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El Baskonia atraviesa su momento más complicado desde el inicio de la temporada con una preocupante sensación de escuadra agrietada. Seis derrotas en siete partidos han dado al traste con los apuntes positivos de las primeras semanas de un equipo que fue capaz de superar ... al Real Madrid en el Buesa y al Barcelona en el Palau antes de caer en una espiral de derrotas que le ha llevado al taller de reparaciones. Como mecánico jefe, a Pablo Laso se le presenta la dura tarea de recomponer las piezas de un equipo que comete pecados capitales si se trata de competir en los dos torneos de exigencia máxima como la Euroliga o la Liga ACB.
Entre las asignaturas que suspende el equipo vitoriano están las de cuidar y compartir el balón. En este momento, el Baskonia es un plantel que concede demasiado al rival, con un cúmulo continuo de pérdidas de balón que el técnico vitoriano suele subrayar como factor que explica algunas derrotas. El del pase eficaz es un arte por dominar en un equipo al que le cuesta hacer fluir su juego de ataque. Las pérdidas van de la mano con las dificultades para sumar asistencias en un Baskonia que es la tercera escuadra de la Euroliga que menos pases de canasta reparte (15,7 por partido).
Ambos problemas serían secundarios si el Baskonia presentara un ritmo trepidante de juego, que tiende a elevar el número de pérdidas, o si el talento individual fuera tan desbordante en todas las posiciones que todo se resolviera a golpe de 'uno contra uno'. No es el caso del equipo que dirige Pablo Laso. De hecho, su cadencia es más bien baja. Y si se trata de repartir jerarquías en ataque, la fotografía actual azulgrana muestra una difícil convivencia entre actores principales y secundarios. Hay perfiles baloncestísticos y caracteres que ahora chocan. La tensión que siempre hay en un equipo entre el egoísmo y el sentido colectivo tiende ahora a la inestabilidad. Y las derrotas hacen aflorar los gestos de resignación, las recriminaciones más o menos airadas y las miradas de reproche entre algunos jugadores en cancha.
La derrota en Zaragoza fue un ejemplo más de lo complicado que resulta la cohabitación entre un base principal sin demasiada querencia pasadora (Trent Forrest), un anotador ansioso por recibir el balón (Markus Howard), un verso libre con tendencia a acaparar un alto número de tiros (Chima Moneke), un capitán disciplinado que trata de elevar el grado de energía de su equipo (Tadas Sedekerskis) y un exterior que busca el acierto que le sonreía en el inicio de temporada (Luwawu-Cabarrot).
15 Asistencias
Es el promedio que acredita el Baskonia en la Euroliga, que le coloca en el antepenúltimo lugar en el ranking de este aspecto del juego.
Luego, el protagonismo en el puesto de 'cinco', con dos piezas de perfil similar, queda repartido de manera desigual a favor de Donta Hall, con un Khalifa Diop con la confianza bajo mínimos. Son siete jugadores alrededor de los que ahora gira gran parte del juego azulgrana en una mezcla que no termina de cuajar. En la periferia de este núcleo duro gravitan Kamar Baldwin, Ognjen Jaramaz y Nikos Rogkavopoulos, con roles más difusos. Y todo apunta a que la crisis actual tampoco da para apostar por la juventud de Ousmane Ndiaye, Sander Raieste o Pavel Savkov.
La falta de conexión entre el timonel principal y el primer anotador exterior fue patente en el pabellón Príncipe Felipe. Forrest ha dejado claro que es un base de acción directa antes que organizador, pero la sensación es que gasta demasiado tiempo de posesión con el balón en sus manos. Mientras, a Howard le cuesta cada vez más disimular su contrariedad cuando se suceden varios ataques sin 'olerla'. Moneke es ese tipo de jugador que tiende a la anarquía que tan poco gusta a los entrenadores, pero que Laso también necesita.
El nigeriano, sin relevo claro en el puesto de 'cuatro', encarna lo imprevisible, incluso a costa de despistes defensivos. También era un papel que podía asumir Howard, pero no termina de recuperar esa condición de dinamitador de partidos.
La realidad es que los rivales parecen tenerlo más fácil para defender al primer escolta azulgrana, ya sea porque Forrest o el base de turno en cancha no lo encuentran o porque el Baskonia no halla la forma de diversificar la amenaza exterior. El resultado es un equipo de identidad imprecisa y muy vulnerable que Pablo Laso busca enderezar. Lo grave es que es una indefinición que ya pone en serio peligro uno de los objetivos mínimos de la temporada: la clasificación para la Copa del Rey.
Que el Baskonia está en el mercado es un estribillo recurrente cuando los resultados no terminan de acompañar y asoman algunas carencias en la plantilla construida durante el verano. Ese momento es ahora y el propio Pablo Laso abrió la puerta a acometer fichajes para reforzar la plantilla después de la derrota en la cancha del Zaragoza. Reconoció que «estamos abiertos a cambiar algunas cosas desde verano» aunque puntualizó que «la solución no está sólo en el mercado».
El preparador vitoriano asumió que fichar no es la panacea para los problemas de su equipo, quizás también consciente de que, en este momento, el mercado está poco menos que imposible. Lo está para el Baskonia, que tampoco cuenta con gran potencial financiero para acometer movimientos. Pero también hay complicaciones para otros clubes con mucha mayor disponibilidad económica. Por ejemplo, el Barcelona intenta buscar un relevo a Nico Laprovittola, que cayó lesionado durante la derrota liguera ante el Baskonia del pasado 20 de octubre. El argentino debe recuperarse de una grave lesión de rodilla que le deja fuera de circulación para lo que resta de campaña, pero el club blaugrana todavía no ha encontrado sustituto.
En una tesitura similar se encuentra el Real Madrid, que tanteó la opción de Isaia Cordinier para reponer un timón en el que Andrés Feliz permanece de baja. El club blanco apuntaba muy alto, hacia uno de los jugadores de mayor calidad de la presente Euroliga, pero el club boloñés descartó cualquier negociación para desprenderse de uno de sus mejores jugadores.
Tras casi dos meses de competiciones, el mercado apenas se ha movido a pesar de que la Euroliga ahora permite el trasvase de jugadores entre sus equipos sin tener que esperar al arranque de la segunda vuelta para estrenar nueva camiseta. El Baskonia presenta ahora una plantilla de tres jugadores y espera la conversión de Baldwin a comunitario. Sin embargo, asoman problemas en la dirección de juego y en una batería interior donde se echa en falta un suplente claro para Moneke. De momento, Laso tendrá que hallar soluciones dentro de su propia plantilla.
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