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Darius Thompson resiste el acoso defensivo de Kendrick Perry. Igor martín
Contracrónica del Baskonia-Unicaja

Un caudal ofensivo desbordante

Peñarroya suma piezas para la causa, con Howard y Thompson como líderes del equipo y unos Sedekerskis y Kurucs indispensables

Iván Benito

Sábado, 1 de octubre 2022, 00:19

Había que frotarse los ojos al descanso ante semejante espectáculo ofrecido por el Unicaja en el primer cuarto y especialmente por el Baskonia en el segundo. Y en el tercero. Y en el... en el cuarto ya no hizo falta. 79 de valoración al descanso, ... 84 puntos anotados en 30 minutos. Un caudal ofensivo desbordante, bajo el imperativo de correr, con unos porcentajes de tiro excelsos (70% de dos, 55% en triples, 91% desde el tiro libre) y un Buesa Arena en ebullición, con 15.501 espectadores.

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Así arrancó la era Peñarroya. Sin rotaciones de ocho jugadores como con Dusko Ivanovic y Spahija y dos jugadores con el bastón de mando. Markus Howard y Darius Thompson no fueron fichajes astronómicos, pero ayer fueron los dos referentes azulgranas. No estuvieron solos. Sedekerskis y Kurucs también pidieron el balón para darle la vuelta al marcador (18-33, minuto 9) y hacer vibrar a un público enardecido.

Empecemos por los bases. Puros o no. Diferentes. Empezó Thompson como titular haciendo dupla con Marinkovic, sobrepasados por una intensidad defensiva por debajo de lo que requería el vendaval inicial malagueño. Tras un triple de Perry (11-23), el cuarto en seis minutos, Peñarroya dio el relevo con la dupla Howard-Kurucs. que resultó letal. El letón le robó el balón a Alberto Díaz y se colgó del aro al contraataque en la primera acción. El estadounidense clavó su primer triple tras otra pérdida del base malagueño, nuevo referente del baloncesto nacional tras el Eurobasket, y no se quedó ahí. 15 puntos en menos de 7 minutos.

Molestias físicas de Howard

Con 'driblings' que pusieron a bailar a la gente antes de tiempo, bombas a tabla, una bandeja tras reverso casi imposible y tiros de larga distancia. Comandó el parcial de 13-0, dejó el partido empatado (35-35) y se fue al banco espoleando al público.

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Volvió para el último minuto del segundo cuarto y todos sus compañeros tenían muy claro quién tenía que jugarse las dos posesiones restantes. Ya hay jerarquía. Roles. Y miedo, cuando en el primer minuto, se le resbala el pie derecho y la pierna izquierda se le queda clavada. Al banquillo cojeando, igual de movido que sobre la pista. Nada grave. Quería volver a jugar pero no lo hizo por precaución. Peñarroya confirmó que todavía anda con molestias musculares de la pretemporada y se resintió entre semana.

Pero estaba Thompson. Que tiene menos chispa, más diesel y una penetración hacia canasta difícil de frenar. Juntos, pueden ser letales. Pero la presión a toda pista de Unicaja constató que Marinkovic y Kurucs sufren para subir el balón. No para anotar. 12 puntos cada uno. Sin fallo el canterano, igual que Sedekerskis. Brillante su segundo cuarto en ataque, excelso en defensa durante todo el choque. Porque en los 25 puntos recibidos entre el primero y el último cuarto estuvo la clave de la victoria.

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Con un Costello al que se le contabilizaron 3 tapones y 4 recuperaciones, pero canastas evitadas fueron muchas más. Además, seis asistencias, el mejor del equipo en ese apartado. No era un día para los interiores ante tanto acierto por fuera. Hommes, lastrado por las faltas, se animó al final, cuando Peñarroya levantó el pulgar para acabar el partido 103-87, y la canasta final de Brizuela le enervó la sangre. Mientras, Enoch y Kotsar estuvieron en segundo plano. Como Dani Díez y Raieste, los últimos de una rotación extensa a la que le toca refrendar este ritmo vertiginoso, intensidad defensiva y acierto en ataque. ¿Y el capitán Giedraitis? Once puntos pasando desapercibido. Todos no podían destacar.

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