Batallón continental contra el Efes de Ataman

La Euroliga, que estrena mandatario con Dejan Bodiroga, retorna mañana con un Panathinaikos- Real Madrid, al frente del batallón que busca hacerle frente al Efes. Una dinastía para la historia que también espera romper el Barça, que completa el trío de favoritos. Por detrás, proyectos faraónicos como el del Armani Milán, Mónaco, Fenerbahce, Virtus y Maccabi y regresos atractivos como el de Obradovic a su competición y De Colo a Francia. Baskonia y Valencia Basket parten en el escalón bajo de la clase noble de una competición de pronóstico y sede de Final Four inciertos, con Kaunas como favorita.

En inferioridad física, numérica y económica, toca redefinirse. Pretende seguir la fórmula que triunfa en Europa, con dos generadores como Howard y Thompson a los mandos aunque a Peñarroya le falta un tercero para poder dosificarlos y juntarles sobre la pista. Buena conexión para recuperar la identidad, reconectar a la afición y de paso, darle algo de continuidad al proyecto. Sin exigencias de top-8, pero sí de competir más y mejor que el año pasado.

Campaña inusual en Berlín. Solo han perdido a uno de sus jugadores, Óscar Da Silva, lo que les permite mirar al futuro con algo más de ambición. Incorpora a la promesa italiana Gabriel Procida y al exazulgrana Yanni Wetzell. Maodo Lo, Jaleen Smith, Sikma y Lammers es un núcleo suficientemente sólido y talentoso para dar más de un susto y colarse en la pelea por el play off pese a perder cuatro meses a Eriksson por una nueva lesión en el pie.

El monstruo de dos cabezas se ha comprado nuevas extremidades. Clyburn como tercera estrella, Polonara de tapado, M'Baye para sacar músculo y Zicic para apuntalar la veterana rotación de Dunston y Pleiss. Se mantiene Micic, el mejor fichaje, y Larkin, lesionado de inicio. Tantos recursos como posibilidades de que no llegue un tercer éxito solo fiándolo todo a la inspiración individual.

La revelación del curso pasado, a un partido de la Final Four, este año han tirado la casa por la ventana para echar la puerta abajo. Equipo de videojuego, con lo mejor que quedaba libre. Okobo, Loyd, Strazel, Moerman y los prodigios físicos de Blossomgame, John Brown III y Makoundou. Además de Motiejunas, Donta Hall, Alpha Diallo y Mike James. Y les ha dado para ampliar su coqueto pabellón. Solo una pega. Por el momento y junto al Baskonia, son la única plantilla de doce integrantes.

Nadie considera un fracaso la eliminación del curso pasado en cuartos ante el Efes después de tantos inconvenientes físicos. Pero este año, no se aceptan excusas para quedar fuera de la Final Four tras los fichajes de Pangos, Voigtmann, Davies, Mitrou-Long, Baron, Tonut y DeShaun Thomas. Un traje a medida para Messina.

La marcha de Radonjic les deja entre la espada y la pared. El novato Vladimir Jovanovic, 38 años y procedente de la Cibona, comanda una metamorfosis hacia un juego más rápido, ofensivo y sugerente. Contarán con dos cañoneros como Nedovic y Jaylen Adams, y un dinámico juego interior con Mitrovic, Bentil, Petrusev y Hassan Martin. La presión por el ascenso del Partizán se empieza a notar. Tras el fichaje de Raduljica, prohibido volver a incorporar a un exgrobari.

Dos temporadas de Jasikevicius y dos tropezones en la Final Four. Lo peor no son los resultados, si no la sensación de que la confianza de jugadores y club en el lituano empieza a resquebrajarse. Cambios importantes como la salida de Calathes, incomprnesible para el griego, en una plantilla diseñada para ganarlo todo con Satoransky, Vesely y Kalinic deberá sobrevivir de inicio sin Mirotic, sin fecha de vuelta.

Trinchieri busca la más difícil. Una tercera presencia consecutiva en play off invitaría al italiano a comer en la mesa de los mejores entrenadores de Europa. Mantiene el bloque, con jugadores al alza como Jaramaz u Obst, e incorporar talento procedente de América. Un timonel de primer nivel de la G-League, Cassius Winston, un alero polivalente rebotado de la NBA como Isaac Bonga y un interior moderno como Freddie Gillespie.

