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Es el momento. Puede que no quede otro. La carretera se acaba y de no variar ya el rumbo espera el precipicio. Y como las grandes tardes son las de los grandes toros, hoy llega al Buesa Arena, más que un morlaco, un minotauro. Un ... gigante liderado por un genio y entrenado por un especialista en liarla en su laberinto defensivo.
Este Panathinaikos no tiene la calidad del de las tres Euroligas con Diamantidis, pero mantiene su gen competitivo, su instinto ganador. Un bloque que no necesita de nombres ni de centímetros para imponer una idea solidaria del juego atrás -con continuos cambios automáticos- y la desbordante capacidad de generar de Nick Calathes.
El base de los verdes, máximo asistente de la competición -9 por tarde, este curso; 5 a lo largo de toda su carrera- hace todo lo necesario y un poco más. El miércoles, contra el Barcelona, se quedó en 2 puntos (su media es de 10 y eso que no tira bien desde el triple). En cambio, atrapó nueve rebotes, repartió 12 asistencias e incontables pases de canasta. Porque el de Casselberry (Florida) es capaz de mover a cualquiera de sus compañeros solo con ordenárselo. Les coloca el balón donde no queda más remedio que avanzar, botar y anotar.
Contra el cerebro del minotauro ateniense es donde Luca Vildoza puede, por fin, tomar la alternativa como uno de los bases a tener en cuenta en la liga continental. Viene de encajar los golpes de Mike James -superlativo en el tercer cuarto en Milán-, zafarse de sus acometidas y terminar igualando la balanza con 15 puntos, 2 rebotes y 4 asistencias para 15 de valoración.
Con suerte, el argentino contará con la ayuda de Jayson Granger. El uruguayo será duda hasta el último minuto -es posible que ni juegue-, pero en el club prefieren no descartar su reaparición tras el esguince en el empeine izquierdo sufrido contra el Fenerbahce hace tres jornadas. Intentó entrenar ayer y volverá a probar hoy, antes de que Perasovic tome una decisión definitiva. Vendría bien tenerle sano. A la vera de Calathes estará otro gigante de la Euroliga. Ketih Langford, dos veces máximo anotador del campeonato, regresó de China a sus 35 años para desatascar a los de Xavi Pascual.
Aunque lo realmente necesario es el regreso campeador del capitán baskonista Shengelia. El georgiano está en un bucle absurdo en las últimas fechas que, con Voigtmann devuelto a su puesto natural de 'cinco' por el nuevo entrenador, hace imprescindible su liderazgo. No tendrá pares sencillos. El Panathinaikos juega sin un referente claro en la pintura. Stephane Lasme es su pívot, aunque cumple muchos minutos al 'cuatro'. Mide 2'03. Desde el banco aparece después Thomas Deshaum, un ala-pívot percutor con buena mano en el arco. Y aún está James Gist.
El techo, la pareja de baile de Vincent Poirier, debería ser Georgios Papagiannis (2'20), pero llegó tan fuera de forma de la NBA que Pascual le tiene apartado del grupo en una pretemporada que se espera de varios meses. Su puesto es ocupado por Ian Vogioukas y Konstantinos Mitoglou. Habrá que ver si Ilimane Diop sigue sin contar o le dan más oportunidades de seguir progresando y mostrando el nivel con el que soprendió en los momentos más oscuros del grupo, en los estertores de Pedro Martínez.
A los del Panathinaikos les saldrá algo mejor o algo peor la faena, pero está claro que saldrán al 100% y pensando tan solo en la victoria. Por cualquier medio. Por el que ordene Caltahes, que para eso es el dueño de esta escuadra. Eso sí, el nivel de los griegos baja bastante lejos de casa y solo han ganado en Pogdorica hasta la fecha. En las visitas al Bayern Munich, Zalgiris y Anadolu Efes pincharon.
En cualquier caso, las dudas quedan todas para los azulgranas. Shavon Shields, la primera. El de Kansas agota su crédito tras dos castigos públicos por no defender con suficiente energía. Ioannis Papapetrou no es la mejor receta para pasar ese resfriado. Thanasis Antetokounmpo es la otra opción. En principio, la que le tocará a Patricio Garino o a Darrun Hilliard si Perasovic insiste en moverle al 'tres' disconforme con sus piezas originales. Sí, Thanasis es el hermano mayor de Giannis, el que deslumbra a todos en los Milwaukee Bucks. Pero, tranquilos, no lo hace como él.
Por la hora, quizá aún estaría en el vestuario. Tornike Shengelia tuiteó anoche sobre lo sucedido en el Mediolanum Forum. No es habitual. El mensaje era para los aficionados. Tan directo como escueto. En inglés. «Ha sido mi culpa. Os lo compensaré. Lo prometo». Hacía referencia a una mala gestión de los minutos finales y, sobre todo, a los seis tiros libres fallados en otros tantos intentos. Una losa mental durante todo el partido. Una prueba más de la impotencia del grupo cuando llegan los momentos decisivos. Los que no dudaron en arropar al capitán fueron los aficionados. Decenas de respuestas, en pocos minutos, con una idea que se repetía como un mantra. Curiosamente, una frase que usaba habitualmente Pedro Martínez. «Somos un equipo. Ganamos todos y perdemos todos». Lo de Milán ya pasó, es el momento de que Shengelia demuestre en la cancha las ganas que tiene de mantener la ilusión de Vitoria por aspirar a ser uno de los elegidos para la Final Four que se disputará en el Buesa el próximo mes de mayo.
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