejó de jubilarse a los deportistas según el carné de identidad. Afortunadamente ahora se llevan los 'retiros' activos. Como el del pívot croata, que cumplirá 36 años el mismo día de su cruce copero con el Baskonia. Nada en contra de este tipo longitudinal, pero por aquí se espera que el equipo vitoriano le amargue una fecha tan dulce.
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Bases: Pau Ribas, Guillem Vives y Andrés Feliz. .
Escoltas y aleros: Pep Busquets, Kyle Guy, Albert Ventura y Joel Parra.
Ala-pívots y pívots. Vladimir Brodziansky, Henry Ellenson, Simon Birgander y Ante Tomic.
Entrenador: Carles Durán.
Tomic es hijo de la guerra de los Balcanes, otro de esos despropósitos humanos que condicionan biografías y anticipan muertes. Su padre luchó en el frente de aquellas batallas cruentas de los noventa cuando el capitán verdinegro era un crío. Y no le gusta recordar episodios que -esos sí, de verdad- rezuman dramatismo en do mayor.
Pocos jugadores como él pueden presumir de haber lucido los escudos de Real Madrid y Barça antes de reiterar sus clases magistrales en la cuna del baloncesto español. Promesa blanca, realidad blaugrana y cátedra verdinegra de un hombre que reivindica las esencias del pívot tradicional en esta era de baloncesto líquido donde se diluyen las posiciones. Cuando recibe en el poste bajo y levanta la pelota se asemeja a un sacerdote elevando el cáliz sagrado.
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Desde ese faro tan erguido otea la posibilidad de dañar por sí mismo, de tejer alianzas junto a compañeros que cortan por la zona y de perjudicar educadamente a los rivales. Sigue siendo un pivot referencial, pleno de inteligencia y más proclive a la química colectiva que a la física desbordante. A los 35 años y muchas noches promedia 14 puntos, 6 rebotes y casi 4 asistencias. Y aún conserva la manía de alterar los ánimos del Baskonia.
Real Madrid
En el patio de su colegio no había canastas. Al hijo de un soldado marcado a fuego por la guerra de los Balcanes le gustaba el fútbol. Pero su hermano mayor jugaba al baloncesto y le puso en la televisión un partido de los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O'Neal y se quedó fascinado. A los once años se fue de casa para tratar de ser como ellos. Dicen que entrenaba a todas horas.
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Bases: Sergio Rodríguez, Niguel Williams-Goss y Sergio Llull. .
Escoltas y aleros: Alberto Abalde, Rudy Fernández, Dzanan Musa, Gabriel Deck, Mario Hezonja, Adam Hanga y Fabien Causeur.
Ala-pívots y pívots. Vincent Poirier, Petr Cornelie, Edy Tavares, Guerschon Yabusele y Eli John Ndiaye.
Entrenador: Chus Mateo.
«Mi padre fue un líder en la guerra, yo lo puedo ser en el baloncesto», aseguró en una entrevista en EL CORREO. Los primeros sueldos se los enviaba a su madre y ella le daba la paga. Rivalizaba con Doncic por la etiqueta de niño prodigio y se vio superado. Demasiado inexperto, en la NBA solo encontró la felicidad en sus comidas con el genio esloveno y el resto de balcánicos. Hasta que resurgió en Lugo.
A base de pulpo, volvió a fortalecer su mentalidad, ganó el MVP de la ACB con la tráquea rota y debutó en la Copa. Este año solo le vale ganarla. «No quiero ser un mediocre, sino dejar huella». Al fútbol no le ha dado la espalda. Ve varios partidos a la semana y sigue de cerca a los ídolos locales Dzeko y Pjanic.
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Barcelona
Se parece a Howard en que la religión y la familia son los motores de su vida. En su caso, ortodoxo, y padre desde los 23 años. Antes, cursó un 'Erasmus' en LEB como jugador del Palencia. Dicen que se aficionó temporalmente a los programas del corazón y se hizo amigo de un taxista con el que iba al cine.
Bases: Tomas Satoransky, Nico Laprovittola y Rokas Jokubaitis.
Escoltas y aleros: Oriol Paulí, Sergi Martínez, Nikola Kalinic, Álex Abrines, Kyle Kuric y Corey Higgins.
Ala-pívots y pívots. Óscar Da Silva, Sertac Sanli, Jan Vesely, Nikola Mirotic, Mike Tobey y James Nnaji.
Entrenador: Sarunas Jasikevicius.
Todo parecía encaminado a salir por la puerta grande, pero el montenegrino les dio plantón en un partido importante por la salvación y se fue a jugar el Nike Hoop Summit a Portland. La ilusión de la NBA se la quitaron a golpes. Concretamente, el puñetazo que le profirió su compañero Bobby Portis. Con Mirotic convaleciente en el hospital, los Bulls renovaron al agresor. «Desde entonces soy mejor persona», se vanaglorió. En el verano de 2019, iba a detener sus vacaciones en familia para firmar un contrato de 40 millones con los Jazz, pero se arrepintió antes de subirse al avión. «Diles que lo siento». Quería que sus hijos crecieran en Europa, sin importarle lo que dijeran por irse al Barça tras haber sido referente del Madrid.
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Valencia
En nada se parecen la soleada estampa de la valenciana playa de la Malvarrosa y el frío que inunda la estepa de Mongolia. Pero no se puede entender al Chris Jones que lidera la batería ofensiva del Valencia Basket en la Copa sin su paso por el modestísimo Tuv Ajmag de la periférica liga asiática nada más abandonar la Universidad.
Bases: Chris Jones, Shannon Evans y Jared Harper.
Escoltas y aleros: Jonah Radebaugh, Víctor Claver, Josep Puerto, Klemen Prepelic y Xabi López-Aróstegui.
