El Baskonia, en el club de la alta nobleza

Primero de la fase regular contra el segundo superviviente del 'play in'. Viejos conocidos de siempre, con un enfrentamiento reciente en territorio blanco que se saldó con triunfo azulgrana. El Real Madrid será el favorito mientras que al Baskonia le tocará seguir exprimiendo ese ánimo contestatario que le ha mantenido vivo en una Euroliga en la que ha convertido en un arte el proceso de rehacerse después de cada destrozo.

El club vitoriano volverá a disputar el los cruces de cuartos después de cinco años. El Buesa Arena registró el último encuentro de play offs de su equipo el 26 de abril de 2019, una derrota contra el CSKA por 83-92 que liquidaba la serie a favor de los rusos con un 3-1. El vértigo de pelear por un puesto en la Final Four vuelve después de una larga espera. Une vez más, con las apuestas en contra en un play off al mejor de cinco asaltos y con la ventaja de campo para el Real Madrid. Como le gusta al Baskonia, que se sitúa ante la posibilidad de llegar a la que podría ser la sexta Final Four de su historia.

El estrépito vivido en Belgrado dio paso a dos días de descanso y recapacitación de errores para ponerse de nuevo firme ante el Virtus Bolonia. De por medio, la baja de Chima Moneke y la necesidad de reconfigurar esquemas. En este proceso, Dusko Ivanovic ganó la partida de largo a Luca Banchi.

El Baskonia volvió fresco al combate, guardó en el banquillo de inicio a Markus Howard. Nikos Rogkavopoulos (9 puntos, 7 rebotes y 8 de valoración) pasó a ser un alero más que válido y sin miedo al error para después confirmar que Tadas Sedekerskis (16 puntos, 7 rebotes y 25 de valoración) es lo que es; un capitán capaz de tirar del carro azulgrana, incluso desde la anotación. El Baskonia arrancó pletórico sin depender de Howard, mantuvo la cara cuando el Virtus Bolonia plantó cara y resolvió con acierto los primeros minutos de defensa sobre el escolta estadounidense. El pequeño gran anotador esperaría su momento en un tercer cuarto de despegue absoluto, dominado por la batura enérgica de Miller McIntyre y un despliegue defensivo que, al fin, se puso a la altura de lo que precisa un partido trascendental de la Euroliga.