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El Baskonia es ese alumno que, vistos los resultados anteriores y comprobada la tendencia de los estudios universitarios, tenía clara su elección académica. Y el club vitoriano ha decidido matricularse en Físicas, una disciplina ya imprescindible para manejarse en la selva de la muy exigente ... Euroliga. Para competir al más alto nivel, y ello incluye los enfrentamientos domésticos con Barça y Real Madrid y más de media parrilla continental, no queda otro remedio que igualar el elevadísimo nivel atlético de los nuevos tiempos. A partir de ahí, y en este sentido cobran mucha ventaja las entidades de economías opulentas, el talento -sobre todo de los hombres de perímetro- establece las distancias entre el notable y la excelencia.
No cabe duda de que la remodelación a medias de la batería interior azulgrana procura a Joan Peñarroya un cuarteto acorde a las percusiones de hoy en día. La entidad de Betoño mantiene a su pareja de pívots más sólida de la campaña anterior y ha comprado energía e intimidación en el mercado estival. Impresiona la regularidad de Matt Costello durante sus dos campañas en el Fernando Buesa Arena -números casi calcados entre un ejercicio y otro- y el fichaje de Maik Kotsar encajó estupendamente dentro de la filosofía clásica del Baskonia. Un poste a la vieja usanza y deseoso de impulsar su carrera en un equipo con probada experiencia en el difícil arte de mejorar a sus integrantes.
Ambos se repartieron los minutos de forma equitativa el curso pasado, a veces compartiendo cancha por la capacidad del estadounidense para abrirse al arco de tres puntos. El de pasaporte costamarfileño promedió en torno a los diez puntos y casi seis rebotes con su don para taponar como el mejor método azulgrana de intimidación. El estonio también mantuvo una línea estable en ambas competiciones a través de medias de nueve puntos, cinco rebotes más los célebres intangibles. El compromiso de ambos con la causa del carnero no admite debate. Como uno de los lemas que jalonan el pabellón, carácter.
El gran cambio hacia la vertiente física del juego lo marcan las adquisiciones de Chima Moneke y Khalifa Diop, el hombre que junto a Sander Raieste, Tadas Sedekerskis y Dani Díez completa el cupo formativo. Con el fichaje de ambos compra el club alavés la exuberancia y la seriedad necesarias para infundir mucho más respeto en las zonas. Ambos relevan a Daulton Hommes, la encarnación de la elegancia pero limitado por su severo problema de rodilla, y a Steven Enoch, 'cinco' muy blando atrás pese a su imponente presencia. El relevo garantiza efervescencia a un bloque que ya cautivó a la grada por su dinamismo y transiciones a campo abierto el ejercicio pasado.
La mejor referencia sobre el nigeriano de las gafas protectoras cabe hallarla en su única campaña española. Moneke destacó sobremanera en el Manresa de Pedro Martínez hasta el punto de discutirle la primacía de la temporada 21-22 al entonces breoganista Dzanan Musa. Entonces firmo 14,5 puntos y 8,2 rebotes para 20,3 créditos de valoración. De ahí voló a Sacramento (NBA), donde sólo jugó dos partidos con los Kings y concluyó el curso en el emergente Mónaco clasificado para la 'Final Four' continental. Rafa Martínez, excompañero suyo en el Nou Congost lo define como un 'showman' que encajará perfectamente en Zurbano y con enorme capacidad defensiva para robar balones, rebotear y contener a los adversarios exteriores en los cambios automáticos.
Hay mucha esperanza en las aportaciones de Diop. El pívot senegalés, campeón de la Eurocup con el Gran Canaria, también mostró su regularidad entre el segundo peldaño continental y la ACB. Números en torno a los ocho puntos, cinco rebotes y un tapón con alrededor de diez créditos de valoración. Entre el decálogo de acciones más espectaculares del cuadro insular la temporada anterior, cuatro incluyen a Khalifa en el póster. Poderoso, enérgico y muy bueno para culminar mediante mates salvajes el recurrente recurso -moderno y eterno- del bloqueo y la continuación. Ya flota en la atmósfera de Salburua la percusión de los tambores, asignatura troncal incluida en la carrera universitaria de Físicas.
Al cuarteto de pívots puros -distribuidos entre el 'cuatro' Chima Moneke, el 'cuatro y medio' Matt Costello y los 'cincos' Maik Kotsar y Khalifa Diop- cabe añadir otros dos integrantes del plantel azulgrana que se mueven en las posiciones híbridas del 'tres y medio'. Se trata del ya veterano de la causa Tadas Sedekerskis y de Dani Díez, el único jugador español del equipo vitoriano que llegó el último verano y ha renovado su vínculo con la entidad alavesa por otra campaña más.
El báltico es un alero de gran musculatura que integra un quinteto alto y poderoso de alinearse junto a otros dos hombres interiores. Al natural de Lituania le falta confiar más en sus capacidades ofensivas, se prodiga poco en el tiro, pero es uno de esos hombres absolutamente fiables por versatilidad y don para aportar al equipo vitoriano en distintas facetas. La prueba parece concluyente: sus casi seis puntos y cuatro rebotes se traducen en diez créditos de valoración. El poderío físico le permite contener a rivales más próximos a la canasta.
Díez, bastante menos utilizado por Joan Peñarroya pero siempre cumplidor y un activo en el vestuario, viaja con el tiempo de su primigenia demarcación de 'tres' a la de ala-pívot. Curiosamente, el curso anterior firmó mejores números en la competición continental que en la doméstica, aunque el técnico lo utilizó más minutos dentro de la ACB. La Euroliga resaltó su excelente porcentaje en el lanzamiento triple con nada menos que un 51% de acierto. Se empeña en la defensa a hombres interiores y representa una amenaza para los adversarios con su tiro exterior apostado en las esquinas cuando el balón rota ante las defensas rivales.
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