El TDSystems Baskonia y el Khimki se cruzan esta noche en los inescrutables caminos de la Euroliga (Buesa Arena, 21.00 horas). Una travesía más insondable que nunca en tiempos de pandemia. Una semana rara con partidos que no lo fueron, victorias que tampoco y ... vaivenes de reglamentación que han derivado en una justicia deportiva incierta. La nueva anormalidad de la Euroliga. Una semana extraña que comenzó con incertidumbre, paladeó el agridulce sabor de un triunfo burocrático finalmente aplazado y hoy alcanza su pico de emoción deportiva con un duelo ante un rival mermado hasta el límite por las circunstancias.
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Atrás queda el eventual 20-0 ante el Zenit en un partido que habrá que jugar, no se sabe cuándo. Toca centrarse en la parte estrictamente baloncestística, aunque tampoco la mentalización sea sencilla en un escenario con tan pocas certezas y tantas vicisitudes incontrolables. Peor lo tiene el Khimki, claro, que se presenta en el Buesa Arena con lo puesto. Con los mismos ocho jugadores que compitió dignamente en Madrid (94-85). Con el coronavirus instalado en su vestuario (Jordan Mickey, Janis Timma, Voronov, Monroe y Barashkov) y tres bajas por lesión (Jovic, Shved y McCollum), el conjunto ruso exploró la frontera de la normativa para alcanzar el número mínimo de jugadores que le impidiera perder por 20-0 sin jugar, aunque resulta que después el desenlace no sería ese.
Y Rimas Kurtinaitis se plantó en Madrid con tan solo ocho jugadores sanos: cinco del primer equipo –Vialtsev, Zaytsev, Monia, Booker y Jerebko–, el joven Odinokov (20 años), que ya había debutado días antes ante el Zalgiris, y dos meritorios del filial –Sharapov (21) y Evstigneev (21)–. Karasev y Dairis Bertans, tocados, viajaron a la capital española, pero finalmente no fueron inscritos, por lo que su presencia en el banquillo del Buesa es una incógnita.
Prohibido confundir esta anómala situación con un trámite para el Baskonia. El Khimki es un rival mermado, considerablemente además, pero tiene sus herramientas y ya demostró dignidad competitiva en el Wizink Center. Sin primeros espadas como Shved, Timma, Monroe o Mickey, cobran mayor protagonismo Booker, Jerebko o Zaytsev. Y el joven Odinokov ha anotado 11 puntos en cada una de sus dos apariciones. Haría bien la escuadra de Ivanovic de no fiarse de la compleja coyuntura rusa.
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El conjunto vitoriano, más descansado tras el aplazamiento del partido ante el Zenit, va con todo. Incluido Dragic, que ya asomó en el duelo doméstico ante el Burgos. «Está casi al cien por cien, le estamos guardando en los entrenos, pero está para jugar», explica el técnico azulgrana.
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