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Carlos Pérez de Arrilucea
Jueves, 19 de octubre 2017, 02:27
Llegados al punto de tres derrotas consecutivas y un balance general de una sola victoria y cuatro tropiezos en el arranque de campaña, el Baskonia necesita conjugar cuanto antes el verbo ganar. Es la consigna irrenunciable con la que deberá competir esta noche en la ... guarida del Maccabi en Tel Aviv. A tierras hebreas viajó anteayer la expedición con la correspondiente colección de buenas palabras y propósitos de enmienda.
El partido: Maccabi - Baskonia
Cancha: Menora Mivtachim Arena
Hora: 20.05 (Movistar Deportes 2)
Árbitros: Javor (ESL), Koromilas (GRE), Difallah (FRA)
El discurso positivo se mantiene de puertas hacia afuera, pero la realidad vista en las tres últimas derrotas ante el Gran Canaria, el Olympiacos y el Fuenlabrada muestra una imagen demasiado descarnada. Es la estampa por triplicado de un equipo desmandado, con muy baja capacidad competitiva. La tensión no se canaliza a través del juego o el ardor defensivo sino que afecta al ánimo de un grupo nervioso, sumido en una caída libre de juego y resultados que conviene parar cuanto antes.
Es el mismo declive que se cruza con la escalada de tensión que supone una acumulación de derrotas excesiva en un club como el Baskonia. Golpes como los tres últimos y, sobre todo, sus formas no suelen ser de digestión fácil en la zona noble del Buesa Arena. Es el tipo de racha nefasta que trastoca la calma interna. Es el desasosiego que termina por descargar la presión sobre el entrenador y los jugadores que protagonizan un nuevo proyecto que ha arrancado lastrado por las lesiones, pero también con serios problemas para capear un tramo inicial de calendario implacable, con cuatro desplazamientos en los que ha terminado estrellado.
Ahora mismo no parece que haya duelo asequible para este sufriente Baskonia. Y tampoco lo será el de esta noche ante un Maccabi cuya reestructuración supera incluso a la realizada por el club vitoriano. Con una plantilla por completo renovada y el timón otorgado a Neven Spahija, el conjunto macabeo aspira a poner fin a su deriva de los últimos tres ejercicios. Desde la consecución de su último título de la Euroliga en 2014, la enseña principal del deporte israelí ha caído en tierra de nadie con una sucesión de proyectos frustrantes y un trasiego de jugadores y técnicos. Nuevas figuras para una fórmula conocida, lo mejor del producto local como apoyo de un buen puñado de baloncestistas estadounidenses de gatillo fácil, perfil muscular y velocidad endiablada.
El Baskonia encontró el domingo un infierno en miniatura en el pabellón Fernando Martín de Fuenlabrada que hoy se amplifica con su entrada en ‘La Mano de Elías’. Es el nombre clásico de la cancha del Maccabi, que sigue sonando más evocador que el actual Menora Mivtachim Arena, más frío y comercial. Nomenclaturas aparte, el conjunto azulgrana se zambulle en una de las calderas clásicas del baloncesto europeo. Y conviene recordar que tampoco se le ha dado mal a los vitorianos lo de asolar el recinto macabeo, de donde han salido victorioso en seis de sus trece visitas desde la campaña 2000-01.
El dato histórico puede servir para animar a un Baskonia que en el presente no tiene demasiados motivos para la sonrisa. Tirar de almanaque trae hazañas pasadas que también chocan con un conjunto azulgrana actual que suma un buen cúmulo de preocupaciones. Un partido más serán baja Jordan McRae y Patricio Garino. Además, Rodrigue Beaubois vuelve a situarse en zona gris, con la correspondiente duda respecto a su disponibilidad para medirse al Maccabi.
El escolta francés viajó con el resto de la expedición a Tel Aviv. Como ya se demostró en Fuenlabrada, compartir hotel de desplazamiento con el resto de sus compañeros no asegura su salto al parqué. Sus problemas de rodilla siguen siendo un foco importante de preocupación y solo las sensaciones personales del jugador parecen ser el referente principal para que pueda actuar o no.
De momento, Beaubois entra y sale de los planes de Pablo Prigioni sin una mínima opción de continuidad. Es un inconveniente más dentro del panorama de debilidad que ataca al perímetro azulgrana. El problema es que el flanco más débil que ahora mismo exhiben los vitorianos es donde concentra buena parte de su juego ofensivo un Maccabi repleto de ‘combos’ como Norris Cole, Pierre Jackson. Tras la ‘limpia’ estival, el Maccabi es, como el Baskonia, un equipo en construcción. Le quedan ajustes por realizar, pero ya encontró la seriedad suficiente como para imponerse en la jornada inaugural de la Euroliga en la cancha del Brose Bamberg.
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