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Un millar de aficionados dan forma a la kalejira azulgrana que anima la Copa del Rey de Badalona. Rafa Gutiérrez

Una kalejira para reponerse de la derrota

Marea azulgrana. La tradicional cita baskonista inunda Badalona de fiesta para olvidar las penas. La fanfarre Biotzatarrak marca el ritmo con más de un millar de aficionados de todos los equipos

Sábado, 18 de febrero 2023, 14:37

Nada apaga la llama baskonista. Pese a la derrota de la noche anterior, la marea azulgrana inundó este sábado Badalona con su tradicional kalejira. Una salada y animada quedada a la que se sumaron seguidores de otros equipos, muestra de ese buen rollo que se respira en la Copa del Rey de baloncesto. La ola festiva era imparable. Y al frente de esta interminable columna de más de un millar de personas, la fanfarre Biotzatarrak. No aprovecharon sus miembros la jornada carnavalera para disfrazarse de farmacéuticos, pero perfectamente podían haberlo hecho porque con la música que dispensaron recuperaron el ánimo de los incondicionales vitorianos. Es la mejor medicina para olvidar las penas del mazazo por la prematura eliminación. Aunque los músicos no se bajan del barco y aguardan a la siguiente edición para intentar un nuevo abordaje. Llevan el baskonismo por bandera.

La convocatoria del animado pasacalles estaba fijada a las 11.30 horas. Todo un desafío para aquellos pillos que alargaron la noche entre copas y copas, de las que siempre dan alegría a uno. Y claro, al principio la txaranga se encontró un escenario ciertamente frío; y no por los más de 20 grados que obligaban a desenrrollar la bufanda del cuello. Al mediodía todo cambió. El día y la noche. La espera mereció la pena, porque la juerga no defraudó. La marea fue un tsunami que sumaba a la causa a todo aquel que veía a su paso. Los despistados podían pensar que el Baskonia incluso se había coronado campeón. «Pone los pelos de punta, qué emoción», reconocía un matrimonio en mitad de la multitud. El sentimiento que desprendía ese chaval encaramado a los hombros de su padre lo describía a la perfección. Incluso los agentes de la Policía Local alucinaban con la marea que desbordó las previsiones del recorrido de más de medio kilómetro y en un punto tuvieron que cortar rápidamente parte del tráfico como pudieron. Los aficionados estaban exultantes.

Algunas gargantas acusaron el achaque del intenso día anterior, que reventó dentro del Pabellón Olímpico de Badalona. Pero ahí seguían, con el interminable «¡Baskoniiiaaaaaaa!....» o «¡Baskonista soy, y siempre lo seré, ale Baskonia!». El repertorio fue de lo más variado, incluso se pudo escuchar la ranchera en la que, pese a lo que diga el torneo, la afición tiene claro que «seguimos siendo el rey».

Ambiente carnavalero

«No es lo mismo porque ahora el Baskonia ya no está, pero se disfruta igualmente. Mira, el año pasado ni siquiera nos clasificamos, así que...», reflexionaba Óscar Calleja, con los colores azulgranas grabados en la piel. «El baskonismo es esto, estar en las buenas y en las malas», abundaba Janire López. «Llevo 24 años de Copas y el buen ambiente es al final lo importante», resumía Ana Íñiguez.

Los carnavales también dieron color a la quedada. Los hubo que apostaron por algunos detalles, pero otros se lo curraron. Aunque ese que iba disfrado de pollo seguro que se sintió más condenado que dentro de un asador. Una cuadrilla de amigos desfiló a cuestas de Aker y los aficionados del Gran Canaria recuperaron del armario el traje de vikingo. Todo era fiesta.

Los vecinos que se toparon con la kalejira desenfundaron rápido el móvil para inmortalizar algo único. Por las ventanas asomaban otros a los que la música se les coló en casa. Los aficionados reclamaban que lanzasen algún balde de agua, el calor apretaba. Pero nada. El recorrido dio un respiro cuando se pasó entre unos soportales y una zona arbolada. Que el espacio se estrechase provocó que la columna de gente se estirase y poder ver la interminable marea. Siempre había alguna ya machacada bufanda bailando continuamente en el cielo: si un brazo se cansaba, se le pasaba el testigo al otro. Pero la estampa en la que todos las abrieron para cantar fue de postal.

En el ecuador del itinerario se vivió uno de los momentos que define a la perfección lo que es la Copa de baloncesto. La afición baskonista -con muchos 'infiltrados' de otros equipos- se encontró con la txaranga del Unicaja. El hermanamiento fue total durante la competición y ahí que se lanzaron todos con 'Paquito, el chocolatero'. Una hora después de poner en marcha la kalejira se alcanzó la 'fan zone' de la ACB. El escenario fue el día y la noche. Pasó de estar casi desangelado a ser un auténtico hervidero. Y ahí que se estancó y creció el jolgorio que desde el minuto de la Copa uno lleva el nombre del baskonismo.

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