Las lecciones de los baskonistas que ya se coronaron

Poseedor de unos muelles privilegiados en su pierna derecha, Kenny Green hizo de punta de lanza en aquel tiempo en que el Baskonia aprendió a ser grande. Saboreó esas primeras finalísimas, en Europa y en el torneo del 'k.o.', para erigirse en básico de Granada'95. Atiende desde Waterbury, a 2 horas de Nueva York. «Sabíamos que sería la primera, por lo que todos los muchachos arriesgamos todo para ganar».

Lideró en puntos (20) y rebotes (13). «Era un gran equipo. Manel Comas siempre nos respaldaba». Sigue la actualidad azulgrana. «Me siento muy orgulloso de las cosas que han logrado desde que me fui. Este año perdieron partidos difíciles, pero parece que están de nuevo en la pista». ¿Algún consejo para hoy? «Jugar duro. No dejar nada en la reserva», indica quien pasó varios años como 'sin papeles' en Qatar. Aquella pesadilla ya pasó. «Estoy bien. Tengo mi propio programa de entrenamiento para jugadores universitarios y profesionales. Quiero volver a entrenar, pero con la pandemia... Sigo esperando mi oportunidad».

«Mis días en Vitoria fueron cortos, pero llenos de alegría. Me acuerdo del cariño de la gente, en el pabellón y en la calle. Espero poder llevar a mi esposa, mi hija y mi hijo de 12 años -que juega al basket- a esa hermosa ciudad y a ese país, España». Habla Anthony Bonner, aquel talentoso 3-4 puntal en la segunda, Valencia'99.

Retirado en 2006, evoca desde su Saint Louis natal su título. «Sergio Scariolo se aseguró de que todos los días fuéramos al límite para tener la oportunidad de competir. Fue un desafío jugar tres noches consecutivas». Ese es el camino que le aguarda al TD Systems en esta edición. «Cuando vi la reacción de toda la ciudad supe que ese éxito permanecería incluso después de que todos nosotros ya no siguiéramos siendo parte de Baskonia». Ahora busca a sus excompañeros por redes sociales para restablecer contacto. «Estaré orando para que den lo mejor de sí mismos». Anthony es «ministro licenciado y ordenado del Evangelio de Jesucristo. Viajo por el mundo compartiendo las buenas noticias de la Biblia. Amén».

Aquel eléctrico base es un hoy un adorable padre de familia en Louisville. «Paso la mayor parte de los días con los míos». El héroe de Valencia'99 y soporte en Vitoria'02 no se decide por ninguna. «Es como decir qué hijo es tu favorito», esquiva. Para alzar la séptima, 'Benito' recomienda «una gran conexión del equipo, que disfruten jugando juntos y que no miren más allá del siguiente oponente. Lo demás son distracciones». Ve a Dusko como factor diferencial. «Si no te esfuerzas al límite, o más allá, nunca sabrás qué puedes lograr. Todo el trabajo duro valió la pena».

Erigido en brillante empresario en Raleigh (Carolina del Norte), Corchiani se queda con la celebración de Vitoria'02. «La gente se volvió loca». Y la plantilla, Chris. Su receta para triunfar suena a frase de anuncio. «¡Juega duro, ten pasión y disfruta del momento y de la oportunidad!». Como su compadre Elmer Bennett muestra total confianza en el patrón de la nave. «Dusko es el mejor entrenador a nivel táctico que he tenido», recalca este exbase, padre de cuatro hijos.

El mejor jugador de la historia azulgrana apura sus filigranas en Varese (Italia). 3 copas le contemplan. «Siempre es especial la primera (Vitoria'02). Mucha gente estaba enojada porque era en casa y no podía viajar», tercia. Pero quizá se queda con Sevilla'04. «Era capitán y mucho más protagonista en el equipo».

Se detiene Luis en la figura de Dusko Ivanovic, quien le moldeó con sangre, sudor y, a veces, lágrimas. «Tengo un recuerdo increíble, buenísimo. Tengo muchísimas ganas de darle un abrazo. Una de las cosas que me dolió de la pandemia del año pasado fue no habérmelo cruzado por una última vez en una cancha de basket (no coincidieron en la última Euroliga). La vida nos va a cruzar en algún momento. Le contaré el cariño que le tengo y los recuerdos que tengo de él. ¡No todos son buenos! También se lo diré, ja, ja... Le deseo toda la suerte del mundo y espero verle muy pronto».

Bajo ese aspecto de Eminem alargado se escondía un alero de alcurnia. Poseedor de un hilarante castellano-chileno fruto de sus años de misionero mormón, Travis Hansen dejó poso. Hoy sigue igual. Vive con su familia en Provo (Utah) donde se ha convertido en un respetable hombre de negocios. «He creado tres compañías», presume.

«Espero que estéis todos bien. Qué grandes recuerdos guardo de Vitoria. De los fans, del cuerpo técnico, de la directiva. Os amo a todos», se vacía. Pese a haber militado en conjuntos potentes como Atlanta Hawks, Real Madrid o Dinamo de Moscú, quiere dejar claro que «el Baskonia de 2005-06 fue el mejor equipo en el que jamás jugué. Luis Scola y Pablo (Prigioni) fueron los mejores líderes». Con el segundo habla a menudo. «Tiago (Splitter) Sergi (Vidal)... Casey Jacobsen fue el único mormón con el que coincidí en un vestuario. Qué bien jugó la final».

A este emprendedor le da tiempo a entrenar «a todos los equipos en los que juegan mis hijos». Pero aún hay más. «Pueden ponerse al día sobre mi familia en Netflix». La versión americana les saca en 'Dream Home Makeover', algo así como 'haga la casa de sus sueños'. Un spoiler: la suya cuenta hasta con pista cubierta de baloncesto.