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Llegando al fin de temporada se precipitan los rumores sobre los movimientos más o menos previsibles sobre el futuro de los 18 privilegiados que liderarán los nuevos proyectos de los equipos ACB. Repasar la nómina de entrenadores con cierta atención deja en evidencia el conservadurismo ... de los clubes. Desde hace años no hay debutantes, los que aparecen vienen de ser segundos en el mismo club, son usados con una emergencia que casi siempre sale mal y carecen de continuidad. Solo Raventós (61 años) ha salido airoso, es de suponer que Fuenlabrada le mantenga, aunque, como corrobora la historia, los madrileños no son pacientes.
La mayoría de los titulares han pasado de la cincuentena y tienen largos años de experiencia. El líder de los veteranos es Casimiro (61), mucho mejor ejerciendo de salvador de equipos en peligro que de desarrollador de proyectos largos. Hay que recordar que fue campeón en 1997. De esa generación y algo más jóvenes, un puñado de sólidos entrenadores que saltan de equipo en equipo como son Porfi Fisac (57) y Paco Olmos (51). Curiosa la trayectoria de este último; tras una destacada carrera fuera de España se acomoda en Breogán y el éxito le lleva a Burgos, donde desciende. El caso de Moncho Fernández (52) es sorprendente. Ejerce de profeta en su tierra, lleva once años al mando del Obradoiro. Aunque el proyecto no crece, aun no ha pisado el terreno de play off, el club le mantiene. Por algo será.
Otro de los consolidados es Ibon Navarro (46). Lleva ocho temporadas en la élite. En la pasada, le cesaron en Andorra y en una semana aterrizaba en Málaga, proyecto que, una vez renovado, debe ser el capítulo definitivo de su carrera. Tres buenos técnicos, triunfadores en ACB, como Sito Alonso (46), Pedro Martínez (60) y Txus Vidorreta (55) han tenido a lo largo de su extensa carrera oportunidades en equipos de alto presupuesto y no consiguieron afianzar su proyecto. El primero en un paso efímero por Vitoria y el Barcelona, el bilbaíno en Valencia y Martínez -el más innovador del momento- en Baskonia y Valencia. A la espera, muchos: Plaza, Ponsarnau y un largo etcétera.
Este recorrido por la profesión me lleva a pensar que los clubes no tienen una idea del tipo de entrenador que quieren, ni le dan importancia a su labor. Es más, ni gastan tiempo en informarse de cómo son los posibles candidatos. La presencia de Sakota (60) en Zaragoza, de Mrsic (51) en Breogán o la reiterada presencia de Katsikaris (55) como salvadores de nuestros clubes es muestra del desconocimiento generalizado de la profesión. El caso de Neven es diferente. Ya conocía el carácter baskonista y no cuadra con su estilo. No debe sentirse enfadado por no continuar. Para el club es correcto como bombero, pero no para un plan de medio plazo. Peñarroya (53) deberá ejercer de constructor en el Buesa.
La cuadra española solo tiene una forma de hacerse sitio: creciendo con el club y sintiéndose de la casa. Así se asentó Álex Mumbrú (42) en Bilbao, aunque ahora busque nuevo destino. Paradigmático es también Carles Durán (46) en Badalona, ejemplar en la gestión del Joventut. Nada comparable con la problemática de los equipos de Euroliga. Estamos muy lejos de la pujanza de los americanos, basta con considerar que Boston puede quedar campeón con un entrenador prácticamente debutante.
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