'Opening game' desde la grada

En la variedad está el éxito del 'Opening Game' del Buesa Arena

«Yo, en cambio, soy al revés. En cuanto acabe el partido me iré por ahí», dice Eloy Sáez de Cortázar, abonado azulgrana desde el fatídico triple de Alberto Herreros (2005). «Me parece bien que se hagan cosas así. Cuanta más gente venga mejor, pero a mí lo que me gusta es lo otro», sentencia. Junto al vitoriano, ataviado con su camiseta del TAU, desfilaron otros muchos seguidores del Baskonia, suficientemente complacidos con la victoria y el juego azulgrana. Pero la mayoría del pabellón solo se levantó de su sitio para bailar, cantar, saltar o hacer el mejor vídeo –o foto– de un evento atractivo para diferentes públicos.

En el denominado 'Opening Game' (partido de apertura), la música se abre paso desde la previa. La txaranga hace las delicias en el Bakh tanto de los más asiduos al pabellón como de los noveles. Todos ellos confluyeron desde el primer alarido, con la salida a pista del Baskonia, y se fusionaron para aplaudir hasta con las orejas la espectacular presentación del equipo azulgrana, repleta de luz y un calor palpable. La única pega.

Al descanso, con muchos seguidores en los aseos o reponiendo fuerzas, irrumpió Juan Magán con su icónico 'Ella no sigue modas'. «Gracias al Baskonia por hacer esto posible», agradeció después de entonar ese «ayer la vi bailando por ahí» que levanta las mismas pasiones que desde su lanzamiento en 2012. Tan solo un aperitivo de lo que vendría luego, pero el catalán ya tuvo que salir de la cancha acompañado del equipo de seguridad. Y embadurnado de sudor.

A la media hora de aclamar «MVP, MVP» a Chima Moneke, Vicco descubrió al mundo que tiene algo más de repertorio que la célebre 'Nochentera', canción de este verano por goleada. Aunque tampoco mucho más. La catalana, natural de Tiana, lugar de nacimiento de Manel Comas, se apoyó en versiones del 'Sueño de Morfeo' y 'La Oreja de Van Gogh' para rellenar treinta minutos de concierto antes de relucir con la canción que le ha catapultado a la fama.

Con el graderío ya a medio gas, Maldita Nerea constató que es un grupo más de pop que de rock, al menos del que gusta en el País Vasco. Venido a menos en los últimos años, reverdeció los viejos laureles de su álbum 'El secreto de las tortugas'. Juan Magán culminó el plan establecido cantando a ratos, pinchando a otros, y deleitando hasta el final, muy sobrepasadas ya las once de la noche. Un final descafeinado con apenas 3.000 espectadores en las gradas tras más de siete horas de frenesí, pero un éxito.

Ahí están los datos. Tras la ampliación de 2012, el Buesa Arena se había llenado en cuatro ocasiones. En el último año, desde que arrancó la novedosa inicitiva de sumar artistas musicales al baloncesto, ya van tres. Además, el coliseo de Zurbano copa ocho de las diez mejores asistencias de la historia de la ACB. La cuarta y la quinta representan a los 'Opening game', que se quedan cerca de batir el récord de 15.544 espectadores establecido el 3 de enero de 2016 y el 30 de diciembre de 2018, en ambas ocasiones ante el Real Madrid. Lo que sí se superó fue la mayor afluencia de un derbi. Las 15.414 personas que presenciaron en el BEC el Bilbao Basket-Baskonia de la temporada 2006-2007 eran la mejor marca hasta ayer. Aunque desde el club no se conforman.

«Queremos ampliar la experiencia del partido», mantienen desde hace varias temporadas. «Intentar aportar a un show de basket el entretenimiento que merece la afición de Álava y lejos de sus fronteras», expresa el director de marketing Roberto Polanco. El público que ocupó ayer todos los asientos del Buesa procedía de cuatro países (Inglaterra, Francia, Italia y España) y 28 provincias, según fuentes oficiales. Una experiencia casi turística, al más puro estilo NBA.

Las franquicias recogen en sus inmensos pabellones a seguidores más allá del baloncesto, atraídos por la espléndida venta del producto que hacen los americanos. El Baskonia trabaja en esa dirección. «La gente está satisfecha porque ven que hacemos cosas», sentencia orgulloso Polanco, que promete trabajar en esa línea. La próxima, este viernes ante el Real Madrid con Iñigo Etxezarreta, de ETS, al descanso y Gatibu al final como oferta musical.