Reflexiones en Baskonia Land
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Lo de Andorra fue un aviso de lo que le puede suceder a la escuadra azulgrana si renuncia al esfuerzo y a la concentración. Mejor rectificar a tiempoSecciones
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Análisis. ·
Lo de Andorra fue un aviso de lo que le puede suceder a la escuadra azulgrana si renuncia al esfuerzo y a la concentración. Mejor rectificar a tiempoPronto ha apelado Pablo Laso a la reflexión general, la suya propia, la de los jugadores y puede que también del club azulgrana. Bastó una fea derrota ante el Andorra para que el técnico vitoriano mostrara su primer enfado serio de la temporada. Entre la ... bocina final y la comparecencia en la sala de prensa del Buesa Arena mediaron cerca de 50 minutos, un largo intervalo revelador. A uno le da por pensar en las diversas circunstancias que se pudieron producir en las entrañas del pabellón durante semejante período de tiempo. Cabe elucubrar sobre una breve reunión entre Laso y sus ayudantes, la posterior charla con los jugadores dentro de la intimidad del vestuario. Puede que se diera una reprimenda en tono más o menos sonoro, pero siempre firme como corresponde a un entrenador con el discurso claro. Tal vez Laso también departiera con algún alto mando de la cúpula azulgrana, donde quizás se cruzara algún reproche respecto a la conveniencia de poner a uno u otro jugador en cancha. Porque en el Baskonia, como en otros tantos clubes con ambiciones, las derrotas se procesan en caliente y las culpas tienden a caer en quien toma las decisiones desde el banquillo.
Pablo Laso aludió a la falta de esfuerzo y concentración de su equipo en la que fue la segunda derrota de la temporada. Si la de Tenerife dolió menos, la sufrida frente al Andorra supuso un toque de atención. En medio del ambiente festivo de la semana de apertura programada por el club, el resultado y el proceder del equipo eran un contrapunto estridente al brillo de las luces LED, las actuaciones musicales y las coreografías acrobáticas.
Frente al Partizan todo fue rodado, aunque también hubiera episodios del partido que darían para la reflexión. Las intermitencias de juego pueden ser lógicas para un equipo de nueva factura con la temporada recién comenzada. Sin embargo, cuando Laso alude a la falta de concentración y esfuerzo, reprocha la actitud de sus jugadores. Al final, para las características de un equipo como el Baskonia, no solo se trata de moldear un estilo determinado de juego, ensamblar una serie de sistemas de ataque e interiorizar y mecanizar las correspondientes reglas defensivas. También hay que esculpir una determinada manera de saber sufrir, un manual para la resolución conjunta de problemas que refuerce el colectivo. Porque un solo apellido o dos no bastan ni para plantar cara a buena parte de los rivales que vienen en la Euroliga ni para aguantar el tirón de las trampas que llegan el fin de semana en una Liga ACB donde muchos saben de las limitaciones azulgranas para compatibilizar dos competiciones.
Tras el pésimo cierre de la pasada temporada, con el destierro de los play off de Liga ACB después de cuatro décadas, el director deportivo azulgrana, Félix Fernández, definió como «de montaña rusa» un curso de contrastes extremos. Semanas después, el club promovía en su campaña de abonados el símil del parque de atracciones, con Baskonia Land como espacio de diversión y emociones fuertes. El transcurrir de los partidos dará pistas respecto a cuál es la atracción favorita del equipo dirigido por Pablo Laso. Si quiere subirse al tiovivo que da vueltas sobre los mismos errores, se decanta por la montaña rusa que alterna el frenesí de las grandes gestas europeas con las decepciones domésticas u opta por aguantar el cuerpo a cuerpo de la pista de autos de choque. Puede que este último sea el escenario más recomendable.
Con tres partidos oficiales disputados, Laso ya ha llamado a la reflexión. Mientras, debe encarar cuestiones apasionantes en el emsamblaje de su equipo. Está obligado a renunciar a uno de sus tres extracomunitarios en los choques ACB hasta avanzado noviembre, con lo que supone de retraso en el ajuste de una de sus piezas en una dirección de juego de batuta aún difusa con Forrest y Jaramaz. Debe convencer a Donta Hall y Khalifa Diop de que esto va de ser constante y firme en una posición donde no hay excedentes. También ha de lidiar con las locuras de Chima Moneke o hacer armónica la convivencia entre la estrella asentada que es Markus Howard y un recién llegado pujante como Luwawu-Cabarrot. En los laterales del tranvía vitoriano se muestran desde verano los rostros del entrenador de Sanvi y del pequeño gran anotador. Quizás haya que hacer hueco para el francés.
Queda aún en el aire cuál puede ser el papel de jóvenes valores como Raieste, no tan joven, Ndiaye o Savkov. Claro que habrá que esperar a Nikos Rogkavopuolos, porque algo tiene el agua cuando la bendicen. Menos mal que al preparador vitoriano siempre le quedará Tadas Sedekerskis, el capitán que se pega con todos y que comienza a dejar una impronta triplista más que interesante. No le queda nada al bueno de Pablo.
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