El Baskonia acude a un escenario para revertir la tarjeta de visita

Casi siempre hay causas que explican las consecuencias. Y en el caso del conjunto alavés, la transformación de la mandíbula recia de un cancerbero potente en el Fernando Buesa Arena a los dientes de leche lejos del hogar. El canto de las cifras ahorraría más comentarios. Catorce muescas por sólo tres decepciones al amparo de su parroquia el curso pasado, incluidas veladas gloriosas para el recuerdo perenne; cuatro escuálidos éxitos como viajero y trece retornos sin una alegría que meter en el equipaje de vuelta a Vitoria.

El cuadro que adiestra Joan Peñarroya padeció durante el último ejercicio el síndrome de la clase turista. A los jugadores se les adormecían las piernas cuando volaban a destinos del mapa europeo. Y el calendario depara una cita presuntamente amable para revertir la tendencia derrotista en el papel del viajero. Eso parece cuando el primer duelo continental esta campaña lejos de Betoño le conduce a la capital germana.

El grupo que entrena Israel González, cántabro con fértil meritoriaje grancanario, sólo dejó dos adversarios por detrás en la tabla clasificatoria de abril tras un balance negativo de 11-23. Se trata de un cuadro bonito de ver al que se le atisba cierta falta de autoexigencia para traducir el buen baloncesto en la solidez de los resultados. Entre esa relativa autocomplacencia y las bajas por lesiones que pregona con vistas a la convocatoria de mañana cabe imaginar que el equipo vitoriano dispone de una buena oportunidad para invertir las tendencias. La temporada anterior apenas caía en casa -y lo hizo en el duelo inaugural hace cinco días contra el Real Madrid- y en contadísimas ocasiones triunfaba lejos del santuario de Zurbano.

Tampoco lo consiguió en Berlín, donde un encuentro resuelto sobre el filo de la navaja cayó a favor del bando alemán (85-84) en la noche estelar del local Tamir Blatt (19 puntos y 9 asistencias) y del visitante Pierriá Henry (24 y 5), fuera de la circulación de la canasta desde el ya remoto mes de enero. Eran tiempos de escasa contundencia bajo los aros, mal que el club ha tratado de contener en verano con los fichajes del hiperactivo Chima Moneke y la exuberancia física de Khalifa Diop.

El Baskonia del curso anterior proporcionó alegrías contadas al ver sus actuaciones por Europa a través de los dispositivos móviles. Reconociendo, eso sí, que las seleccionó como auténticos golpes de efecto. Desde la victoria inaugural en Valencia para seguir por el 'triplazo' de Costello ante la mano abierta de Rudy Fernández en el WiZink Center o la semana de la gloriosa pasión turca, con éxitos consecutivos en los dos pabellones de Estambul.

A cambio, algunas derrotas previsibles y unas cuantas decepciones resaltadas en letra cursiva. Como los hechos dolorosos de ceder en Villeurbanne, Atenas ante aquel Panathinaikos descosido y previo a tirar el Partenón por la ventana, Milán del decepcionante Armani más Bolonia del inestable Virtus y el duelo directísimo de Kaunas. Por no mencionar, que falta hace, esa derrota sobre el alambre en Berlín, la ciudad que abre mañana al Baskonia la ventana redentora.