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La bomba de Laso

Martes, 3 de diciembre 2024, 00:37

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«A veces, la plantilla mejora quitando». Con ustedes, la bomba dialéctica de Pablo Laso. Es la misma que soltó durante el tramo final de su comparecencia en la sala de prensa del Buesa Arena tras la poco presentable derrota del Baskonia ante el ... Valencia Basket. Es de esas frases que invitan a la repregunta inmediata. No se produjo cuando se planteó al técnico vitoriano la siguiente cuestión, quizás por aquello de rebajar la tensión para después volver a la carga. Sin embargo, había varios informadores, entre ellos el periodista de EL CORREO Iván Benito, con la mano levantada esperando turno para ahondar en qué es aquello de 'quitar' que había aludido Laso. Desde el Departamento de Comunicación azulgrana se dio por zanjada la rueda de prensa, que parece que cinco preguntas después del espectáculo visto en el Buesa eran demasiadas. Que el entrenador se calle, no vaya a sincerarse en exceso.

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Nos quedamos sin una explicación más detallada que trasladar a lectores y oyentes. ¿Hablaba Laso de 'cortar' a algún jugador? ¿Se refería a reducir la participación en cancha de alguno de sus pupilos? Lo primero no se ha producido, al menos todavía. De lo segundo, alguna muestra comenzamos a tener en los últimos partidos. Sea lo que sea, algo creo tener claro: Pablo Laso es un hábil conversador, rápido de reflejos ante las preguntas de los periodistas, buen dominador del escenario y que mide sus palabras con una clara intención. Y la frasecita no se le cayó por descuido. Se palpa que el entrenador alavés no termina de estar ni contento ni cómodo con el grupo de jugadores que maneja. Seguro que algún reproche tendrán los chicos hacia su técnico. Desconfíen siempre de esa imagen idílica de vestuario bañado en unidad fraternal que tratan de trasladar los clubes, con el técnico como líder protector y visionario. En las derrotas, las dudas y la tensión saltan. La cuestión es encontrar un punto de encuentro a partir del cual trabajar por el bien común, que, en el caso de Laso y sus jugadores, consiste en alumbrar un baloncesto creíble.

Pablo Laso, cabizbajo tras la dolorosa derrota del domingo. Igor Martín

Tampoco es que se necesite un discurso para constatar la cruda realidad del presente azulgrana. El Baskonia es ahora un libro abierto y el relato que traslada sobre la cancha es de auténtico pavor. Se estrenó diciembre con el batacazo ante el Valencia Basket para girar hacia la desilusión tras el triunfo de mérito en la cancha del Zalgiris tres días antes. Una alegría efímera en Euroliga y vuelta a lo mismo en la Liga ACB; un equipo sin nervio, desconcentrado, insolidario, con algunos gestos sospechosos e inconexo.

Atrás queda noviembre, ese mes que tradicionalmente se asocia a medidas duras y terminantes tomadas en las oficinas de Zurbano cuando los resultados no llegan y las sensaciones del equipo azulgrana activan el piloto de alarma. En esta ocasión, sorprende la quietud de las últimas semanas, la ausencia de decisiones por parte de un club que en otro tiempo hacía gala de una rapidez de reflejos en el mercado con la que se podían cambiar dinámicas como la actual. Ahora, nada se mueve: el entrenador conserva su puesto de trabajo y la foto de la plantilla permanece fija. Me cuesta recordar un noviembre baskonista tan tranquilo con la que estado cayendo. Y me asaltan las dudas sobre las posibilidades de que escampe.

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La verdad es que sobrevuela la sensación de que algo debería hacer la entidad azulgrana para dar un giro a una temporada que se tuerce de manera muy peligrosa. Si a alguien le consuela decir que en la Euroliga todavía hay pulso, quizás es que aquí ya se ha elegido una competición en detrimento de otra y yo me he perdido algo. Seguro que reflexiones internas hay en las dependencias del Buesa Arena y también exploraciones de mercado, ahí donde el club dice estar siempre. Pero también es cierto que puede que los movimientos lleguen un poco tarde para intentar atrapar la presencia en la Copa del Rey, el torneo por excelencia del Baskonia, el mismo en el que la afición azulgrana ha paseado su orgullo y la adhesión incondicional a su equipo en tantas ediciones. La clasificación doméstica ofrece ahora un retrato descarnado, con el plantel azulgrana a dos victorias del octavo puesto y solo una más que Girona y Breogán, los dos equipos que ocupan la zona de descenso. Suena irreal, pero en lo que atañe a la ACB, 'su liga' es no ceder ni un solo palmo de terreno más en las dos próximas salidas a las canchas del Bilbao Basket y Granada. Antes, doble ración continental, con el poderoso Fenerbahce hoy en el Buesa Arena y visita al Bayern el jueves. La campaña de invierno ya está en marcha y el termómetro baskonista sigue en mínimas históricas.

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