Nueve décadas de magia verdinegra

Hace más de 25 años, en plena época de crisis, el modelo impuesto por el Joventut de Badalona sirvió como impulso para aquellos jugadores que alcanzaron la gloria vistiendo los colores de la Penya ante los clubes más grandes de Europa. Su teoría de ganar con gente de la casa alcanzó su culmen un 21 de abril de 1994, ganando una Euroliga a los mandos del técnico serbio, Željko Obradović. La ciudad de Tel Aviv quedó grabada para siempre en la memoria de la historia del club.

«Éramos una generación que, a pesar de ser de diferentes edades, contábamos con mucha calidad», explica con cariño Rafa Jofresa. El histórico base, jugador del cuadro verdinegro durante 16 años, recuerda que en aquella época «se juntaron varios factores, por un lado, era la ilusión y las ganas de desbancar a los equipos más grandes, y por otro el sistema de fichajes también ayudó, no se podían tener tantos extranjeros como hoy en día». Ganador de dos Ligas, tres Copas y una Euroliga, Jofresa fue uno de los seis jugadores principales de las mayores conquistas de los catalanes. Su nombre será siempre recordado en el Olimpic, de donde cuelga su camiseta, junto con Jordi Villacampa, Juanan Morales, Ferrán Martínez o su hermano Tomás Jofresa. Otros jugadores como Alfons Albert, Iván Corrales, Dani Pérez o la aportación de extranjeros como Dyron Nix, Ray Dawson, Mike Smith o Corny Thompson fueron esenciales en una generación que perdurará en la historia del baloncesto contemporáneo.

El reglamento de fichajes, al igual que el sistema de juego, ha ido variando en el mundo del baloncesto. El Joventut de Badalona, sin embargo, continúa fiel a sus principios y a sus valores, los de conseguir los mayores éxitos posibles de la mano de su cantera. Para el director deportivo del cuadro verdinegro, Jordi Martí, formar un equipo como el de la Penya a diferencia de uno que no acude a sus jóvenes talentos, añade una presión extra a todo aquel que busca reinventarse cada año. «Nuestro perfil de abonados quiere que la filosofía sea esta, que se siga manteniendo. Este equipo, desde hace muchos años, ha sacado jugadores de la casa y ha visto otro tipo de baloncesto, es con lo que muchos de nosotros hemos crecido. No se ha puesto en marcha otro método que no sea éste, pertenece al ADN del Joventut».

Durante los años siguientes, el equipo se codeó con los grandes del baloncesto español, alcanzando una vez más la gloria con una Copa del Rey, la de 2008 en Vitoria, de la mano de la 'triple R', Ricky, Rudy y Ribas, entre otros. Aquella temporada, en la que finalizaron segundos en liga regular, fue el inicio de un escaparate que vio como sus mejores productos buscaban otros destinos, ya sea probando suerte en la NBA o fichando por rivales directos como el Barcelona. «Mezclar jugadores de la cantera con otros que no lo eran fue el éxtasis de un bloque sólido y especial que alargó aún más aquellos años del Joventut. Estamos hablando de jugadores con el sello del equipo, que han aprendido con los valores y las enseñanzas de nuestra escuela, que ganaron 11 años después una Copa del Rey más demostrando la buena labor de nuestro equipo», recalca Rafa Jofresa.

Sumado a las restricciones en la tesorería a raíz de la crisis económica, esto condujo a la entidad a un concurso de acreedores en el año 2010. La Penya apostó más que nunca por su trabajo en la cantera. «Hemos tenido momentos muy complicados donde la estructura del club era diferente a la de ahora, donde teníamos que encargarnos de temas ajenos a lo deportivo con el propósito de unir las necesidades de todos los que forman la plantilla o el staff del equipo», deja claro Jordi Martí.

La paciencia en el desarrollo de los jóvenes fue importante para que el equipo consiguiera salir hacia adelante, con jugadores como Guillem Vives, Alberto Abalde, Albert Ventura, Xabi López-Arostegui, Nenad Dimitrijević o con el retorno de viejos conocidos como Sergi Vidal y Albert Miralles. La situación vivida por Jofresa fue distinta, pero el campeón de liga asegura que en esta ocasión acudir a los de casa «era la mejor opción, el equipo gastaba menos, pero debía esperar y exprimirlos al máximo hasta encontrar la calidad necesaria».

Tras años complicados a nivel deportivo, el Joventut consiguió sortear su disolución pese a su grave crisis económica en el año 2018. La farmacéutica Grifols se presentó como la mejor medicina para salvar a la Penya, convirtiéndose en la accionista mayoritaria y dueña del club. Una ampliación de capital que inició la resurrección en el momento más difícil en la historia de la entidad. A 10 jornadas de finalizar el campeonato y con los de Badalona en zona de descenso, los verdinegros sacaron carácter y garra venciendo ocho encuentros que les permitieron mantenerse un año más en la categoría.

Un impulso que cambió a la Penya de dinámica, empezando una nueva etapa desde cero. Tras tres años de ausencia, el pasado año el Joventut volvió a finalizar una temporada entre los ocho primeros en la Liga ACB, un resultado que otorga mérito a «los valores y el sacrificio de todo el equipo tanto en los buenos como en los malos momentos», palabras con las de Jordi Martí resume la esencia del equipo durante todo este tiempo.

A día de hoy, con la vuelta de Pau Ribas al equipo, y la incorporación de jugadores de calidad como Ante Tomic, Vladimír Brodziansky o Ferrán Bassas, el club desea tener una estabilidad que le permita seguir creciendo «unidos», un deseo que pide su director deportivo para el presente y futuro: «Vamos a estar luchando, tenemos ilusión de crecer como grupo tanto a nivel deportiv como humano, es suficiente para que podamos ir a más». Magia verdinegra.