Con el colmillo afilado antes de la traca final

En el conocido como pabellón de las dos mentiras, el Baskonia no engañó a nadie. Es lo que parece. Un equipo vertiginoso, con alma guerrera, que cabalga a lomos de la agresividad y el despliegue físico. Reconocible y atractivo para un público que ansía ponerse a aplaudir desde sus casas. Con pequeños lunares, que solo mejores rivales han conseguido acrecentar antes de aumentar la rutina de partidos en los meses de diciembre y enero.

Un total de once compromisos antes de terminar este fatídico e inolvidable 2020 medirán las energías del plantel de Zurbano. La plantilla llega con el colmillo afilado, en una cómoda posición en ACB y dentro del pelotón que pelea por colarse entre los mejores de la Euroliga. Pero el calendario es apresurado y cada duelo, una prueba de fuego para las fuerzas del grupo que dirige Ivanovic.

El Baskonia ha conseguido esquivar tanto los estragos del coronavirus como los problemas físicos, un incómodo contratiempo que solía acampar en el Buesa cada temporada. Hasta el momento, solo el isquiotibial izquierdo de Dragic y el tobillo derecho de Peters han obligado a recortar el número de jugadores disponibles, reducido a 12 desde la salida de Carrington. Una baja sensible en lo numeral que ha dejado la estadística de minutos altamente descompensada.

Mientras jugadores como Vildoza, Henry, Giedraitis y Polonara superan los 25 minutos de media, cinco de sus compañeros no llegan a la decena entre las dos competiciones. Uno de ellos es Fall, cuyo rendimiento va 'in crescendo' a la par que la confianza de Dusko Ivanovic en el gigante francosenegalés, más debilitada respecto a los cuatro canteranos. «A un joven le pido lo mismo que a un veterano», explicó el de Bijelo Polje tras ganar al Panathinaikos. Es el peaje de los novatos por formar parte de una plantilla que quiere competir por «ganar algo».

Raieste solo ha participado tres minutos en el último mes y medio, Kurucs aparece y desaparece y Sedekerskis es el que mantiene una aportación más regular, sobre todo en ACB. Por encima incluso de la de Diop, capitán del equipo y pieza muy importante en la consecución del título liguero. Demostró ser un jugador francamente útil y se ganó la renovación hasta 2023 a cambio de un protagonismo que vuelve a ser residual a la espera de un soplo de aire fresco.