Baskonia 101-102 Olympiacos

Cuestión de dureza y pegada final

Las luces de la Euroliga reanimaron a la escuadra azulgrana después del fiasco de Girona y la eliminación virtual de la Copa del Rey. Pero la mejora no obtuvo el premio de un triunfo que ayudaría a decir aquello de que 'la vida sigue'. Hace falta más dureza, más seriedad reboteadora y ese punto de calidad en los momentos críticos para cazar piezas como el Olympiacos. Es justo lo que le faltó al Baskonia en los instantes finales del tiempo reglamentario y durante toda la prórroga.

Con la baja confirmada de Markus Howard y la recuperación de Kamar Baldwin, se imponía un cambio de cara radical tras el triste espectáculo en el Fontajau gerundense y el Baskonia se aplicó desde el salto inicial. La presencia en el quinteto inicial de Cabarrot y Diop dio más empaque a un anfitrión que, de la mano del senegalés, parecía redescubrir el arte perdido de bloquear. De aquellas 'pantallas', esas ventajas y espacios para liberar un ataque más fluido, sin un alto nivel de puntería durante el primer cuarto hasta encontrar el calor del acierto de la mano del siempre volcánico Rogkavopoulos.

Los azulgranas sufrieron de inicio la presencia muscular de Fall, pero consiguieron equilibrar el rebote, el gran arma que les permitió mantener el equilibrio hasta el descanso. El 42-40 hablaba de igualdad, con un Baskonia voluntarioso, pero que también se dejó opciones de ampliar la ventaja después de incurrir en diez pérdidas.

Consumida la primera mitad, se confirmaba un buen síntoma; el Baskonia no había sufrido bajones pronunciados de tensión más allá de desatenciones o decisiones erróneas puntuales. Escribía despacio y con letra entendible el equipo vitoriano, que se animó a buscar una cadencia más alta. Se valió de la inspiración desbordante de Cabarrot, autor de 17 puntos en un tercer cuarto con sabor a redención, pero que dejaba cierto poso de inquietud. Y es que la mejor versión no terminaba de romper un encuentro que se cerraba tras la tercera entrega con un 69-67.

El Baskonia era puro ritmo en ataque, pero seguía incurriendo en esos errores que daban oxígeno a un Olympiacos que no encontraba a Vezenkov, pero que hallaba en Williams-Goss y McKissic dos valores con los que alimentar su anotación. El último cuarto se convirtió en un intercambio constante de directos al mentón, con Samanic y Cabarrot como grandes estiletes y una sensación creciente de agobio ante un Olympiacos cada vez más agresivo a la hora de controlar la lucha bajo los tableros. Entró el partido en los minutos finales con un 87-83 para los azulgranas cuando llegó el apagón en la zona. Fall recortó con una canasta bajo el aro después de que los vitorianos cedieran tres rebotes ofensivos consecutivos. La grieta reboteadora no se selló y el anfitrión todavía cedería un par de rechaces más bajo su propio tablero. Mala hora para tantos regalos. Dos tiros libres de Forrest fueron contestados con dos puntos de Fall y Moneke no acertó con el tiro frontal para mandar el duelo a la prórroga.

Restaban cinco minutos para intentar poner luz a una noche esperanzadora, pero el Olympiacos se encargó de sumir al Baskonia de nuevo en la frustración. Fue el tiempo extra para la alternativa individual de Forrest, que optó por los recursos en los que se siente fuerte, la penetración, ante sus dudas en el pase. La etapa apuntaba al esprint, con un Baskonia escaso de ímpetu para forzar los malos tiros de la escuadra griega. A 24 segundos, aún había vida con un 99-101 en contra, pero Luka Samanic, recién rescatado del banquillo, erró su intento de triple. Todavía tendría Moneke para forzar una nueva prórroga, pero el aro heleno estaba cerrado a cal y canto.