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Badalona vibra al ritmo del baskonismo. La incondicional marea azulgrana desembarcó ayer en la cuna del baloncesto con el objetivo de impulsar al equipo a conseguir coronarse con la séptima Copa. Pero en ese breve e intenso camino, el terreno para la reconquista de la ... fiesta de esta cita especial ya está en marcha. 1.463 largos días han tenido que pasar para que se reúnan todos los ingredientes. Pandemia y año en blanco de por medio, ahora ya sí equipo y afición pueden luchar de la mano por el mismo objetivo. «¡Qué ganas había de volver así, a lo grande!», resumían los centenares de aficionados que tiñen la ciudad.
A primera hora de la tarde, con la Fan Zone aún en fase de calentamiento, los baskonistas ya estaban salpicando el terreno que horas más tarde empaparían de fiesta. Al mando de esta juerga estaba la fanfarre Biotzatarrak. «Es emocionante. Ver cómo nos juntamos diferentes aficiones hace de esta cita algo especial», reflexionaba Andoni Duque, voz cantante de la txaranga que desató una cascada de anhelados brindis. Incluso la farra se trasladó dentro del Pabellón Olímpico de Badalona. «La Copa es brutal; son días de fiesta», compartía Oier Urkiola.
Mikel Barrenetxea es ya un veterano en estos lides. «Nunca fallo, pero mi condición es que esté el Baskonia», apuntaba. Para Pedro Portilla, en cambio, es la primera. «He tenido que esperar hasta la jubilación para poder venir. Siempre había querido estar, me lo contaban y... ahora ya por fin me quito la espina», compartía con los lógicos nervios
Porque por ganas no será, el problema es cuadrar el calendario. «He tenido que pedir libre en el trabajo por alentar al equipo», confesaba Paulo Quintana. Ander Zugazua y Gorka Olarte pidieron el visto bueno de los profesores para faltar a clase. El motivo es de peso. Porque todos confían en que la fiesta -más allá de la kalejira de mañana- se alargará hasta el lunes. «Este año nos la traemos», confían Zugazua y Olarte.
Ellos llegaron en avión y otros se echaron a la carretera para completar estos casi 600 kilómetros. Aunque el contador de Paca Hidalgo, Alfredo Moreno, José Manuel Ruiz y Meli Martínez hace tiempo que dejó de seguir corriendo. «Meli, ¿cuántos años llevamos ya viniendo? Ufff... he perdido hasta la cuenta. Creo que treinta», lanzaba Paca, quien recibía la confirmación de José Manuel. «Empezamos en Valladolid. Al año siguiente vimos al Baskonia levantar la segunda en Valencia. Fue increíble, el mejor recuerdo que tengo», confesaba José Manuel. Ahora su deseo es actualizar ese carrete de recuerdos. «Para eso hemos venido».
Esta veterana cuadrilla se mantuvo fiel a la tradición y recibió el equipo a la puertas del hotel. Los jugadores recibieron el calor de una veintena de aficionados. Incluso de los que no quisieron faltar a la cita y desde Vitoria alentaron al equipo. Ahí estaba Alberto Tijero, móvil en mano y en mitad de una infinita videollamada con su hijo Danel que terminó con el saludo de los protagonistas. «Es seguidor desde la cuna, nunca quiere dejar de animar al equipo. No ha podido venir pero aquí está», comentaba su padre, quien sueña con llamarle para enseñarle como su Baskonia levanta el domingo la Copa.
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