El movimiento se demuestra andando, que es como se va rodando para alcanzar la forma óptima. Y qué mejor que hacerlo contra un rival de entidad, el Burgos lo es, que esta tarde estará en el Buesa Arena (18 horas) para jugar a puerta cerrada ... contra el Baskonia, pero retransmitido por el canal de Youtube del club azulgrana.
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Si se juega como se entrena, no hay mejor entrenamiento que un partido -amistoso solo como apelativo- en el que poner en práctica los sistemas que los nuevos jugadores tienen que acabar de interiorizar. Además, ya que se perdió en la visita realizada a la ciudad castellana (82-71), la ocasión es inmejorable para demostrar una necesaria mejoría, precisamente, en el aspecto que le permitió entonces triunfar a los de Penarroya y que lastró a los de Ivanovic: el acierto en el tiro.
McFadden, Renfroe y Benite son tres metralletas siempre engrasadas que obligan a igualar los puntos que normalmente se les caen de las manos. Un sparring de lujo para un grupo como el del montenegrino que lo que desea es afinar su defensa, aprender a secar rivales y vivir, con una sonrisa, del showtime que puede desplegar el desparpajo a la carrera de los vitorianos.
Podría ser el momento de la vuelta a la cancha de Arturs Kurucs, que entrena con el grupo desde hace semanas, pero que no ha participado todavía en los amistosos. O de Youssoupha Fall, que ha vuelto a la sesiones preparatorias una vez que parece solucionado los problemas en la fascia plantar, que le dejaron fuera de la fase final de Valencia.
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Vildoza, por su parte, lucirá la máscara que protege los huesos propios de la nariz dañados contra el Estudiantes y Zoran Dragic, olvidada la sobrecarga causada por los primeros esfuerzos debería estar ya en ritmo de competición.
Y es que el primer partido oficial del curso espera a la vuelta de la esquina. El sábado, en Tenerife, hay que medirse al Barcelona, al súperbarcelona de Jasikevicius, aún en horas bajas.
Porque Saras tiene un problema. Un bendito problema que ya quisieran muchos otros. Tiene demasiadas estrellas. «Sufrir está bien a estas alturas, pero hemos de entender que ninguna estrella por muy buena que sea, y tenemos muchas, va a ganar el partido solo. No tuvimos disciplina y no jugamos juntos. Pagamos el precio», dijo el técnico lituano escocido por la derrota en la final de la Lliga Catalana contra el Andorra.
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Una reprimenda asumida de inmediato por la plantilla, que entonó el mea culpa. «Son muchas cosas que tenemos que mejorar. Este equipo no está en el nivel competitivo que deberíamos estar, ni tácticamente ni de cabeza», reconoció, por ejemplo, Adam Hanga.
Los culé saben que se enfrentarán al actual campeón de liga, al rival al que no mostraron el respeto merecido en Valencia y que les levantó un trofeo que pensaba propio. Lo mismo que acaba de hacerles Ibon Navarro.
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No obstante, y pese a la baja médica de Kyle Kuric, el bloque blaugrana es, sobre el papel, un gigante aterrador. Sin ir más lejos, Thomas Heurtel, que sería titular en casi cualquier equipo del continente, no empezará seguramente un solo encuentro de inicio este año. Víctor Claver podría tener mucho banco, si no mejora su forma. Hanga, uno de los mejores de la ACB el pasado curso podría acompañarle en la segunda unidad.
El hipotético quinteto de Jasikevicius es de los de colección: Calathes, Higgins, Abrines, Mirotic y Davies. Aunque quizá no son tan duros dentro como les gustaría y Diop, Jekiri y Fall pueden hacer mucho daño a un diamante por confirmar como Pustovyi.
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