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Como el cántaro que no dejaba de ir a la fuente, las recurrentes recaídas del tobillo izquierdo de Jayson Granger también amenazan ruptura. En varios frentes. Sobre el posible colapso de la articulación, deberá decidir un médico. El especialista Mikel Sánchez, que el pasado ... verano le trató esta dolencia con plaquetas y parecía haber logrado solucionarlo, ya está en ello. Veremos si continúa optando por el conocido 'tratamiento conservador' o si esta vez se apuesta definitivamente por el quirófano.
Lo que la repetitiva lesión sí que está causando es un claro divorcio entre el base y su juego. Es normal, y fácil de entender, que con el dolor, el rendimiento en el campo se vea afectado. Más para un deportista como el charrúa, que saca petróleo de su superioridad física. Y aunque a ratos se sienta bien y brille en el campo, los altibajos no ayudan a un grupo de por sí mermado en el número de efectivos.
Lo que nadie aborda, por el momento, es qué pasará si la cirugía y una baja prolongada son necesarias. El uruguayo va a recibir infiltraciones y aunque no estará mañana en Moscú contra el Khimki, se espera que llegue el domingo para recibir al Real Madrid en el Buesa. Así lo aseguró Perasovic tras vencer al Unicaja, aunque todo dependerá de las pruebas que le se están realizando estos días al jugador.
La pesadilla con este esguince viene de lejos. En pretemporada, cuando creía que todo quedaba definitivamente atrás, Granger explicó parte del problema. «Es la primera semana desde noviembre que me levanto de la cama sin dolor», reconoció entonces durante un acto de presentación de una iniciativa comercial promovida por el Grupo Baskonia-Alavés y CaixaBank.
Rememoró que había iniciado el curso -la temporada 2017-18- «con algo que parecía una simple bursitis» seguida de «un esguince, otro más tarde y después un tercero». Este último fue «el más grave», el mismo que «no se curó bien del todo» debido a las prisas ante la llegada de los 'play off' de la Euroliga. La serie contra el Fenerbahce, del pasado abril.
Para colmo, las complicaciones se redoblaron «debido a una deformidad en el hueso que me tocaba un poco el tendón de Aquiles». «Seguimos un tratamiento conservador durante gran parte del verano que no funcionó», explicó hace cuatro meses cuando se inició otro más intenso que dio «muy buenos resultados».
La terapia eliminó el dolor facilitando el camino hacia la recuperación definitiva, lo que permitió eludir la cirugía. Granger reconocía que la sola mención de la palabra quirófano «asusta». «Este tratamiento ha dado resultado porque se me ha quitado el dolor por completo», señaló entonces. «Lo que tengo que hacer es buscar la forma perdida tanto al final de la pasada temporada como en el verano», insistió el uruguayo.
Y la encontró. No quizá al inicio. Porque esta temporada, otra vez contra el Fenerbahce, saltaban las alarmas tras tocerse el tobillo al pisar a Ali Muhamed, lo que causó un nuevo esguince, este en el mediopié izquierdo. Fue justo antes de ir a Andorra en un partido contra el Morabanc que es mejor no recordar.
Por suerte, tras unos días de reposo volvió entonado. Contra el Panathinaikos, por ejemplo, su actuación fue notable. Y pese a la irregularidad ha dado buenos minutos al conjunto, algo individualista, pero tapando los huecos provocados por las lesiones o el bajo rendimiento de Shields y Hilliard. Ahora toca reaparecer en la casilla de salida. Confiar en los médicos y hallar la solución al desbarajuste que sufre en ese tobillo izquierdo, del que la primera víctima es el propio jugador.
El que también debería reaparecer pronto es Patricio Garino. El alero argentino, que sufrió un esguince de grados 2-3 en su rodilla derecha, durante un entrenamiento el pasado noviembre, completa las seis semanas de baja programadas con el cambio de año. Esa era la previsión cuando se optó por un tratamiento conservador para que su articulación pudiera sanar. Por el momento, no se ha anunciado su regreso ni ha trascendido ninguna novedad sobre su estado.
De la misma forma, los tres meses aproximados en los que se pensó que la lesión lumbar de Tadas Sedekerskis se solucionaría llegan a su fin. El alero lituano padeció una recidiva de su lesión en el pedículo izquierdo L5 en octubre. El tratamiento de rehabilitación supervisado por los servicios médicos debe estar a punto de completarse.
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