La línea que separa la velocidad con la precipitación es muy delgada y muy fácil de traspasar, convirtiendo lo que parece que tienes controlado en un caos. Los baskonistas que hicieron un primer tiempo primoroso en Zaragoza apabullaron al rival no sólo en los números ... del marcador, sino en todo lo que fue pasando en la cancha. Fueron momentos de velocidad, de compartir el balón con lucidez y de un acierto notable desde la línea de tres.
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El 43-60 al descanso no presagiaba los apuros que pasaron después. El tercer período fue el reverso de lo disfrutado hasta entonces. No hubo calma en el Baskonia y los de Martin Shiller cogieron el aire al juego para acercarse al tanteador, aunque no lo suficiente para darle vuelta. Al final, una victoria merecida por 83-97 que es de lo que se trataba.
El Baskonia de Joan Peñarroya necesita de la velocidad para dar rentabilidad a sus fortalezas. De momento demuestra que a un ritmo alto, donde se produzcan muchas ocasiones, es muy eficaz. La prueba del algodón muestra la facilidad con que sus marcadores se acercan a los cien puntos. La capacidad generalizada de la plantilla para anotar de tres puntos hace que sus rachas sean muy potentes, de alguna forma diferenciales. Como dispone, además, de muchos jugadores con esa capacidad para anotar desde ahí, no necesitan depender en exclusiva de solo de un solo jugador. Aunque siempre hay alguno con más jerarquía que otro.
Hasta el momento, la apuesta por un equipo con banquillo largo le permite mantener un ritmo de juego muy veloz porque el esfuerzo se reparte entre todos y en una competición con tantos frentes es una opción de mucho valor. La conexión entre el planteamiento del entrenador y la plantilla suena muy bien. La implicación en la idea de juego cada vez es más clara y sobre todo porque se ha producido en muy poco tiempo. Cada partido que se sucede la mejora es manifiesta. Si el viernes pasado se conseguía una heroicidad frente al Partizan de Obradovic, frente a los maños el esfuerzo no fue menor.
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Mientras coordinan el control de la propia velocidad a la que se quiere jugar, pasará un tiempo en que como en Zaragoza se pase en algún momento del control a la pérdida del mismo. Es bueno que la idea se mantenga con fe, sin dudas, porque el paso de los partidos va a ayudar a que todo sea mejor. El techo de este equipo se perfila con más recorrido. Lo importante es que hasta el momento se transmite que esta forma de hacer es buena, que consigue resultados y que además es muy atractiva para el espectador. Algo que se ha echado en falta durante mucho tiempo. Por eso sea bienvenida.
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