Cuarta etapa en el Baskonia

Emotivo recibimiento a Dusko Ivanovic: «Si las victorias son pocas, celebraremos derrotas»

Pese a que el argentino era el protagonista principal de la previa del Baskonia-Partizan de la jornada 6 de la Euroliga, el técnico montenegrino le ha robado algo de protagonismo de forma involuntariamente. El club pedía que sus aficionados ocuparan sus asientos desde quince minutos antes del inicio del encuentro para disfrutar del acto previo y el nuevo entrenador azulgrana predicaba con el ejemplo con rigurosa puntualidad. Antes de sentarse en el banquillo, durante el camino desde la boca de vestuarios a la silla que deja Joan Peñarroya, escuchó una atronadora ovación, con parte del público en pie, que devolvió con aplausos.

Durante la presentación de los equipos, su nombre fue el más aclamado y subieron los decibelios del pabellón. Los nostálgicos esperaban ver juntos a Dusko Ivanovic y Luis Scola, pero el técnico se mantuvo al margen del homenaje al argentino. En pie, como todo el pabellón, pero alejado, el esperado abrazo se produjo cuando los focos del pabellón enfocaban a la pista a la espara del astro argentino, que se fundía con el montenegrino en la penumbra.

Ya con el partido empezado, la peña Indar Baskonia desplegaba en una pancarta su sentir sobre el inicio de la cuarta etapa del exigente técnico en el banquillo del Baskonia. «Si las victorias son pocos, celebraremos derrotas», rezaba el cartel. Un lema emocional que a buen seguro no pasa por la ambiciosa mente de Ivanovic. «Yo he venido aquí a ganar», afirmó durante su presentación.

Scola destacó del técnico más laureado de la historia azulgrana que es de los que predica con el ejemplo y vaya si lo mostró anoche. A sus 66 años, agachó los riñones para dar órdenes en cada defensa. Especialmente entusiasmado con la labor de Raieste y McIntyre en la primera mitad y con cada pick and roll ejecutado. Únicamente un intento triple de Howard le desesperó, aunque el Bijelo Polje estuvo todo el partido muy atento y animando al astro estadounidense en una mala noche en el tiro. El abrazo final de ambos con la victoria sellada presagia una relación beneficiosa para ambas partes.