Calderón pasa a los despachos

Las franquicias no han querido alargar la exitosa carrera de Calderón, uno de los bases más respetados de Estados Unidos por su calidad humana y deportiva. Ahora lo tendrán enfrente. LA NBPA (National Basketball Players Association) no ha dejado pasar la oportunidad contar con él y le ha nombrado asistente especial de Michele Roberts, directora ejecutiva del sindicato de jugadores de la NBA.

Uno de los mejores asistentes del baloncesto español, pilar de la selección que conquistó el Oro en Japón'06 y tres medallas olímpicas (las platas de Pekín y Londres y el bronce de Río) será asistente en su paso a los despachos. Tenía que ser. Queda aparcado, al menos por el momento, su interés por los banquillos. Una mente privilegiada para comprender el juego de la canasta siempre ejerció, en cierto modo, como entrenador en la pista. Sus últimas temporadas, más un mentor que una pieza determinante en los partidos, apuntaban en esa dirección. Es lo que le está pasando también a Pau Gasol, que será el próximo de la Generación de Oro en colgar las botas.

Al frente de la selección española, que Calderón abandonó tras los juegos de Brasil, está ahora Ricky Rubio, su relevo natural. En el imaginario de los aficionados que crecieron y aprendieron a amar el juego con el equilibrio entre defensa, ataque y liderazgo colectivo del de Villanueva de la Serena, el vacío quedará por largo tiempo. Quizá porque ya no existen tipos que firmen un 98,1% de tiros libres a lo largo de una temporada con más de 80 partidos. Él lo hizo en la 2007-08, un récord que nadie a igualado.

En Vitoria, a donde llego con 13 años, se hizo imprescindible en la primera plantilla entre 2002 (recuperado tras cesión en Alicante y Fuenlabrada) y 2005. Al principio como suplente de Benett, luego capitán general del equipo que ganó una Copa del Rey (2004) y fue subcampeón de la Euroliga (2005) antes de dar el salto a EE UU de la mano de los Raptors con los que desarrolló el grueso de su carrera.

Tras ocho años en Canadá, comenzó un periplo que le llevó por Detroit, Dallas, Nueva York, Los Ángeles, Atlanta, Cleveland y de vuelta a Detroit, donde milito el curso pasado. Fue un Piston, un Laker, un Knickerbocker. Algo al alcance de muy pocos. Solo le faltó el broche, el que el destino le reservó en la temporada 2017-18, cuando fue reclutado por los Cavaliers de LeBron James. Jugó las finales, pero al Rey no le quedaba gasolina para volver a tumbar a los Warriors y regalarle el anillo que mereció.