En solo unas semanas, Matt Costello (Linwood, Míchigan, 1993) ya es un vitoriano más. Pasea el carrito de su hija de 10 meses por el parque de la Florida, se pierde por las calles del Casco Viejo y se sienta en cualquier terraza a tomar ... un café. «Me encanta, soy un adicto». Sostiene uno entre sus manos mientras explica para EL CORREO su rápida adaptación en el Baskonia, sus vivencias en el Afrobasket, marcado por ver aficionados descalzos, y sus ganas de debutar esta noche en la Euroliga, competición de la que no vio ningún partido hasta que no aterrizó en Europa pese a su gran afición por el baloncesto.
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– ¿Cuántos partidos de baloncesto ve a la semana?
– Quizás cuatro o cinco al día. Unos quince a la semana. Depende también cuantos partidos juguemos nosotros. Pero me gusta mucho. Cojo el ordenador y veo en diferido los más atractivos.
– Entonces no le quedará mucho tiempo para ver la ciudad.
– Algo sí. Tengo que sacar a mi hija de casa. Tiene diez meses y todavía no sé si le gusta más el fútbol o el baloncesto, así que estoy tratando de enseñarla.
– ¿Qué visión tienen de la Euroliga desde Estados Unidos?
–No se ve mucho. Solo la ve mi padre (risas). Lo normal es que la gente vea la NBA y el baloncesto universitario.
– ¿Qué jugador de la Euroliga es al que más ganas tiene de enfrentarse?
– Hay uno contra el que ya he jugado, que es Mirotic. Me gusta porque es un reto difícil, motiva y más ahora que soy ala-pívot y me emparejo mucho con él. Otros que me gustan son Vesely y Booker. Jugar contra el Fenerbahce va a ser muy duro.
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– ¿Ya se considera más un ala-pívot que pívot?
– Mejor, jugador de equipo. Si Dusko quiere, me pongo de base. Con tal de aprender y mejorar, lo que sea.
– En el Pireo le toca un duro rival, Moustapha Fall. ¿Cuál va a ser el planteamiento para frenar a jugadores tan altos?
– Esfuerzo defensivo. Debajo del aro va a tener ventaja contra mí, le costará más con Nnoko, pero la clave serán las ayudas defensivas. Tenemos que elevar el listón físico y el ritmo desde el primer minuto para que esté incómodo y tratar de sacarle fuera de la pintura. Me emociona jugar contra jugadores de este nivel y salir vencedores.
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– ¿Cómo está viendo al equipo en este inicio? Las sensaciones en Badalona no fueron buenas.
– En Badalona no jugamos bien pero contra Valencia y Fuenlabrada creo que sí lo hicimos para ser un equipo casi nuevo. Contra el Joventut jugamos un partido muy malo y creo que fue fundamentalmente por las pérdidas. Si perdemos mucho el balón, no podemos imponer nuestro estilo. Tenemos que reducirlas y ahí se verá la mejoría en ataque y defensa. Va a llegar. Estamos entrenando muy duro y se verá en la cancha.
– Usted ha competido durante el verano al igual que Fontecchio, que parece muy cansado.
– Nos faltan vacaciones. Mi mujer me lo dice la que más (risas). La verdad que no pudimos descansar mucho, pero es parte del trabajo. Jugar con las selecciones nacionales con temporadas tan largas tiene su desgaste baloncestístico. Yo estoy en buena forma, pero es duro seguir compitiendo después de un verano tan largo. Creo que es lo que le puede estar pasando a Simone (Fontecchio) en estos primeros partidos.
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– ¿Qué se ha encontrado en África este verano en el Afrobasket?
–Ha sido una nueva experiencia de vida. Nunca había estado en África y este verano he conocido lugares de Costa de Marfil, Túnez y Ruanda. Cada país es completamente diferente. Cuando viajas por Europa, no hay mucha diferencia entre España y Alemania. Allí sí. He disfrutado mucho y me ha servido para ver otra realidad.
– ¿Le ha marcado mucho a nivel personal?
– Por supuesto, es un mundo totalmente diferente al que estaba acostumbrado. Te das cuenta de lo injusto que es el mundo. Gente que te anima pero no tiene zapatos porque tienen muy poco dinero. Son cosas que te imaginas pero cuando las ves... ¡Wow! Lo estoy hablando mucho con Nnoko –es de Camerún–. Lo que puede influir en la vida de las personas el sitio en el que naces. No es justo. Volveré seguro y espero poder ayudar.
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– ¿Qué opina de que la ACB solo permita dos extracomunitarios por plantilla y jugadores como usted tengan que buscar una nueva nacionalidad?
– Es una regla para potenciar a los jugadores españoles. La entiendo pero no la comparto. Creo que no es la manera. Si me dan a elegir, prefiero un mundo libre, con menos reglas. Pero soy de los que no me salto ni un ceda al paso. Por lo que respeto las leyes.
– ¿Llegó a temer por su fichaje por el Baskonia por este aspecto?
