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Los adversarios temblaban ante la visita a Betoño el curso pasado como los alumnos que se temían las preguntas más ariscas en una prueba definitiva. Acudían al aulario inmenso del Fernando Buesa Arena conscientes de acabar inflamados en una fundición que los dejaba reducidos a ... cenizas. Y el Baskonia necesita de forma imperiosa devolver al mausoleo de Zurbano ese carácter de fortaleza entre religiosa y militar tras dos entregas continentales en los que el fastuoso recinto ha simulado la imagen peligrosamente inestable del flan.
El equipo que dirige Joan Peñarroya se ha dejado ir en el amanecer de la temporada casi tantos partidos continentales al amparo de su parroquia como en todo el ejercicio anterior. Tres caídas entonces durante seis meses largos de batallas sin filtros. Dos derrotas en otras tantas entregas esta campaña. Y ambas malgastando rentas más o menos sustanciales frente al campeón actual de los grandes pesos (Real Madrid) y el Bayern de Laso. O de Múnich.
Así que al conjunto vitoriano no le valen esta noche las disyuntivas. Debe de imponerse sí o también a un rival directo que hace unos meses le privó del cruce de cuartos. Este Zalgiris que luce un balance de 2-1, registro capicúa al alavés, y que amenaza con descolgar demasiado pronto a la escuadra azulgrana si ésta no revierte sus preocupantes desplomes después de labrarse rentas presuntamente sobradas. Consecuencia aún de la falta de pulso, de poso o de enjundia para proclamar a los adversarios el respeto a su jerarquía.
La directiva azulgrana recompuso el plantel en verano entre sus deseos confesos y las marchas imposibles de detener. En el primer capítulo figura el refuerzo de una batería interior con los fichajes energéticos de Moneke y Diop para sumarlos a la 'vieja guardia' contrastada que forman Costello y Kotsar. Protagonizan la columna del 'debe' Thompson con su vuelo a Estambul y el final del trienio azulgrana de Giedraitis.
El base ahora en el Efes dejó un cráter volcánico del que todavía sale lava ardiente. Los relevos de él y de Heidegger por la sanción a Henry acumulan casi tantas asistencias como pérdidas de balón. Mannion se muestra muy inseguro en media cancha y McIntyre también sufre con el tablero doblado por la mitad. Sus virtudes corresponden más a las de un 'combo' rematador y vertical que a las del jefe de orquesta cada vez más en desuso.
De ahí que el Baskonia necesite correr para no malvivir de los botes estériles, el consumo del segundero y el hecho de fiar los ataques al acierto de última hora. En este sentido no queda otro remedio que aludir a Howard, el factor diferencial, el hombre que el club vitoriano tiene y el resto no. Pero 'el pichichi' por antonomasia ha debido de firmar un tratado de agresión con los aros por el que sólo cuela uno de cada diez intentos triples en el torneo que patrocinan las líneas áreas turcas.
Así que el Baskonia ha perdido buena parte de su letal veneno basado en la larga distancia y padece también el holograma de Rogkavopoulos. Mientras el calendario galopa, se fuma fechas a caladas y a nadie aguarda. Aquí, sin embargo, se espera en devolver a Betoño su carácter de fundición en el polígono industrial. Mejor ahora que luego.
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