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El certero ojo de halcón del Baskonia

Marcelo Nicola estrenó aquella vía importadora que trajo a Vitoria espléndidos embajadores del baloncesto argentino a la que siguieron el afluente brasileño y el rastreo por el Este de Europa, de los países que integraban la antigua Yugoslavia al caladero báltico. Y huelgan los debates sobre el certero ojo de halcón alavés, el que divisa la pieza desde la altura del dron y la captura para desarrollarla junto a los humedales de Salburua.

Los datos, en este sentido, vienen a confirmar cuanto ya declaraban las sensaciones. Un detenido repaso a las dos últimas décadas de la ACB revela una verdad a gritos más que un misterio callado. Que la entidad de Betoño, vendedora como modo de entender la existencia deportiva para sustituir unos cromos por otros a la búsqueda permanente del progreso, cuece sus hallazgos bajo el techo sucesivamente elevado del Fernando Buesa Arena hasta madurar los frutos prometedores y verdes.

En los veinte años más próximos de aquí hacia atrás, nada menos que en catorce oportunidades se han colado baskonistas –según sus méritos, no por la ventura del azar– dentro de los mejores quintetos de las sucesivas temporadas. Sólo en seis ejercicios (2008, 2014, 2015, 2019, 2020 y 2022) ese 'cinco' ideal ha carecido de delegados azulgranas.

Registros formidables teniendo en cuenta que dieciocho conjuntos –doce jugadores en cada plantel– se impulsan cada otoño desde los tacos de salida. Y hasta ocho veces ha metido el cuadro de Zurbano a dos integrantes de sus plantillas en esos grupos tan selectos. El dúo Thompson-Howard que la ACB introdujo hace un par de semanas en la nómina que completaron Musa, Shermadini y Tavares llevaba siete antecedentes a sus espaldas. Los albicelestes Prigioni y Scola formaron la pareja mejor avenida recitando en cada jornada el viejo y noble arte del bloqueo y la continuación, un 'pick&roll' que el ideólogo de Río Tercero reprodujo más adelante con el solidísimo Splitter, otro producto mimado en el vivero azulgrana.

El ala-pívot porteño, el mejor jugador que ha vestido el escudo del Baskonia según confesó el presidente de la entidad en la marcha de 'Luifa' a Houston (NBA), se yergue como el monarca absoluto de los reconocimientos por sus cuatro presencias consecutivas entre 2004 y 2007. Le siguen el cerebral director de juego que logró el título de MVP en la Copa anotando sólo dos puntos en la final con tres apariciones. Y Nocioni completa las reposiciones con dos nombramientos en campañas tan distanciadas como las de 2004 y 2013, lo que viene a convalidar su regularidad al más alto nivel.

En la orden de mérito destacan los bases porque hasta siete timoneles ocupaban el puesto de 'uno': Bennett, Calderón, Prigioni, Huertas, Adams, Henry y Thompson. Vaya nómina formidable, por cierto. Integran el resto de la lista dos escoltas (Rakocevic y Howard), tres aleros (San Emeterio, Nocioni y Hanga), otros tantos 'cuatros' (Scola, Teletovic y Shengelia) y dos postes (Splitter y Bourousis).

Por nacionalidades dominan los jugadores estadounidenses (Bennett, Adams, Henry, Thompson y Howard), seguidos por los argentinos (Prigioni, Nocioni y Scola), españoles y brasileños con dos delegados cada uno (Calderón y San Emeterio; Huertas y Splitter). Y ya, a modo de representantes a título individual, el serbio Rakocevic, el húngaro Hanga, el bosnio Teletovic, el georgiano Shengelia y el griego Bourousis. Un comité de la ONU formado por altos representantes del baloncesto azulgrana con sillones reservados a sus nombres en pleno consejo de seguridad.