Baskonia 62-77 Valencia
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Baskonia 62-77 Valencia
El Baskonia paga la costosa factura de un pésimo ataqueDusko Ivanovic recalca con tanto énfasis el valor supremo de contener a los rivales antes de cada partido que sitúa en un segundo plano la otra mitad del baloncesto. Sobre el ataque receta la santa virtud de la paciencia y debe de encomendarse a hombres ... de su plantel a los que les brotan los puntos desde las yemas de los dedos. Pues ayer estrelló el Baskonia su pésimo juego de media cancha hacia adelante ante la carrocería blindada de la que presume la segunda mejor defensa de la Euroliga.
Baskonia
(13+16+19+14): Miller-McIntyre (2), Howard (7), Marinkovic (10), Sedekerskis (5) y Kotsar (4) -cinco inicial-, Raieste (2), Theodore (9), Rogkavopoulos (-), Costello (7) y Moneke (16).
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77
Valencia Basket
(16+29+13+19): Jones (12), Pangos (-), Anderson (8), Inglis (8), Davies (19) -cinco titular-, Harper (7), Pradilla (2), Robertson (-), Jovic (5), López-Aróstegui (5) y Ojeleye (11).
Árbitros: Sreten Radovic (Croacia), Sasa Pukl (Eslovenia), Marko Juras (Serbia). Sin eliminados. Señalaron falta técnica al local Costello (min.11) y falta antideportiva al visitante Ojeleye (min.34).
Incidencias: Partido correspondiente a la vigesimotercera jornada de la Euroliga disputado en el Fernando Buesa Arena de Vitoria ante 10.391 espectadores
Cuesta hallar en el desván de la memoria otro encuentro menos lúcido del equipo azulgrana ante el tablero oponente desde el cuarto advenimiento del mariscal a Vitoria. Un problema de rango mayor al que contribuyeron las carencias propias y la excelente capacidad levantina para nublar la vista de un aturdido cuadro local.
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El grupo alavés cometió tres pecados capitales que le condujeron al suspenso, sin posiblidad de revisar el examen, en ese tablero recucido donde se siente incómodo. Nada de dinamismo a cargo de los jugadores sin balón, pases contados en la cartilla de racionamiento y ni una pelota interior por la ausencia de un ancla dentro o un hombre-boya que cerrase la defensa visitante, muy atenta a defender el arco de los tres puntos. Los cinco dardos lejanos de treinta y un intentos explican la frustración de un Baskonia sin otras vías que explorar al margen de los errores recurrentes de una artillería extraviada.
Del fiasco general se salvaba Marinkovic, el hombre que mejor interpretó los diques valencianos para tratar de abatirlos a base de sus decididas y valiosas penetraciones. Él, el notable debut de Theodore como la noticia agradabe de una noche aciaga y la inteligencia de Kotsar en su empeño por tejer algunas alianzas. Todo ello por rescatar algo de un ataque yermo.
El bloque de Ivanovic se ha acostumbrado tanto a la épica que algunas veces no le llega para enmendar los malos principios sobre la marcha. Confía de tal manera en la dilatación del tiempo y en su don para revertir las adversidades que siempre debe de imaginarse como un grupo de héroes en pos de la remontada. Sólo que ayer cedió nada menos que veinte minutos desastrosos ante un rival que perdonó la fuga en el primer acto. Pero no en el segundo, cuando un triple del destacadísimo Davis abría toda una sima justo antes de meterse en el vestuario de pensar.
Dusko sacrificó al errático Howard a la vuelta del intermedio, recurrió a un quinteto potente con Sedekerskis de 'tres' y fio la revuelta a la dureza atrás mientras el equipo nutría su marcador a cuentagotas desde el tiro libre. Después de tocar fondo (32-49) en un arranque de la segunda parte similar al del primer tiempo, la rebelión alavesa con triples del renacido Moneke y el debutante Theodore (56-59, minuto 28) refrescaron en la mente de Mumbrú sus fantasmas perniciosos de los últimos cuartos ante el Baskonia: 33-11 la campaña anterior en Vitoria y 14-31 el pasado 1 de diciembre en La Fonteta.
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Pero esta vez no. Jones, Anderson -más que un cancerbero para Howard- y el talento de Ojeleye enfriaron el sueño húmedo de otra reacción azulgrana basada en los dientes apretados y el carácter con el que tantas veces ha derrotado a plantillones del Valencia justitos de alma. Sólo quedaba salvaguardar el 'average' -catorce puntos de ventaja en la ida-, pero el triple de Sedekerskis contra el canto del tablero condensó el errático ataque vitoriano frente a la severidad defensiva de un adversario directo. Mala noche para la épica.
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