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Pocas situaciones parecen peores en el deporte profesional que quedarse prematuramente sin alicientes competitivos. Y en ese problema ha incurrido el decepcionante Baskonia del presente ... curso, un equipo que ahonda su declive baloncestístico lejos de revertirlo. A tres jornadas de concluir la fase regular, tras la inapelable caída en la cancha del Efes, perdió cualquier opción aritmética de repetir presencia en el play in. Un objetivo meritorio que alcanzó la campaña anterior, pero que esta vez ha visto a través de los prismáticos. Sirva como atenuante que las rampas de la Euroliga presentan tanto desnivel que aspirar al décimo puesto ya sabe a mucho teniendo en cuenta los presupuestos y las plantillas de clubes económicamente más poderosos. Pero, a la hora de localizar disculpas, la comprensión termina aquí.
El resto del balance presenta una neta descompensación entre virtudes y carencias, desgraciadamente a perjuicio de inventario. El decimocuarto puesto que ocupa el cuadro azulgrana con sólo dos trámites por delante para abrochar un ejercicio desalentador refleja la realidad de un grupo falto de hilvanes que le cosan. Los males salpican a todos los estamentos de la entidad. A toro pasado convendremos en que la composición del plantel a cargo de la secretaría técnica dista de lo idóneo para encarar dos frentes, torneos continental y doméstico, que sumados se alzan y de largo como el campeonato más duro a este lado del Atlántico. A estas alturas de la temporada, seis meses ya desde su arranque, cabía aguardar un baloncesto bastante más fluido, consistente, bueno y bonito con Pablo Laso en el banquillo. Y, desde luego, hay un puñado relevante de jugadores por debajo del radar.
El Baskonia, en su condición de visitante, alegra la vida a los adversarios que malviven con la cabeza baja. Su debilidad lejos del Fernando Buesa Arena es extrema, inaceptable para un conjunto que por su genética ha alardeado históricamente de competir siempre y en todo lugar. Cuando sólo resta el desplazamiento a Milán, el equipo azulgrana 'luce' un registro foráneo de 2-14, el peor de la Euroliga junto a Maccabi y Alba. Tan sólo ha regresado sonriente de sus viajes a Kaunas y a Belgrado, donde el club israelí purga su destierro por la guerra en Gaza. El resto, fiascos sucesivos, algunos tan acusados como Atenas (104-69), El Pireo (92-69) y Barcelona (91-68). De hecho, regresó con las orejas gachas ante adversarios que cierran la tabla: Alba, Virtus y Asvel.
Las alegrías rotundas se cuentan con los dedos de las manos. En la memoria dulce habitan las victorias en Betoño frente al líder Fenerbahce (88-76), Panathinaikos, tercero (91-77) y el duelo más redondo del curso, y su incontestable superioridad que sometió a todo un quinto clasificado como el Bayern (112-89). Gotas espaciadas de perfume dentro de un aspecto de andar por casa. Lejos del calor del hogar, el grupo alavés ha situado en entredicho unas cuantas noches el célebre 'carácter Baskonia', mucho más que un certero eslogan porque tras el lema se erguía un contenido inapelable. Cierto que esa caída de competitividad se advierte bastante más los domingos que entre semana, cuando los jugadores sienten los focos del gran escaparate que es la Euroliga.
Los periodistas nos quejamos de las frases hechas y los lugares comunes a los que se aferran los protagonistas. Así que nos sorprenden manifestaciones de camisa abierta como las del técnico vitoriano tras el último repaso que llegó a tenerle 32 puntos abajo (47-15) en Lugo. Laso desveló que él propone recomendaciones y algunos discípulos descomponen. Un discurso que priva de la muleta redentora a él mismo y a la plantilla. Lo cierto es que la ilusión fundada que supuso su fichaje a finales de junio se ha tornado en desencanto porque los resultados traducen las deficiencias del baloncesto azulgrana.
Medio año después de la primera pelota al aire no se atisba un juego colectivo. Los ataques 'descansan' en propuestas individuales que encajan con el modo goleador de entender este deporte que tienen Howard y Moneke. Cuestión aparte se merece la campaña del tirador inaudito, cuyos porcentajes y peso ofensivo se han desplomado de los cursos anteriores a este. Buena parte de esa pérdida de protagonismo cabe hallarla en un base como Forrest que apenas mira al escolta de los triples imposibles. Sí, pese al crecimiento del 'uno' estadounidense en las últimas semanas, parece evidente que la gerencia deportiva no ha clavado los fichajes en esa demarcación y tampoco en la batería interior.
Hall aparece como el prototipo de hombre hábil para firmar estadísticas fundamentadas más en el efectismo (sus tapones y mates aéreos) que en la efectividad. Construye números que edulcoran sus desconexiones defensivas. Diop no avanza la zancada necesaria y Samanic, calidad y recursos adelante, encarna esas pérdidas de concentración que ensucian a un equipo de errores groseros. Como las reiteradas entregas al contrario en los saques de fondo o las desatenciones reboteadoras del aro propio.
2-14 Balance
Azulgrana como foráneo, el peor junto a los equipos de Tel Aviv y Berlín
¿Notas positivas? Los deberes emprendidos hace mucho tiempo desde la planta noble del club para atornillar el equipo en el mejor campeonato continental. Ahora mismo, y a la espera de revertir el declive deportivo, el Baskonia vive de su prestigio internacional. ¿Alguna más? La evolución de Rogkavopoulos, alero joven, tirador valiente y velocísimo que acredita un 44,2% de acierto desde el arco. El 'tres' griego firma casi diez puntos y cuatro rebotes en apenas diecinueve minutos sobre el parqué.
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