El contexto ideal para hacer historia

El Fenerbahce, el Baskonia y los lituanos se juegan los dos billetes de cuartos restantes en una última jornada que se disputará por fascículos. La incomprensible decisión de no unificar horarios impide vivir dos horas de pura emoción competitiva y alimenta la inquietud y el suspense entre los equipos implicados. La sufrirán primero los bálticos desde un hotel de Múnich. Son los únicos que no dependen de sí mismos y necesitan el tropiezo de los turcos en Belgrado ante el Estrella Roja (19.00 horas) o la derrota azulgrana contra el Olympiacos para saltar mañana al Audi Domme con opciones de alcanzar la Final Four de Kaunas.

En lo que respecta al Baskonia, afronta la etapa final obligado a la excelencia ante el Olympiacos. «Un equipo súper sólido, líder de la competición, hiperexperto, con jugadores importantes en la historia de la Euroliga y que seguro que van a querer ganar. Siempre queda mejor ser primero», señaló Peñarroya. «Seguramente no hay partido más complicado en esta Euroliga», prosiguió el técnico, el guía de una expedición que pasadas las siete y media de la tarde de ayer aterrizaba en vuelo chárter en Atenas con las maletas cargadas de ilusión por coronar una más que notable trayectoria europea.

«No nos vamos a quedar contentos sin jugar el play off», aseguró el técnico, contrario a la idea de que el conjunto de Zurbano no tiene nada que perder y mucho que ganar. «Claro que tenemos mucho que perder. Llevamos 33 jornadas en play off y no pensamos en otra cosa», replicó a un periodista. La única mentalidad alavesa «es que hay que ganar», materializar la clasificación y desentenderse mañana del partido de Múnich que se disputará en pleno vuelo baskonista a Tenerife, donde el domingo defenderá el liderato de la ACB.

«Nos hemos ganado el derecho a jugar este gran partido y depender de nosotros mismos», defiende un Peñarroya optimista con la situación azulgrana. «Vamos con la conciencia clara de que si hacemos las cosas bien, tenemos el baloncesto para poder ganar», mentaliza el técnico a la tropa. «Evidentemente, tenemos que defender bien. Evitar sus canastas fáciles y ser más sólidos, sí», dijo en relación a la solidez de su rival, el que más primeros cuartos gana de toda la competición. «Pero no pretendamos que Baskonia vaya a jugar un partido a 60 puntos. Porque ese Baskonia este año no existe. Ni tenemos ese ritmo ni tenemos esas características», explica. Consciente de que «habrá momentos de gran dificultad», la idea del partido es «jugar a nuestro estilo, a ser nosotros».

El catalán está convencido de que «al equipo no le va a faltar deseo ni ganas» y se ríe de que el jugador de Olympiacos Shaquille McKissic declarara que quiere medirse en cuartos con el Zalgiris para probar los aros del escenario de la Final Four. «Se te puede volver en contra si no llegas», objetó. De sus pupilos, celebró no depender, a su juicio, de «ningún jugador concreto» y de que haya varios cerca de su mejor versión. «Así estaremos más cerca de los objetivos».

En la tripulación solo falta Sedekerskis, ausente también como apoyo moral. «No está; no viaja. Lleva dos meses y medio sin estar. Es un jugador importante pero no hay que estar hablando todo el día de él», concluyó, molesto, el técnico azulgrana, encargado de actualizar el parte médico de la «lesión fibrilar» notificada por el club el 12 de marzo y todavía «pendiente de evolución». Sin el lituano, sin Henry, contra viento y marea del puerto ateniense, el Baskonia busca la hazaña ya lograda en la otra parte de la ciudad. El Pireazo.