Salvar al soldado Diop

El espigado canterano sabe bien lo volátil que puede ser el protagonismo en un equipo de baloncesto. Desde que Sergio Scariolo le hiciera debutar con el primer equipo en la temporada 13-14, se ha convertido en todo un estandarte de un club histórico como el Baskonia quedándose siempre lejos de promediar siquiera 20 minutos de media por temporada. El tiempo suficiente para equivocarse y aprender, pero sin la continuidad necesaria para demostrarlo. Moldeado por muchas manos que finalmente dieron prioridad a otras piezas. Un jugador útil, pero no referencial salvo la excepción, dada su singularidad, de la pasada Fase Final de Valencia. Fue el pívot más consistente de la rotación que alzó el cuarto título de liga en la historia de la entidad.

¿Resultado? Renovación hasta 2023. ¿Expectativas? Consolidarse a sus 25 años como una referencia interior. ¿Realidad? La temporada que menos está participando desde que cumplió la veintena. Hasta la fecha, Dusko Ivanovic le ha otorgado una media de diez minutos por partido en ACB, rebajada a menos de siete en la Euroliga. Un papel residual agravado al comprobar que jugaba más en su primera temporada, recién estrenada la mayoría de edad.

El pívot azulgrana parece siempre partir de cero en cada curso, sin importar los años de antigüedad en la oficina de Zurbano. Cada curso de su trayectoria como profesional ha trazado siempre un círculo similar. Inicia relegado al fondo del banquillo para comenzar a emerger en el segundo tramo de la temporada, antes de volver al punto de salida a la vuelta de las vacaciones. Atrapado en las arenas movedizas de una ardua competencia en el puesto de 'cinco', junto con otros dos gigantes con raíces africanas que parten con ventaja pero que tampoco terminan de consolidarse en la categoría de indiscutibles.

La jerarquía bajo los aros vuelve a ser difusa a las puertas de ponerse en juego el primer título de la temporada. Hasta el punto de que Ivanovic suele recurrir en los finales de partido a Peters-Polonara como pareja interior. Una decisión que enrevesa aún más el reparto de minutos entre sus tres grandes, una rotación descompensada por pura matemática y vicisitudes del juego.

Diop se ha encargado de recordar en los últimos dos encuentros que se puede contar con él. La visceralidad del condecorado capitán azulgrana ha vuelto a escena coincidiendo con la reacción del equipo en el bache continental. El canterano ha mostrado una cara bien diferente a la que se había convertido en habitual en los últimos meses, exhibiendo una mayor ambición y dosis de energía. Su intensidad y su nivel de tensión, con 4 tapones antes el Zalgiris y otros dos más ante el Zaragoza, ha sido uno de los baluartes para que el equipo haya recuperado su esencia defensiva.

Sirva para alejar los fantasmas, ofrecer una alta temperatura de su juego y recordar al que fue el segundo jugador más valorado de la final de la Fonteta ante al Barça. Una buena noticia ante la acumulación de partidos en un calendario frenético que debería dar pie a un mayor equilibrio en la rotación.

Ilimane Diop, el jugador que más partidos de Euroliga ha disputado con la elástica azulgrana (183), vuelve a dar señales de vida. Más allá de sus números, parece haber recuperado parte de confianza y motivación. Un golpe en la espalda le apartó de disputar más minutos en la plácida victoria ante el Zaragoza, que culminó con un triple y el gesto de ponerse el teléfono en la oreja. El baskonismo le reclama.