Poco queda de aquella plantilla que prometía con Djordjevic y fracasó con estrépìto en la edición pasada. Llega Itoudis, una apuesta sobre seguro hasta 2025. Contará con Wilbekin y Calathes, que tienen visos de casar mejor que Henry y De Colo el curso anterior, un anotador compulsivo como Carsen Edwards (26,7 puntos en al G-League) y un juego interior repleto de soldados y un general, el venerado MVP de 2015, Nemanja Bjelica, de regreso con el anillo de la NBA con los Warriors.

Obligada reinvención tras las salidas de Okobo, Chris Jones, Kostas Antetokounmpo y Wembanyama para decepción de Tony Parker. El legendario base mantiene a su hermano como técnico y ha convencido a De Colo para rubricar su brillante carrera en el representante galo por Europa. Vuelve a Francia trece años después de salir del Cholet. Quizás demasiado veterano como para disipar las dudas que surgen en Lyon sobre un proyecto con éxito doméstico pero discreto a nivel continental.

Costará acostumbrarse ver al Maccabi sin Wilbekin, pero con el dinero de su traspaso, los israelíes han elaborado una reconstrucción total. Once fichajes, Baldwin, Lorenzo Brown, Hilliard, Jarrel Martin y Poythress, entre otros, y solo cuatro supervivientes del año pasado. Para el banquillo sondearon a Xavi Pascual y acabaron contratando a Oded Kattash. Arriesgado después de nueve años sin Final Four.

Les sobró un segundo para alcanzar la final de la Euroliga. Se les escapó una oportunidad única, y con ella el talento anotador de Dorsey a la NBA, pero su oficio y ADN ganador recuperado les hace más favoritos de lo que los pronósticos dictan. Apuntan a ser una roca en casa con las llegadas de Canaan, Alec Peters y el cemento armado de Bolomboy y Tarik Black.

Vuelve Giannakopoulos, el dinero y la locura al OAKA. Fichajes ilusionantes como Grigonis, Gudaitis, Ponitka y Radonjic en el banquillo. Y alguno por llegar. Pero recuerden. «La nostalgia y la esperanza son dos crueles asesinos», guiño a Dusko Ivanovic. Poca cosa peor que las expectativas incumplidas. Muy difícil pasar del desastre absoluto de la campaña pasada a pensar en cotas altas.

Obradovic, nueve veces campeón de Europa, un perímetro con Exum, Yan Madar, Punter, Nunnally y Papapetrou, el peso de la historia y una ruidosa afición (más de 10.000 abonos vendidos) detrás como puntos a favor. La discreta temporada pasada, la presión por ganar al Estrella Roja en liga para repetir presencia, la invitación de solo un año y la debilidad de un juego interior en el que Lessort es la referencia, puntos negativos de un equipo de rendimiento enigmático.

Subjetivamente, la plantilla con más talento de Europa. Objetivamente, el roster con más experiencia en la élite continental. 2.376 partidos entre todos sus jugadores. A los 17 que ganaron la ACB y alcanzaron la final de liga y Copa se les suman Musa, Hezonja, el Chacho y Cornelie. Y además, mantienen el cerco sobre Campazzo por si no encuentra equipo en la NBA. La joya de la corona para una monarquía que vive su primer año sin Pablo Laso.

Catorce años después vuelven para quedarse. De nuevo con Scariolo, Teodosic, Belinelli y Shengelia, y una plantilla que compite en amplitud con la provincia de Cáceres. Dos fichajes de primer calibre con Iffe Lundberg y Semi Ojeleye. Con 7 debutantes, el que más en este apartado.

Como Partizán, la invitación le deja poco margen de error para fallar. Menos que los serbios al casi no poder contar con la baza de acceder vía ACB por la presencia de los otros tres españoles. Si no logra pelear por el top-8, tendrá difícil repetir curso con el añadido los retrasos de su nuevo pabellón pese a la inversión de Juan Roig. Apostaron por Chris Jones, una figura contrastada en el puesto de base, y la explosión de Harper, Prepelic y Jasiel Rivero acercarían a los de Mumbrú al play off. Los campeones de Europa Xabi López-Arostegui y Jaime Pradilla y el posible resurgir de Dubljevic, otras bazas en la recámara.

El cisma que supuso en Kaunas el año en blanco ha obligado al Zalgiris a rascarse el bolsillo en busca de certezas. Ignas Brazdeikis, Kennan Evans y Rolands Smits asumen la responsabilidad de recuperar las viejas tradiciones. Deberán exprimir cada gota de talento para recuperar la fiabilidad de campañas pasadas con Jasikevius al frente y numerosos aciertos en la dirección deportiva.