El Pireo, territorio conquistado

Hoy vacío, pero siempre intimidante, el pabellón de las dos mentiras se rindió a los alaveses. De nuevo dominante, capaz de imponer su estilo de ejecutor veloz y eficaz, el Baskonia se alzó victorioso para romper un maleficio que se había convertido en un incómodo compañero de viaje durante sus andanzas en la Euroliga. Superó a un Olympiacos que dejó asomar con cuentagotas esa identidad de equipo belicoso y canchero que le ha convertido en leyenda de la modernidad baloncestística europea.

Llegaba al choque el conjunto heleno con cinco bajas y tras dos semanas sin competir tras ser atacado por el coronavirus. Son circunstancias que pueden explicar algunas cosas, aunque no es menos cierto que el Dusko Ivanovic optó por igualar fuerzas al prescindir de hasta cuatro de sus jugadores. Diop, Sedekerskis, Raieste y Kurucs no disputaron ni un segundo. Parecía una concesión digna del código de los mosqueteros ante las debilidades del rival, aunque la realidad es que el preparador montenegrino sigue manejándose cómodo con escuadrones reducidos.

Bastó con ocho en esta ocasión. Un selecto grupo de elegidos capaces de responder. Cierre de filas y un liderazgo reconocido; el de Pierriá Henry. Los azulgranas mostraron de nuevo una marcada imagen colectiva. Las responsabilidades pasaron de mano en mano a lo largo de un encuentro que el Baskonia dominó en la primera parte para después controlar la reacción griega después del descanso abanderada por Printezis. Hubo reparto de méritos, pero el timonel virginiano ejerció de hilo conductor casi irrompible durante todo el choque. Emergió el Henry solidario y pasador durante la primera mitad, alimentador de un Youssoupha Fall que aplastó al Olympiacos en un cuarto inicial sobresaliente (15-23). Más adelante, la generosidad daría paso al virtuosismo individual a cargo del base estadounidense durante un tercer cuarto de amenaza constante de los locales. El Baskonia, que había alcanzado su máxima diferencia avanzado el segundo episodio tras un triple de Polonara (21-43, minuto 18) vio crecer de manera lenta al Olympiacos, que recortó diferencias con un 31-47 al descanso para después avanzar guiado por Printezis durante un tercer capítulo de estrategia de trincheras.

La capacidad resolutiva de Henry o el instinto de Dragic para encontrar el acierto en el momento clave permitieron mantener a flote la nave azulgrana, con más problemas de navegación después de dos cuartos iniciales de regata a toda vela. El conjunto de Bartzokas logró reducir distancias hasta situarse con un 60-67 recién descorchada la entrega final, pero una antideportiva de Spanoulis sobre Peters dio pie al Baskonia para corregir su trayectoria con un parcial de 3-14 (63-81, minuto 35). Henry volvió al banquillo dolorido en un tobillo, pero todavía tendría que retornar a cancha una vez más para sofocar un último fuego después de que el Olympiacos se acercara con un 71-81 a dos minutos del cierre. Resolvió sin despeinarse ni media rasta Henry con un triple de cosecha propia y una asistencia para otro proyectil lejano de Peters. El Pireo, a los pies de un base, por mucho que aparente lo contrario, no tiene nada de loco.