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El Baskonia de la actual temporada enseñaba unos resultados decorosos en la Liga ACB a pesar de que las sensaciones viajaban a rebufo de esas victorias. De hecho, sólo un calendario presuntamernte amable -ya no hay trámites livianos en el torneo que patrocina Endesa- le ... permitía lucir un balance de 4-1 poco antes de la destitución del técnico Joan Peñarroya. Triunfos ante el Bilbao Basket en Zurbano y retornos alegres -por marcadores, no según la armonía del juego- desde Lugo, Granada y Zaragoza. Con la tabla actual en la mano, los éxitos se han logrado a costa del vecino vasco (décimo clasificado) y de tres equipos que, con el recién ascendido Palencia, ocupan el cuarteto de la cola de la competición.
En cuanto los adversarios han presentado un rango de dificultad mayor, el grupo vitoriano ha caído. Lo hizo en Murcia (quinto), un rival duro, y en Andorra, octavo y que cierra la puerta por dentro si el sorteo de la Copa se celebrase hoy mismo. Cierto que el equipo azulgrana acudió literalmente en cuadro al Principado, último compromiso doméstico del técnico catalán. Y de Betoño se han llevado el botín Unicaja y Gran Canaria, el actual campeón del k.o. y el solvente bloque insular, respectivamente. Así que el Baskonia ha bajado el ritmo de sus pedaladas según la carretera, en el argot ciclista, picaba hacia arriba.
Las últimas ediciones de la ACB incitan a pensar que la licencia para el torneo efervescente, píldoras concentradas de baloncesto, más pide diez victorias que nueve. Podrían valer nueve triunfos si el 'average' general se muestra benigno, pero conviene eludir la cuerda fina del funambulista. De ahí que al cuadro ahora de Dusko Ivanovic, con un registro inquietante de empate a cuatro tras la superioridad amarilla el domingo, bien le vendrían seis victorias en las nueve citas que restan hasta el cierre de la primera vuelta.
Conociendo la filosofía del mariscal montenegrino, similar al famoso eslogan «ganar, ganar, ganar y volver a ganar» de Luis Aragonés, sobran los cálculos. Pero la realidad, por muy metálica que sea la mente de Dusko Ivanovic, obliga a mirar el calendario de manera cauta. Y hasta con recelo incluso. Sobre todo teniendo en cuenta la inconsistencia de un conjunto, el alavés, que no termina de fluir.
Por supuesto que de aquí al 7 de enero, fecha en la que se decidirán que siete clubes acompañan al Unicaja en la Copa, pueden oscilar las situaciones de todos los participantes. También las del Baskonia, que necesitará elevar de manera considerable su nivel para acceder al trofeo del k.o. Y el libro de ruta le advierte sobre duras etapas de montaña si quiere alcanzar la meta colocada en la Costa del Sol.
Porque los discípulos de Ivanovic han de recibir en el Fernando Buesa Arena al sólido Valencia (tercero), Manresa (undécimo), el peligroso Tenerife de Txus Vidorreta (noveno) y Palencia (decimoséptimo) antes de clausurar la primera vuelta contra el líder, Real Madrid, en Zurbano. Y deben visitar los pabellones de Santiago de Compostela (decimocuarto, el próximo domingo), Joventut (decimotercero), Barcelona (segundo) y Girona (sexto). Bastantes compromisos exigentes para un Baskonia que ha de rendir por encima de su rango actual.
De momento se trata de sellar el pase a la Copa del Rey. Porque los júbilos en esta competición tan propia de la genética azulgrana se remontan ya demasiado tiempo atrás. Desde el último título (2009), logrado en Madrid ante el Unicaja de Málaga, tres incomparecencias que suponen un pecado difícilmente perdonable (2015, 2020 y 2022), siete semifinales y cuatro claudicaciones a botepronto. Como la del último febrero en el pabellón Badalona ante el Joventut, verdugo recurrente de los vitorianos el curso pasado.
Los datos
4-4 El equipo azulgrana ha ganado a Breogán, Bilbao, Granada y Zaragoza; ha perdido contra Murcia, Unicaja, Andorra y Gran Canaria
14º Trece conjuntos de la ACB han recibido menos puntos que los 83,2 por partido que meten al vitoriano. Sólo Granada, Joventut, Manresa y Gran Canaria presentan registros peores
Son célebres las sentencias de Dusko Ivanovic a la hora de taponar las excusas. Incluidas las de la falta de personal para sacar producción en la cadena de montaje. «Con cinco jugadores se puede ganar un partido», ha reiterado el mariscal montenegrino en unas cuantas oportunidades. Pero el baloncesto actual, tan atlético, intenso y físico, requiere la renovación de sangre fresca para mantener el elevadísimo ritmo de juego.
Entre la filosofía espartana del técnico y las lesiones que castigan a la cuarta parte del plantel azulgrana, la rotación alavesa queda demasiado corta. De hecho, Ivanovic se manejó el domingo en la visita del Gran Canaria 'realmente' con ocho hombres. Escasos minutos para el tiular Raieste y Díez, quien ni siquiera jugó contra el Partizán al empezar la cuarta etapa de Dusko. Así que compusieron el núcleo duro McIntyre, Howard, Marinkovic, Sedekerskis y Costello, ayudados por Chiozza, Moneke y Kotsar.
El club mantiene un velo de silencio acerca de los lesionados Mannion y Diop. Las últimas noticias sobre el estado de Rogkavopoulos correspondieron a Félix Fernández, quien comentó que su ausencia podría durar seis semanas. El base italiano se retiró dolorido en el último minuto de la derrota continental en el OAKA y el pívot senegalés ya acumula partidos de baja por problemas de espalda. No viajó a la gira póstuma del entrenador catalán (Atenas y Andorra) y tampoco ha participado contra Partizan y Gran Canaria. Y el calendario empieza a enseñar su dentadura afilada.
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