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Puede presumir el Baskonia, y motivos le asisten, de funcionar como el trampolín de los impactos súbitos. El club azulgrana debe de tener un ojo de precisión quirúrgica que criba el material muy rescatable de los despojos con destino al contenedor de los productos orgánicos. ... Hace un año epató a Europa entera con el fichaje de Markus Howard, un anotador incontenible de bolsillo según la talla que exige la NBA.
Y este verano ha rescatado de la relativa intrascendencia a Chima Moneke. El hombre del cabello indómito y la gafa de quien protege sus ojos en una fundición candente cautivó un año en el Nou Congost de Manresa, apenas lució la camiseta de Sacramento Kings dos partidos en la NBA -¿un pívot de 1,98 se preguntarían allí? -, Sasa Obradovic no le alabó el gusto hace unos meses en Mónaco y retorna a la ACB por la puerta reservada a las sensaciones majestuosas.
24,8 Es su valoración
en la ACB tras promediar 15 puntos, 10 rebotes y 3 asistencias.
En esta era de redes sociales y conocimientos instantáneos pronto se desvelaron ayer los datos que encumbran al 'cuatro' de Nigeria. Apenas le ha bastado medio mes para reclamar un hueco profundo en el retablo barroco del baskonismo. Desde que el club vitoriano se sacudió la modestia para aspirar al territorio telúrico donde habitan los santos muy pocos jugadores de la entidad alavesa han derribado la puerta igual que el reciente fichaje del último verano.
Que hagan la señal de la cruz los más veteranos de la causa azulgrana, abracen la trascendencia o se proclamen agnósticos perdidos. Formada por creyentes religiosos o no, la parroquia de Mendizorroza entonces y Betoño ahora se secará el agua salada de los ojos al leer que sólo el sobrio y rotundo Larry Micheaux, el artista Abdul-Jeelani vestido de gala, el voraz anotador Joe Arlauckas y el helicóptero Essis Hollis -dron en estos tiempos que cuántas vocaciones alistó en sus días- superan a Moneke según términos de productividad por metro cuadrado de parqué en sólo cuatro jornadas a modo de aperitivo doméstico. Y ahí, en esa nómina celestial, figura el hombre del pelo rebelde. En el olimpo de los dioses.
Howard encarnó el chaleco reflectante o las luces de emergencia, sobre todo para los rivales, y en la geografía del continente entero. Pues aquel menudo extraordinario cede ahora la vez a un interior encogido, según los cánones de la estatura, en el programa de la lavadora. Algo que no le afecta para nada a la hora de mostrarse como un gigante encima de la cancha. Es el rey de los números concretos y también de las sensaciones intangibles.
Dispone de una facilidad innata, ¿o más bien trabajada?, para superar cada tarde los dígitos plurales en puntos y rebotes. Su energía contagiosa de quien no parece cansado de danzar ilumina toda la avenida, como cantaría Gato Pérez. Promedios de quince puntos con notables porcentajes de tiro, diez rebotes y tres asistencias derivan en una valoración-tipo de 24,8. Poca chicha para los 37 créditos que selló el domingo en Granada. Números a los que añadir otro doble-doble contra el Real Madrid durante el debut esta temporada dentro de la Euroliga.
Es Moneke la encarnación del jugador total, del baloncestista absoluto. De parcelar la modalidad deportiva surgiría que ronda el sobresaliente en cada uno de los apartados. Dispone de una clave para anotar incluso en escorzos circenses con el fin de esconder su escasez de centímetros, irrumpe en la zona como Chima por su casa, prefiere el reparto al egoísmo gracias a su don de ver a los compañeros liberados cuando a él le rodea hasta el apuntador de la obra y viene limando un pulcro lanzamiento triple siempre que los adversarios cometan la osadía nada recomendable de flotarle.
Es tal su efervescencia que los oponentes no le consideran apto para respirar con hondura, tomarse su tiempo y a partir de ahí fintar el tiro o adentrarse sin miedo hasta el cráter donde se mueve la lava dentro de la zona. ¿Que si rebotea? Las yemas de sus dedos funcionan como imanes para capturar por actitud y colocación los rechaces atrás, que de los ofensivos ya se encarga Khalifa Diop. ¿Echan algo en falta? Pues también sube la pelota mediante la alegría del alumno a quien le muestran el patio del recreo y defiende con la pasión del converso. Hablamos de Chima, el último impacto súbito de la entidad del carnero.
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