Ala-pívots y pívots. Jasiel Rivero, Kyle Alexander, Bojan Dubljevic, James Webb III y Jaime Pradilla.
Entrenador: Álex Mumbrú.
El niño que tuvo que madurar a marchas forzadas para ayudar a su madre debido a la ausencia de su progenitor cuando era un niño –«simplemente se volvió invisible en mi vida»– comenzó a anotar bajo el radar. En Mongolia, Suiza y Bélgica antes de empezar a seducir a los focos en Turquía. En unos meses ya estaba en la Euroliga. Ahí, a los mandos del cuadro taronja, cumple su tercera temporada tras pasar por el Maccabi y el Asvel. Él, dueño de un físico portentoso, vive para el baloncesto. Fuerte y rocoso, con una parsimonia demoledora a la hora de penetrar, donde dibuja movimientos imparables. Cómodo en el rol de líder por el que eligió Valencia. «Así puedo seguir mejorando aún más».
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Unicaja
La temporada pasada estuvo a punto de romperse. «Mi mujer y yo tuvimos algunos problemas y por primera vez dejé de disfrutar. Fueron tres meses muy duros», reconocía Brizuela hace unos días, al poco de salir del hospital con su primer hijo, Bruno. Fuera del bache desde verano, se convirtió en el microondas de España en el Eurobasket.
Bases: Alberto Díaz, Tyson Carter, Kendrick Perry y Mario Saint-Supery.
Escoltas y aleros: Melvin Ejim, Tyler Kalinoski, Jonathan Barreiro, Darío Brizuela y Nihad Djedovic.
Ala-pívots y pívots. Yankuba Sima, David Kravish, Will Thomas y Dylan Osetkowski.
Entrenador: Ibon Navarro.
Criado en el Easo de su San Sebastián natal, aunque con las ramificaciones vitorianas de sus tíos Txus y Juanjo, continúa con la saga. Jugó la Minicopa de 2008 en Vitoria con la camiseta del Baskonia, en 2011 se hizo viral por un mate en una pachanga con los NBA DeRozan y Weems y en 2012 recibía consejos de Granger y Savané en el Estudiantes. Solo al senegalés le permite que le llame la 'Mamba Vasca', sobrenombre que le puso su hermano por la admiración a Kobe Bryant. Se le da bien la Copa. Metió 22 puntos en la final de 2020 y 33 al Barça en 2021. No durmió esa noche pensando en las nueve pérdidas de balón.
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Lenovo Tenerife
Que la edad no es más que un número lo sabe bien Marcelinho Huertas, a punto de cumplir cuarenta años en plenitud. Pero no es ni siquiera el dato que mejor define una trayectoria brillante que ya supera las dos décadas. Si alguna cifra atruena en la privilegiada cabeza del brasileño es la de asistencias. Él es, en un baloncesto cada vez más centrado en la anotación, un generoso nato.
Bases: Bruno Fitipaldo y Marcelinho Huertas.
Escoltas y aleros: Jaime Fernández, Sergio Rodríguez, Sasu Salin, Joan Sastre y Elgin Cook.
Ala-pívots y pívots. Aaron Doornekamp, Fran Guerra, Tim Abromaitis, Giorgi Shermadini y Moussa Diagné.
Entrenador: Txus Vidorreta.
De esos que disfrutan sobre todo con un buen pase que sorprenda a rivales. Con el pick and roll como gran aliado. Por eso es el segundo máximo asistente de la ACB tras el vitoriano Pablo Laso. Aunque también sepa, y muy bien, anotar. Su bomba a una pierna, ese saltito sutil marca de la casa, se acerca a la precisión absoluta. No podía ser de otra manera en un jugador centrado en cuerpo y alma en el baloncesto. Aunque la experiencia en la NBA, a bordo de unas Lakers en horas muy bajas, le saliera cruz. Volvió a Europa en el que parecía un breve epílogo, pero tras terminar su segunda etapa en el Baskonia vive su enésima juventud en el Tenerife. Abonado desde hace años al vegetarianismo para alargar su ilustre trayectoria.
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Gran Canaria
La vida del argentino traza un perfil de etapa alpina del Tour de Francia. A los 5 años agarró su primera pelota de baloncesto y no la soltó hasta los 19. Se salió en la Segunda División argentina, primer pico, y fichó por el Regatas Corrientes, pero en el reconocimiento médico le detectaron el síndrome Wolf Parkinson White (WPW).
Bases: Ferrán Bassas y Andrew Albicy.
Escoltas y aleros: Jovan Klajic, AJ Slaughter, Vitor Benite, Nico Brussino, Miquel Salvó y David Mutaf.
Ala-pívots y pívots. Damien Inglis, Oliver Stevic, Khalifa Diop, John Shurna, Olek Balcerowski y Rubén López de la Torre.
Entrenador: Jaka Lakovic.
El corazón le latía demasiado rápido por una inusual conexión eléctrica entre las aurículas y los ventrículos. Escuchó que podía ser mortal y se vino abajo. Pensó que no volvería a jugar de camino al quirófano, le colocaron un catéter y al año siguiente volvía a enchufar triples. Alfredo Salazar, en su último viaje a Argentina, fue a espiarle a él y a Vildoza. Se vino solo con uno. El alero se fue a jugar 58 partidos a la NBA entre Dallas y Atlanta. Otra cúspide y caída vertiginosa.
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Entró en Europa por Gran Canaria y se fue al Tenerife, luego Zaragoza. Pura irregularidad, fue titular en el subcampeonato albiceleste en China 2019. Todavía con el subidón de ver a Messi ganar el Mundial, registró la tercera mayor valoración en la ACB (49) con sus 35 puntos sin fallo contra el Unicaja. Promedia un 46% en triples.
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