Baskonia 94-81 París

El Baskonia honra su grandeza con una remontada memorable ante el París

Si se pasan por los aledaños del recinto de Zurbano al día siguiente puede que aún perciban los rescoldos, y el fervor de las 14.204 almas que ayer rompieron a aplaudir tras el final del partido. Todas ellas salieron con la sensación de haber asistido a un partido que perdurará en el tiempo. El conjunto de Laso estaba siendo vapuleado en la primera mitad por un París intratable. Los galos vencían por 19 puntos a falta de un minuto para finiquitar un pésimo segundo cuarto del conjunto azulgrana (38-57). Pero todo cambió en el descanso. El club desplegó el espléndido palmarés del que dispone y que desde esta noche colgará para siempre del techo del Buesa Arena y el equipo se transformó. Como si se tratara de una carta mágica reservada para momentos así.

Desde el intermedio, los triples que entraban eran los de Howard, las manos que forzaban pérdidas eran las de los jugadores azulgranas y el rey del caos era Moneke. El astro estadounidense y el ala-pívot nigeriano se combinaron con 57 puntos entre ambos para liderar una remontada memorable. Con los papeles del ataque asignados, el resto de la plantilla aplicó el corrector en defensa hasta dejar a los franceses en tan solo 24 tantos anotados. Sus diabluras en ataque desaparecieron y entró en juego la conexión Forrest-Hall para certificar el octavo triunfo continental de la temporada. El más extraordinario.

En un partido especialmente importante en lo anímico, para poder enganchar a una afición decepcionada con el inicio de curso, el Baskonia bordó la táctica de Induráin, invitado de lujo en el Buesa, en el Tour de 1991. Coronó su particular Tourmalet a 16 puntos de ventaja del París y le dio la vuelta en la bajada hacia la meta. Con una versión consistente, sostenida y capaz de realizarle una emboscada a su rival.

Los de Laso desbancaron el esquema de Tiago Splitter desde el banquillo parisino, con cambios rápidos y de cuatro en cuatro y esquinas permanentemente ocupadas para catapultar triples. Así se pueden considerar las mecánicas de Bandja Sy y Tyson Ward. Poco ortodoxas pero efectivas. Otro dardo lejano de Shorts supuso el primer momento crítico del partido. Un parcial de 0-10 en los dos primeros minutos del segundo cuarto (28-36) obligó a Laso a parar el partido y recuperar a Kamar Baldwin sobre la cancha en detrimento de un Forrest más descansado. Tampoco hubo reacción. Los galos se dispararon hasta un 33-48 (min. 17) gracias a la asombrosa dupla formada por Maodo Lo y Nadir Hifi, que provocó varios 'ooooh' entre la parroquia vitoriana.

Quedaba, sin embargo, demasiado tiempo para lamentarse del mal momento del equipo o para disfrutar de la magia del baloncesto. Todo era posible con un equipo de la grandeza del Baskonia. Su leyenda ganó el partido. El París quedó empequeñecido, especialmente de la mano de un Jantunen negado, que perdonó hasta siete triples, y recibió la estocada final de un Moneke cojo, con dolor en el gemelo y un triple definitivo antes de entrar en el último minuto.