–No, siempre tuve la tranquilidad de que el Baskonia estaba interesado en mí pese a los pasaportes porque así me lo transmitieron. Pero peleamos para lograr un mejor equipo.
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– ¿Qué es lo que más le impresionó en los cuatro partidos que disputó en la NBA con los Spurs?
–El nivel de los jugadores. Física y mentalmente. Es la mejor liga del mundo y todo el mundo quiere volver, pero estoy muy feliz en Baskonia y quiero disfrutar mucho tiempo aquí.
– Jugó con Pau Gasol, Ginobili, Parker… ¿Cómo se sintió entre tanta estrella?
–Pensaba que era irreal. No sé describirlo. Mi familia me preguntaba casi más por ellos que por mí. No se me quitó la sonrisa durante más de un mes.
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– ¿Algún consejo de Gasol?
–Sí, es un gran compañero. Jugó en Gran Canaria uno de sus primeros partidos en su regreso al Barça y me dijo que había mejorado mucho en la lectura de juego. En San Antonio me decía que tenía que pararme a pensar en algunos momentos y no ser tan impulsivo. Es una leyenda, ama el juego y espero volver a verle jugar esta temporada.
– Jugó también con Hilliard y Davis Bertans. ¿Habló con ellos antes de fichar por el Baskonia?
– Hablé con Darrun (Hilliard) solo. Su mujer y la mía son grandes amigas. Me dijo que era un lugar perfecto para jugar y también para criar a mi hija pequeña. Llegamos con una experiencia de vida similar, aunque yo algo más mayor. Se puso muy contento cuando le hablé del interés del Baskonia. Guarda un buen recuerdo.
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– ¿La etapa de entrenador asistente en 2019, mientras estaba lesionado del tobillo, le ha servido para adaptarse tan rápido?
– Seguramente. Cuando actúas como entrenador, te das cuenta de cosas más específicas que cuando juegas. Pequeños detalles que pueden marcar la diferencia. Me ha ayudado mucho en mi comprensión del baloncesto, aprendí muchísima teoría con Tom Izzo que ahora sigo tratando de poner en práctica.
– Siente casi devoción por Izzo.
– Es la persona de la que más he aprendido y seguramente la culpable de que vea tantos partidos de baloncesto. Su ética de trabajo es maravillosa y es seguramente lo más importante que me ha transmitido.
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– ¿Cuál es la crítica que jamás le gustaría escuchar?
– Que no doy todo lo que tengo en cada momento.
– Ivanovic dijo algo parecido del equipo el pasado domingo.
– Sí, lo escuché. También nos lo dijo en el vestuario. Creo que nos va a servir de motivación. Al menos para mí.
– ¿Va a echar de menos la playa y el buen tiempo de Gran canaria?
– Comparado con Gran Canaria, aquí ya hace frío. Es un gran cambio. Pero procedo de lugares fríos en Estados Unidos, por lo que estoy habituado y no tendré problema.
– ¿Se adapta igual de bien a los cambios de ciudad que al juego?
– Al baloncesto es más fácil. Aunque los estilos sean diferentes, sigue siendo el mismo deporte al que me llevo dedicando veinte años. Las mudanzas, cualquiera que las haya sufrido sabe que son complicadas y las primeras semanas cuesta adaptarse a la ciudad... Además de no hablar el idioma. Estoy intentando aprender. Voy mejorando, cada vez entiendo más cuando la gente me habla, pero yo lo hablo muy mal. Sedekerskis es mi profesor.
– Hábleme de sus inicios en el baloncesto. ¿En qué momento se dio cuenta de que iba a ser un jugador de baloncesto profesional?
– Empecé a jugar con seis o siete años con mi padre. En el colegio me fue bien pero no me creí que podía ser profesional hasta los dos últimos años de universidad. Los primeros tuve muchos problemas físicos. Estudié ciencias sociales por si no podía trabajar regularmente en el baloncesto pero por suerte me llegó la oportunidad.
– ¿Cómo vivió ese periodo de lesiones en la universidad?
– Fue duro. Siempre es duro estar lesionado, pero más cuando estás en época de crecimiento. Yo era super activo, hacía muchas estupideces, todo el día saltando y corriendo riesgos absurdos que me trajeron algún esguince o caídas dolorosas. Por suerte aprendí la lección y me acabé recuperando también de un proceso de mononucleosis.
– ¿Qué tiene el baloncesto universitario para vivirlo con tanta pasión? Aquí lo ven muy pocos.
– Primero por la historia. Son más de cien ediciones y arrastra una gran afición. Y es una cultura. Todo el mundo hace deporte en la universidad y los seguidores quieren ver y descubrir antes que nadie a las que serán las nuevas estrellas de la NBA. Ver a LeBron James con quince años ya era impresionante.
– ¿Cuál es su objetivo personal en su año de debut en la Euroliga?
– Tengo una gran oportunidad en un equipo que puede pelear por ganar todo. Mis expectativas son de mejorar, asentarme en la Euroliga y ganar muchos partidos. A Dios le pido algún título, pero nos lo tenemos que trabajar.
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