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Este Baskonia indescifrable parece que puede levantarse y cuenta de nuevo con Cabarrot. Son las dos conclusiones positivas, casi las únicas, que pudo extraer la parroquia azulgrana a su salida del Buesa Arena. Reconciliado con el equipo que encontró en el último cuarto el pundonor ... y cierta coherencia baloncestística y resignado ante una nueva derrota de consecuencias espinosas a nivel clasificatorio.
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El flagrante tropezón ante la Virtus aún se sentía en Zurbano. El público volvió a silbar al conjunto de Pablo Laso durante el tramo del tercer cuarto en el que se dejó llevar y el retorno defensivo parecía serle ajeno. Lo inverosímil alcanzó la cota más alta en el inicio del conato de remontada. Kalinoski anotó un triple y se quedó a presionar el saque de fondo. Rogkavopoulos se sintió atenazado y apremiado por el reloj al no encontrar un compañero libre y optó por echarle el balón a los pies del escolta del Unicaja, que agradeció el regalo, erró su tiro cogió el rebote y celebró el triple posterior de Kameron Taylor ante el abandono azulgrana. En apenas diez segundos se pasó del 63-69 al 63-75.
Tocaba otra vez remar a contracorriente y el Baskonia lo hizo sin sus cuatro jugadores más contrastados con permiso de Cabarrot. Chima Moneke presenció el duelo desde el banco de lesionados con el tobillo inflamado tras su torcedura en Atenas. Donta Hall quedó relegado al banquillo tras otro duelo de desinterés general más allá de sus saltos. Y Markus Howard y Tadas Sedekerskis quedaron desplazados a roles específicos en unos instantes finales en los que las virtudes de Khalifa Diop dejaban de ser necesarias. El estadounidense jugó nueve segundos en los que no recibió el balón. Y el lituano uno. Fueron los únicos cambios de Pablo Laso.
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Carlos Pérez de Arrilucea
En aquel entrenamiento de puertas abiertas de finales de agosto era impensable que cinco meses después el Baskonia fuera a encontrar su mejor baloncesto en un quinteto formado por Baldwin, Forrest, Rogkavopoulos, Diop y Cabarrot. El francés se lesionó el 21 de noviembre ante el Olympiacos y Laso, en su interior, no esperaba contar con él hasta, como muy pronto, este viernes ante el París. Pero el galo aceleró los plazos de recuperación de su rotura fibrilar y fue un consuelo verle remontar la línea de fondo con la misma explosividad con la que arrancó la temporada.
En su primera rotación al inicio del segundo cuarto, erró la canasta tras un buen pase de Forrest y un triple liberado en la esquina. No volvería ya hasta el último periodo, cuando se echó al equipo a su espalda con una serie de fundamentos de lo más completa. Un tiro de media distancia, un triple, otro más adicional desde la otra esquina, un mate poderoso tras una puerta atrás y un corte en el que sumó dos puntos más gracias a que Osetkowski ayer las metía hasta en su propio aro. «Creo que le han echado de menos», expresó Ibon Navarro mientras veía que en su bando la riestra era de ataques mal ejecutados. El jugador de Cannes acabó con un +13 en su estadística en sus casi quince minutos. El siguiente azulgrana en este apartado fue Kamar Baldwin con +3.
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Con el empuje de aquellos que se sienten motivados y obligados a demostrar que guarda talento y liderazgo en su alma baloncestística, el Baskonia creyó en una remontada de esas que forman parte de su historia y carácter. El viernes llegará el momento de alzar su palmarés al techo del Buesa Arena, elevado en 2012 para un club que por primera vez en muchos años se encuentra más cerca de los puestos de descenso que de los de Copa.
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