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iván benito
Sábado, 5 de junio 2021, 16:35
El Baskonia y Dusko Ivanovic (63 años) mantienen la chispa de su primera cita. Ya han pasado más de dos décadas desde que aterrizara por primera vez en Vitoria el 18 de junio del 2000. Un técnico joven con ganas de comerse el mundo ... que se convirtió en leyenda azulgrana. Un mito viviente. A primera hora de la tarde, la entidad vitoriana hizo oficial la renovación del preparador por una temporada más. «Club y técnico han alcanzado un acuerdo para renovar el compromiso que les une desde diciembre de 2019», anunciaba el comunicado. Con la eliminación de la ACB todavía fresca, tras una campaña lejos de la gloria que dan los títulos. Pero compitiendo de tú a tú en todas las competiciones, exprimiendose al máximo, elaborando un baloncesto atractivo y sin excusarse en los contratiempos sufridos en los últimos meses para justificar las tempranas eliminaciones en Euroliga y ACB.
🚨 Breaking news‼
TD Systems Baskonia (@Baskonia) June 5, 2021
Dusko Ivanovic seguirá al frente de la nave azulgrana#GoazenBaskonia 🔵🔴
«A mí me gustaría», acompañada con una sonrisa y mirada cómplice, fue la respuesta que dio Ivanovic el viernes al ser preguntado por su continuidad. Deseo concedido. Club y entrenador estaban condenados a entenderse y llevaban varios meses madurando la extensión de su contrato. El técnico más laureado de la historia del club, con 459 victorias y siete títulos en su palmarés, continuará afincado en el banquillo del Buesa Arena. Año a año, sin largas extensiones, a sabiendas que para ambos siempre serán la primera opción.
3 Ligas ACB (2001-2002, 2009-2010, 2019-2020
3 Copas del Rey (2001-2002, 2003-2004, 2008-2009)
1 Supercopa de España (2008-2009)
Su matrimonio encamina su tercera década en uno de sus mejores momentos. Ahora que se lleva mucho lo de darse un tiempo y no volverse a llamar, el de Bijelo Polje y el anfitrión del Buesa Arena siempre resolvieron sus diferencias para continuar de la mano. Sus campos magnéticos parecen estar imantados. Entre finales de julio y primeros de agosto, el preparador azulgrana con más campañas en la historia del club arrancará su duodécima temporada en Vitoria. Un enlace irrompible cuya renovación supone la primera piedra de cara a la temporada 2021-2022.
Sus cualidades son ignífugas para el abrasivo banquillo azulgrana. Poco le importa lo que digan los demás. Ya era un constatado motivador y estratega a su llegada con 43 años. Trabajador incansable, practicante del placer del sufrimiento y ganador nato. En la misma longitud de onda veinte años después. El molde de entrenador perfecto para Querejeta, capaz de solventar una ocasión de riesgo. En Navidad del 2019 acudió al rescate de un equipo en una profunda depresión y le hizo campeón de liga en seis meses. Ni los jugadores lo creían. Su poder de convicción no tiene límites. Su ambición tampoco. Este curso, a mediados de diciembre, llegó a decir que se podían «ganar dos competiciones».
Esta vez no. Las semifinales de Copa han sido lo más cerca que se ha quedado de tocar metal, pero nadie discute el rendimiento que le ha sacado a una rotación limitada. Reconocimiento unánime. Haciendo mejores a varios jugadores, la principal unidad de medida de la calidad de los entrenadores. Pese a que en esta tercera etapa esté haciéndose cargo de plantillas de un nivel inferior al de la primera década de siglo, ha logrado que las aspiraciones del club sigan siendo las mismas. Ese es su principal mérito. Convencer y persuadir. Calar entre devotos y ateos.
Las relaciones entre los técnicos y los clubes recuerdan mucho a las amorosas Normalmente la cosa empieza bien. Entrenador nuevo, victoria segura. Cinco años felices duró su primera etapa y cuatro la segunda. En el inicio de su tercera, Ivanovic se llevó varios batacazos, pero su romance con el Baskonia es idílico. Cuando mejor han funcionado ha sido cuando estaban juntos, hechos el uno para el otro. Probaron con terceras personas. Barcelona, Atenas, Moscú... No era lo mismo.
Hogar dulce hogar. El montenegrino siente que Vitoria es su casa. Querejeta deposita en él toda su confianza. Se lo ha ganado. El técnico aparece en la mitad de las imágenes más emblemáticas de la historia del club. Juntos se retroalimentan. Insaciables. Quieren más. 698 partidos a sus espaldas no son nada. Hay amores eternos y otros que se acaban. El de Ivanovic con el Baskonia y viceversa se adentra en su tercera década. Hasta que el baloncesto los separe.
No es solo el más laureado en cuanto títulos. Dusko Ivanovic también es el técnico con más temporadas en el banquillo azulgrana. Su figura estará asociada eternamente a un Baskonia en el que el contador histórico seguirá funcionando la próxima campaña. Su trayecto, junto con el de Moncho Fernández en el Obradoiro, renovado dos años más, y Pablo Laso en el Madrid, del que se espera su continuidad a final de temporada, representan los lazos más prolongados en los tiempos del baloncesto actual.
Aunque el gallego y el vitoriano lo hacen de manera ininterrumpida, ninguno supera la longevidad del montenegrino en Vitoria. Esta será la duodécima pretemporada que realice como entrenador del Baskonia. Y aunque en la 12-13 fue destituido a mediados de noviembre, lo compensa con su regreso en diciembre de 2019. Hasta la fecha, hacen un total de once temporadas al frente del plantel vitoriano, dejando atrás la década completa que cumplió Pepe Laso. Aunque el vitoriano cumplimentó las tres primeras entre Tercera y Segunda categoría.
Desmarcado ya los registros vitorianos, dejando rezagados al añorado Manel Comas, Iñaki Iriarte, Manu Moreno, Velimir Perasovic (4), Herb Brown y Sergio Scariolo (3), podría alcanzar algunos registros trascendentales a nivel europeo. La figura del técnico atornillado al banquillo de un club por encima de la jerarquía de los jugadores pertenece a un modelo de tiempos pasados. Como Aíto García Reneses al frente del Barcelona durante 14 campañas, las mismas que Lolo Sáinz (14) en el Real Madrid o una menos Pedro Ferrándiz (13). Épocas en las que las temporadas contaban con la mitad de partidos que los que hay ahora.
Más reciente es uno de los mayores hitos de la historia de los banquillos. Los dieciseis cursos, no consecutivos, que acumuló su tocayo Dusko Vujosevic en el Partizan, un idilio que acabó en el año 2015.
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